Cardenal Cipriani: La continuidad hace grande el espíritu de Lima

Misa por el 477 Aniversario de la fundación de la capital peruana

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LIMA, jueves 19 enero 2012 (ZENIT.org).- “Podemos tener discrepancias, pero busquemos modos de trabajar unidos y si hay que rectificar, rectifiquemos; pero tengamos esa grandeza de ánimo, esa humildad, ese respeto para no humillar; como en una familia”, afirmó el cardenal Juan Luis Cipriani en la celebración eucarística que presidió por el 477 Aniversario de la fundación de Lima, capital de Perú.

El cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, pidió a Dios que una a la gran familia limeña para que haya continuidad en el desarrollo de la ciudad, sin que se subraye tan sólo una historia de contradicciones y enfrentamientos, informa a ZENIT el Arzobispado de Lima.

“La identidad de nuestra vida en esta ciudad va más allá de las coyunturas y de las dificultades pasajeras. Esta institucionalidad y respeto por lo que constituye esta realidad de la ciudad trasciende tanto a quienes nos antecedieron como a los que nos sucederán. Y precisamente esa continuidad es la que hace grande el espíritu de una ciudad”, reflexionó.

Recordó que es muy importante valorar el lugar en donde todos procuran ser mejores personas y mejores ciudadanos. “Les pido a todos un esfuerzo grande para que el ambiente y el clima social hagan de esta maravillosa ciudad un lugar hermoso, agradable y habitable. No nos acostumbremos a estar resaltando solo lo malo, lo difícil y lo contradictorio”, animó.

“Esa realidad no solo cae sobre quien tiene el deber de gobernar, cae sobre todos nosotros. Cada uno, con nuestro ejemplo, construimos o destruimos. Hace falta una gran cruzada cívica de educación que sin tantos análisis ni diagnósticos implante nuevamente en la ciudad el respeto por las normas y por el orden público”, continuó.

Exhortó también a los medios de comunicación para que cumplan con el “gran deber de ayudar y educar a la población en ese respeto, para que esa casa común que es la ciudad nos ayude a todos a seguir con entusiasmo”.

El arzobispo de Lima manifestó la importancia de dejar de lado prejuicios e ideologías para hacer de Lima una ciudad bonita y correcta, en donde la gente encuentre un lugar adecuado para vivir.

“Señor, siembra en nuestros corazones paz, fuerza, entusiasmo, capacidad de entendimiento. No levantemos dedos acusadores, no descalifiquemos a quien pide o busca perdón; busquemos puntos de encuentro, esa base fundamental en donde todos podemos unirnos para ir buscando las soluciones”, expresó.

Comentó también que Lima, desde su fundación, nació y se cultivó bajo la religión católica. “Siempre hemos escuchado que al empezar el Acta de Fundación se invoca la ayuda de Dios, no queriendo hacer de la religión católica un elemento de división. Lima nació bajo la bendición de la Trinidad, nació y se cultivó bajo la sombra de una santa Rosa de Lima, de un san Martín de Porres, de un santo Toribio de Mogrovejo”, afirmó.

Finalmente, animó a todos a hacer de la ciudad una casa acogedora, realizando un gran esfuerzo para hacer una política grande a favor del bien común, de la familia y de la persona.

“Qué bonita es nuestra ciudad y cómo nos convoca hoy a todos a hacer un esfuerzo especial, estamos a tiempo y tenemos el deber de intentarlo. Que Dios bendiga a esta ciudad”, culminó.

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ZENIT Staff

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