Cardenal Dias en la Universidad Urbaniana: «Sin amor por los demás, toda ciencia es inútil»

ROMA, miércoles, 10 octubre 2007 (ZENIT.org).- «Sin amor por los demás, toda ciencia es inútil»: es la clave que el cardenal Ivan Dias dio el lunes a profesores y alumnos de la Pontificia Universidad Urbaniana (Roma), de la que es Gran Canciller.

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Prefecto de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, el purpurado presidió la solemne concelebración eucarística «de Spiritu Sancto» con ocasión de la inauguración del curso académico 2007/08.

La Pontificia Universidad Urbaniana (www.urbaniana.edu) es una institución académica que forma parte del citado dicasterio misionero. Sus orígenes se remontan a 1627. Tiene, como peculiaridad, la misión.

«Venimos de muchos países, que representan mundo y culturas diferentes –dijo el cardenal Dias, explicando el sentido de la Eucaristía del lunes–. Sin embargo, somos parte de una única familia sin fronteras, en la que cuanto se podría separar, se compone en la comunión con el Señor y en la escuela de su Palabra».

El diario de la Santa Sede «L’Osservatore Romano» difundió este miércoles las claves de la homilía del cardenal Dias.

Procedentes de un centenar de países del mundo, muchos de los estudiantes de la Urbaniana «llevan consigo las heridas de los pueblos a los que pertenecen –reconoció–: las de la guerra, las de las enfermedades, de condiciones materiales difíciles, a veces hasta de la persecución».

«Pero nosotros no estamos aquí para olvidar o para huir de situaciones complicadas –advirtió–, sino para prepararnos para volver a nuestros países y a las situaciones de las que venimos como misioneros, como hombres y mujeres cultos y santos que no viven para sí mismos, sino para el Señor».

Siguiendo la liturgia de la Palabra, el purpurado profundizó en el tema de la «compasión» remitiéndose a la invitación paulina «vence el mal con el bien» y a la figura del Buen Samaritano.

El vínculo entre este pasaje evangélico con la presencia en la institución académica –intentado ser buenos profesores y estudiantes– está en que «sin amor por los demás, sobre todo por los pobres, toda ciencia es inútil», aclaró el cardenal Dias.

De ahí su invitación: «entrar con el estudio en el conocimiento de los misterios divinos, para llevar a cabo nuestra batalla por el bien, con la inteligencia de una razón alimentada por la fe y la caridad».

En un mundo donde todo se cuestiona y el hombre se siente dueño absoluto de la vida, es necesario permanecer «anclados en el Señor» –exhortó–, amándole «como Él nos amó», amando a todos sin distinción, para ser anunciadores incansables del Evangelio.

«Convirtámonos en misioneros del amor de Dios, hombres y mujeres sabios y santos al servicio de Dios y de la humanidad», concluyó.

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ZENIT Staff

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