Cardenal Cañizares: Totalitarismo, derechos humanos y democracia (I)

Entrevista al primado de España y vicepresidente de la Conferencia Episcopal

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TOLEDO, martes, 25 julio 2006 (ZENIT.org).- Con el trasfondo del V Encuentro Mundial de las Familias recientemente realizado en Valencia, Jaime Antúnez, director de «Humanitas», revista de antropología y cultura cristiana de la Pontificia Universidad Católica de Chile, entrevistó detenidamente al cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo, primado de España y vicepresidente de la Conferencia Episcopal española. Estos son algunos de los principales apartes de dicha conversación.

– En una cultura como la que se impone en España, en Europa y en todo Occidente, con una fuerte carga ideológica secularista, ¿puede afirmarse que es en el ámbito de la familia donde este secularismo se manifiesta de modo más evidente y agresivo?

–Cardenal Antonio Cañizares: Pienso que no es la familia el ámbito donde se genera ese secularismo, sino que es el ámbito que más lo está sufriendo. La familia en España es en concreto una familia cristiana, aun cuando no sea practicante. Aún cuando esté muy sacudida por los vientos de la secularización, por todo el poder mediático que difunde una ideología relativista. Hay unos recursos en la familia española todavía muy valiosos y estamos aún a tiempo de que recupere su verdad. Pero es cierto también que la familia española, por las presiones de ese poder mediático, por las legislaciones tan agresivas en su contra, está sufriendo un fuerte relativismo, que estriba en vivir fuera de la verdad que la constituye, con lo cual las personas caen muchas veces en situaciones lamentables.

-Sus declaraciones han descargado fuertes responsabilidades en el Gobierno socialista por lo que sucede con la familia.

–Cardenal Antonio Cañizares: En los últimos años hemos asistido a una escalada contra la familia por parte del Gobierno socialista ayudado por otras fuerzas políticas y otros poderes o grupos como el del imperio gay o el de ciertas ideologías y organizaciones feministas, que intentan imponer la ideología de género. España ocupa uno de los últimos lugares de Europa en política familiar, el de menos ayuda a la familia; es, junto con Grecia, la nación europea con más bajo índice de natalidad, donde la población juvenil más a decrecido en los últimos 25 años y donde más se ha incrementado el número de abortos en los últimos diez años; ocupa el tercer lugar en el crecimiento de rupturas matrimoniales en la última década. Y, simultáneamente, ha ido más lejos que ningún otro país de la Comunidad Europea en materia legislativa contraria y dañosa para la familia.

Una vez más hay que decir que el futuro de la familia depende de que ésta pueda vivir su verdad, de que supere el relativismo al que se le empuja. La familia podrá ser educadora y transmisora de la fe si supera ese relativismo. Si no lo supera, continuará en una crisis, crisis de fe que arraiga en una crisis de verdad, porque no tiene fundamento principal para apoyarse y vivir con toda esperanza lo que es.

–A fines de marzo pasado, con ocasión de los 40 años de la clausura del Concilio Vaticano II, la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal española, de la cual usted es el Vicepresidente, ha emitido una estudiada declaración titulada «Teología y secularización en España» –de amplia repercusión en todo el mundo católico iberoamericano– en la que se exponen los destructivos efectos de la ideología secularista al interior de la teología moral. ¿Guarda esto también relación con el tema de la familia y en concreto con la misión de transmitir la fe que tiene la familia, tema central del V Encuentro Mundial en Valencia?

–Cardenal Antonio Cañizares: Efectivamente. La enseñanza teológico-moral en España no ha ayudado a vivir la verdad de la familia, no ha ayudado a que la familia cristiana sea esa pequeña iglesia doméstica que quiere la «Familiaris consortio». No ha ayudado a que se viva la familia cristiana como signo y como icono de la alianza de Dios con la humanidad, a que la familia sea lugar de encuentro con Dios en la comunidad.

–Y, ¿cómo se ha producido eso que una teología moral induzca a la secularización de la familia?

–Cardenal Antonio Cañizares: Se producido eso, porque no ha sido precisamente la antropología que la Revelación muestra en Jesucristo lo que ha estado en la base de esa teología moral. Y claro, todo eso se ha difundido después en cursos prematrimoniales, se ha difundido a través de movimientos familiares que han extendido, por ejemplo, una lectura falsa de la encíclica «Humanae vitae» de Pablo VI o incluso contraria a ella, encontrándose allí muchas de las claves de esa teología moral. Se ha propugnado, en consecuencia, que lo importante era simplemente el amor y no la apertura a la vida. Se ha enseñado que siendo efectivamente indisoluble el matrimonio, esa indisolubilidad radicaba sólo en una decisión de los cónyuges.

Es, como se ve, una moral que se basa únicamente en la decisión personal y no en lo que son las realidades objetivas, que nos vienen dadas por la Revelación y con la misma naturaleza creada. Esa teología moral, en resumen, no ha difundido al Dios creador, la suprema realidad que ha hecho al hombre y lo ha hecho, a imagen suya, hombre y mujer.

Todo eso ha influido muy negativamente en la secularización de la familia. Y si se seculariza la familia, se seculariza toda la sociedad.

–Algunos obispos españoles han hecho ver, en diversas declaraciones, que se da en esta nación ahora mismo un hecho inédito en la historia de la civilización, como es la supresión del matrimonio.

–Cardenal Antonio Cañizares: Aquí en España, en efecto, lo más grave que ha acontecido en la legislación es que en el Código Civil desaparece la realidad del matrimonio, siendo sustituida simplemente por la unión de personas; y que las condiciones de «padre» y «madre» son sustituidas por la pura denominación de «cónyuge». En razón de lo cual el matrimonio no existe. En ninguna parte del mundo se habla de matrimonio de personas del mismo sexo; matrimonio propiamente sólo es entre hombre y mujer. En el Código Civil, esto es un hecho enorme, ha desaparecido de hecho la expresión jurídica natural de matrimonio entre un hombre y una mujer.

–Conversando de esta misma situación con el arzobispo de Granada, Monseñor Javier Martínez, me expresaba lo siguiente: «Yo creo que hay dos aspectos muy visibles en la revolución nihilista que se vive actualmente en España. Uno es el deseo de barrer de la vida cultural y social cualquier elemento incluso residual de la tradición cristiana o de referencia a la tradición cristiana, a la concepción cristiana de lo humano. Luego, unido a eso, va la invención de ‘nuevos derechos’, porque el hombre es concebido como un pequeño absoluto para quien todo es posible, y todo aquello que es posible y agradable, inmediatamente agradable, sin consideración de las consecuencias, sencillamente se convierte en un derecho de manera ficticia». ¿Podría usted comentar este segundo aspecto referente a los «nuevos derechos»?

–Cardenal Antonio Cañizares: Derechos humanos, en esa nueva concepción, ya no son los que están inscritos en la naturaleza humana. Derechos humanos ya no son algo que antecede a la decisión del hombre, a la decisión de las mayorías, a la decisión del poder, sino algo que se señala por el poder, sea éste el poder totalitario de un hombre, el de las mayorías o el que se genera a través de la manipulación de la opinión pública. En definitiva, el poder. De esta manera es el ser humano quien decide y quien da explicación absoluta de sí mismo, con lo cual no hay derechos humanos.

En estos momentos estamos asistiendo -y España es uno de los exponentes más netos- a un
a crisis profundísima de los derechos humanos, pero con esa crisis profundísima no puede haber democracia.

–Habla usted de totalitarismo…

–Cardenal Antonio Cañizares: Es una actitud totalitaria. Da lo mismo que sea un totalitarismo parlamentario o sea el totalitarismo de un señor, pero es totalitarismo. Lo que vale es lo que la mayoría o el poder supremo define, y si define algo ajeno al orden natural creado, por qué no… Y eso se eleva como criterio. Es lo que vimos con el discurso de investidura del presidente, donde habló que promovería que cada uno pudiese decidir sobre su sexo. Pero si cada uno puede decidir sobre todo eso y todo es cuestión de decisión, entonces por qué no va a ser también legítima la violencia, por qué no va a ser legítimo el robo, si es uno el que decide. En esta concepción no hay nada objetivamente bueno ni malo.

–El positivismo en su expresión más radical.

–Cardenal Antonio Cañizares: Así es.

–Ha llamado mucho la atención en los países americanos -y una vez más de modo ejemplar- la reacción de los católicos españoles en la defensa del verdadero matrimonio y de la familia tradicional. No es habitual que dos millones de personas salgan a la calle, como en junio del año pasado, y que un grupo importante de obispos acompañe una manifestación de esa naturaleza convocada por una organización civil. ¿De qué manera cree Su Eminencia que el V Encuentro Mundial de las Familias fortalecerá esa capacidad de resistencia frente al claro e inédito propósito que se da en España de eliminar institución del matrimonio?

–Cardenal Antonio Cañizares: Cuando las familias recogieron firmas, cuando las familias salieron a la calle en dos ocasiones, fue para decir sí a la familia, sí al matrimonio entre el hombre y la mujer, sí a la vida, sí a lo que está en la entraña misma de la verdad de la familia; sí al derecho y al deber inalienable que los padres tienen a educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones, sí a esa enseñanza religiosa que los padres piden, sí a una educación que sea verdaderamente humanitaria. El Encuentro Mundial de las Familias ha sido la ratificación por parte del Papa y por parte también de otras familias, de otras partes del mundo, de eso mismo que las familias españolas están defendiendo, proponiendo y queriendo a que se les aliente. Y se han sentido muy alentadas; el Encuentro de Valencia habrá sido para ellas no solamente un aire fresco que llegó, sino que como la gran fuerza del Espíritu y la gran fuerza de la Iglesia que les dice ¡adelante!, tened confianza en vuestros propios recursos y en vuestra propia realidad, que por ahí va el futuro y el mejor servicio que podéis hacer a la sociedad.

[La segunda parte de esta entrevista será publicada este miércoles, 26 de julio]

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ZENIT Staff

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