Cardenal de Washington: La Iglesia en Estados Unidos es sumamente hispana y esto «es una bendición»

Perspectivas de la conferencia binacional de obispos de México y ese país sobre migración

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EL PASO, martes, 28 junio 2005 (ZENIT.orgEl Observador).- Del 23 al 26 de junio ha tenido lugar en El Paso, Texas, la histórica Conferencia Binacional de Obispos de México y Estados Unidos donde han participado cerca de 200 personas relacionadas con el fenómeno de la migración.

La reunión, que tenía por lema «No más extraños: juntos en la jornada de esperanza», hunde sus raíces en la carta pastoral sobre migración emitida en forma conjunta por las conferencias de obispos de México y Estados Unidos en 2003, y ha tenido el propósito de evaluar las acciones emprendidas a raíz de dicho documento y analizar la situación actual de los migrantes.

La Hermana Sonia Delforno, misionera de San Carlos (Scalabrinianas) y secretaria ejecutiva de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Movilidad Humana (CEPMH), participante en la Conferencia, señaló a El Observador y Zenit: «La reunión partió analizando cómo se está poniendo en práctica la carta pastoral «Juntos en el camino de la esperanza ya no somos extranjeros», ya que el contenido y los alcances son muy amplios y es la que orienta la actividad para ambas comisiones de pastoral de la movilidad humana».

En el encuentro participaron una veintena de obispos de ambos países, entre los titulares de las diócesis de la franja fronteriza México-Estados Unidos, así como otros obispos de la diócesis de origen de los migrantes; además de unos 150 integrantes de comisiones diocesanas de pastoral de movilidad humana y de organizaciones que velan por los derechos de los inmigrantes, juntamente con académicos estudiosos del tema.

Durante la reunión hubo una serie de ponencias que buscaron iluminar la actividad pastoral; además de mesas de trabajo para reflexionar tópicos relacionados con el fenómeno migratorio. Entre estas mesas, cuatro reflexionaron en concreto sobre el trabajo pastoral de la Iglesia católica con relación a los migrantes; mientras que cuatro mesas más abordaron la cuestión de las políticas migratorias de ambos países.

Las mesas de trabajo fueron sobre desarrollo de las políticas migratorias de México y Estados Unidos; derechos de los indocumentados; servicios que se prestan a comunidades vulnerables que son víctimas de tráfico ilegal de seres humanos y temas relacionados sobre migración y esfuerzos encaminados por la Iglesia católica y la sociedad civil.

Otras dos mesas del Encuentro se vivieron a manera de taller de entrenamiento, desde un enfoque formativo para agentes de pastoral migratoria. Los temas tratados fueron sobre los medios de comunicación social y la migración, además de cómo romper las barreras en las comunidades que son divididas por el tema de la migración, dentro y fuera de las mismas comunidades.

Señaló la Hermana Delforno que «por las evaluaciones que se han tenido, éste fue un encuentro histórico, ya que anteriormente sólo se había trabajado conjuntamente en la elaboración de la Carta Pastoral y en análisis de realidad migratoria; siempre en pequeños grupos o comisiones; sin embargo este trabajo de ahora ha sido más amplio, donde ha imperado un clima de confianza, de compartir, de compromiso y entendimiento».

A favor de la justicia para los inmigrantes
Fruto de este encuentro han sido los tres grandes temas a trabajar: primero, la cuestión de las políticas migratorias, «porque México no tiene una ley para migrantes, tiene una Ley General de Población, pero no alguna específica; mientras que en Estados Unidos se insiste en reestructurar sus leyes sobre el tópico migratorio, como la «Real ID». En este sentido hay un trabajo arduo por delante para lograr que estas leyes sean más humanas, respetuosas de los derechos humanos, que tengan en cuenta la dignidad de la persona humana«, indicó la Hermana Sonia.

Por otro lado, el segundo tema tiene que ver con la cuestión pastoral: «Se habló de la campaña que la Conferencia de obispos de Estados Unidos ha lanzado en los medios de comunicación norteamericanos desde mayo pasado, como respuesta a la aparición de grupos “caza inmigrantes” y a la aprobación de la ley «Real ID»».

La campaña, con un enfoque pastoral-educativo, llamada «Justicia para los inmigrantes: una jornada de esperanza», tiene como finalidad influir en la reforma de tan controvertida ley, y parte de la premisa de que es necesario la conversión de los fieles católicos y la gente de buena voluntad hacia la causa del migrante; para, después, llegar a la sociedad civil, en todos los niveles posibles y así favorecer el cambio de mentalidad respecto al migrante, porque muchas veces es visto como un delincuente. De ahí, del cambio de mentalidad y de actitud hacia el migrante se busca el cambio de las leyes injustas, indicó la misionera scalabriniana.

«Además –acotó–, otro gran tema de trabajo es la labor específica con grupos vulnerables. Esto implica la conversión, la sensibilización de la sociedad civil y de la misma Iglesia para el cuidado pastoral de los inmigrantes».

«El punto de partida –dijo– será siempre la comunión, porque Cristo nos enseña que somos hijos de un Padre común, por tanto hermanos; de esta realidad de comunión debemos llegar a la solidaridad».

Una llamada importante en este tema ha sido la insistencia en que la formación en los seminarios, en lo que toca a la formación pastoral, contemple la pastoral de la movilidad humana, específicamente el cuidado de los migrantes.

«Se insistió, de igual manera, en el incentivo, la animación y la promoción de las comisiones diocesanas de pastoral de migrantes, de tal manera que sean verdaderamente activas en lo pastoral. Igualmente se concluyó la importancia de varios sectores sumamente vulnerables: los migrantes indígenas, sobre todo, aquellos que no hablan español y que requieren una atención especial; además de las mujeres y de los niños que emprenden la travesía solos, revela la relgiosa.

En el rostro de los inmigrantes está el rostro de Cristo
Durante su participación, el cardenal Theodore McCarrick, arzobispo de Washington, señaló que la Iglesia católica de su país tiene una deuda con sus fieles hispanos que consiste en promover la reforma de las leyes migratorias, que a todas luces son atentatorias, y agregó que la Iglesia en Estados Unidos es sumamente hispana, y eso significa una bendición.

El cardenal McCarrick ponderó los valores que los inmigrantes traen a Estados Unidos y lo necesarios que son para el país del Norte. Además, iluminó el tema de la migración desde el ángulo de la fe, porque «en el rostro del migrante vemos a Cristo». Sin embargo señaló que «tristemente, la experiencia actual de la migración, de acuerdo con los obispos de ambos países, está lejos del Reino de Dios que Jesús proclamó».

Por su parte, Gerald Barnes, obispo de San Bernardino y presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, dijo que el actual estatus en la política migratoria es «inaceptable».

Ya, anteriormente, el obispo de Ciudad Juárez y presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Movilidad Humana, de México, Renato Ascencio León se había pronunciado en el mismo tenor, mientras reconocía que los inmigrantes «son hermanos independientemente de raza, religión o nacionalidad».

Antes de dar inicio al encuentro binacional, los obispos y algunos de los participantes tuvieron la oportunidad de realizar un recorrido por el Centro de Procesamiento de El Paso, la prisión donde la Patrulla Fronteriza retiene a decenas de indocumentados mientras se sigue el proceso de su deportación.

Importante también fue la participación del secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Ern
esto Derbez Bautista, quien señaló que los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos no son terroristas y recalcó que son personas trabajadoras y honestas, «que hacen enormes sacrificios».

Por su parte, el senador republicano por Texas, John Connyn, ilustró una posible reforma de las leyes estadounidenses en materia de inmigración y tráfico humano.

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ZENIT Staff

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