Cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga

Nacido el 29 de diciembre de 1942

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El cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, salesiano, arzobispo de Tegucigalpa, nació en Honduras el 29 de diciembre de 1942. Recibió la ordenación sacerdotal en 1970 y Juan Pablo II lo creó cardenal en el 2001.

Muy marcado por el carisma salesiano, siempre ha estado cerca de la gente, demostrando sensibilidad a los problemas de la pobreza y caridad. Atento a la tradición de la Iglesia y al mismo tiempo es considerado abierto a la innovación. Se mueve muy bien en la Curia Romana y tiene experiencia sobre las necesidades reales de las poblaciones de los países pobres o en vías de desarrollo.

Se desenvuelve bien los periodistas, domina seis idiomas y posee el título de piloto aeronáutico. Estudió psicología clínica y psicoterapia en Innsbruck, cuando dichos temas eran tratados con sospecha por los eclesiásticos

Se volvieron famosas sus palabras en 2003, antes de la guerra en Irak, cuando denunció que las armas de destrucción de masa más que las químicas son la pobreza y la injusticia.

Sus denuncias al narcotráfico y la corrupción le valieron muchos enemigos, al punto de tener que viajar con guardaespaldas. Describió la justicia como una serpiente que muerde solamente al que está descalzo, al que tiene botas no le pasa nada.

Su voz se ha oído en campañas por la defensa de los derechos humanos así como el pedido de condonación de la deuda externa de los países pobres o en vías de desarrollo. Fue mediador en negociaciones de paz con grupos armados.

Consideró que se pueden aceptar no cosas equivocadas sino aceptar a las personas para iniciar un diálogo sobre estas.

Subrayó la necesidad de apoyar la opción preferencial por los pobres y enfocar los cambios necesarios en el sistema económico, y abrir superar el proteccionismo agrícola. Indicó como causa de pobreza la falta de familia y la gran cantidad de madres solteras, y en la raíz la falta de educación.

El Protocolo de Kyoto no es suficiente, aserveró el purpurado, la cumbre es solamente una circunstancia política, el efecto invernadero es verdadero pero el problema va más allá del mismo, porque se está usando la creación de manera equivocada.

Precisó que en la nueva evangelización la fe se testimonia con la caridad.

Se licenció en filosofía en el instituto Don Rua, de El Salvador, y en teología en el Ateneo Salesiano de Roma en 1970. Tiene un doctorado en Teología moral en la Universidad Lateranense. Estudio piano y composición, en Guatemala y Estados Unidos, profesor de química, fisica y música, de eclesiología.

Es arzobispo de Tegucigalpa desde 1993 y presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras, y desde 2007 es presidente de Caritas Internacional.

Es miembro de las congregaciones para el Clero; la Educación Católica. Y de los Pontificios consejos de Justicia y Paz; Comunicaciones Sociales; Cor Unum. También de la Pontificia Comisión de América Latina; y del Consejo para América Latina del Sínodo de los Obispos.  

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ZENIT Staff

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