Cardenal Maradiaga: “La JMJ no es un Woodstock católico"

Catequesis de este viernes del arzobispo de Honduras

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SYDNEY, sábado, 19 julio 2008 (ZENIT.org).- En medio de un ambiente festivo y distendido, el arzobispo de Tegucigalpa (Honduras), cardenal Rodríguez Maradiaga se dirigía en la mañana a los jóvenes de habla hispana que están participando en la Jornada Mundial de la Juventud, en la tercera y última de las catequesis preparatorias organizadas para estos días previos a los actos culminantes, que se celebraran durante el fin de semana.

Esta vez, se trataba de profundizar sobre la idea de saberse enviados por el Espíritu Santo a dar testimonio del evangelio en el mundo. Los días anteriores, se habían tratado temas también relacionados con el Espíritu Santo, eje trasversal y leiv motiv de toda esta JMJ.

Con el estilo de san Juan Bosco, entre cantos y bromas, el cardenal, quien es también presidente de Cáritas Internacional, ha hablado a los jóvenes de la necesidad de dar razón y testimonio de la fe en el mundo. «El Señor nos llama urgentemente a ser testigos de su evangelio», decía, repitiendo una y otra vez las palabras de San Pablo: «El amor de Cristo nos apremia».

Entre los presentes en la catequesis, había jóvenes de la Diócesis de Monterrey (México), encargados de la animación litúrgica y pastoral, y de otros países latinoamericanos como Puerto Rico, Republica Dominicana o Venezuela. También acudieron jóvenes de las diócesis de Madrid, Alcalá y Getafe, así como de otros puntos de España. A todos ellos, el cardenal les recordaba que la Jornada Mundial de la Juventud «no es un Woodstock católico sin drogas ni alcohol, como algunos dicen, sino un testimonio del Espíritu Santo».

Por eso, exhortaba a los jóvenes a que estos días de encuentro no fueran para ellos más que el punto de partida de la fase verdaderamente importante de la JMJ: la de dar testimonio de su fe a su regreso, en sus ambientes cercanos y especialmente en las situaciones difíciles de la vida cotidiana. En este sentido, el cardenal hondureño recordaba a los jóvenes que, para afrontar los miedos, necesitamos la fuerza del Espíritu Santo, tal como reza el lema de esta XXIII Jornada Mundial, tomado del libro de los Hechos de los Apóstoles.

El obispo Maradiaga insistía en que no es necesario hacer grandes cosas para ser testigo de la fe, sino hacer lo que debemos hacer en cada momento, siendo fieles a nuestra fe en Cristo. Al respecto, presentaba a los jóvenes asistentes las figuras de los jóvenes santos salesianos Ceferino Namuncurá, Domingo Savio y Laura Vicuña, que supieron, a su corta edad, vivir la vida cristiana en profundidad. «No le pongamos trabas al Espíritu -añadía- para que pueda hacer de nosotros verdaderas obras de arte».

En otro momento de su alocución, el cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga recordaba las palabras de Don Bosco: «Tristeza y melancolía, fuera de la casa mía», y explicaba a los jóvenes presentes que la idea de Don Bosco era que el que vive en Gracia de Dios vive la autentica alegría, la que brota del corazón, mientras que el que vive en el pecado esta triste. Y apuntaba: «Se han fijado ustedes en lo triste que esta el mundo? Pues esa es nuestra misión, irradiar la alegría, porque el mundo vive triste y necesita la alegría.»

Antes de prepararse para presidir la Eucaristía, concelebrada junto con los otros 3 obispos y casi una veintena de sacerdotes presentes, lanzaba un último mensaje, en tono jocoso a los jóvenes: «San Pablo decía ‘Ay de mi, si no evangelizo! Pues, ay de ustedes, si la JMJ de Sydney se acaba en Sydney! Entonces, buena sepultura y que descansen en paz».

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ZENIT Staff

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