Cardenal Rivera a los políticos: México necesita una «gran reconciliación»

El purpurado presidió la Eucaristía en honor de Santo Tomás

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CIUDAD DE MÉXICO, 19 junio 2003 (ZENIT.org).- El cardenal Norberto Rivera hizo el miércoles un llamamiento a promover una reconciliación que sitúe el bien común sobre los intereses partidistas al presidir en la Basílica de Guadalupe la Eucaristía de la Peregrinación de Gobernantes y Políticos al Santuario en honor de su patrono, Santo Tomás Moro.

Por tercer año consecutivo, y por invitación de los propios políticos, el arzobispo primado de México presidió la celebración que contó con representantes de todas las orientaciones políticas y de todos los niveles de gobierno.

La cita ha coincidido este año con el ambiente electoral que vive el país ante la convocatoria del 6 de julio, fecha en que se renovarán presidencias municipales y gobiernos estatales en algunos estados y la Cámara de Diputados del país, que hasta ahora está encabezada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Este tipo de actos religiosos jamás se celebraron durante los setenta años en los que el PRI dominó el escenario político mexicano –hasta el año 2000–. De hecho, la participación de los políticos en actos religiosos públicos se consideraba por algunas de sus corrientes con mucho recelo, e incluso como un «atentado» a la separación Iglesia-Estado.

Por ello, al comenzar la Santa Misa, el purpurado felicitó a los asistentes por su valentía «ante esta actitud de linchamiento ante aquel que quiere venir a una celebración religiosa» y agradeció que le hubieran invitado.

El cardenal Rivera afirmó en su homilía que «la enseñanza social de la Iglesia busca instruir e iluminar la conciencia de los fieles, sobre todo de los que están comprometidos en la vida política, para que su acción esté siempre al servicio de la promoción integral de la persona y del bien común».

«Los políticos católicos y todos los fieles laicos llamados a la participación en la vida pública y política en las sociedades democráticas, solamente podrán superar las tentaciones de dominio y de abuso del poder si se reconocen como llamados a servir a sus hermanos por amor», constató.

El arzobispo de México citó a Santo Tomás Moro, canciller del Reino de Inglaterra que vivió entre 1477 y 1535 y que prefirió dar la vida antes que traicionar su conciencia obedeciendo al rey Enrique VIII.

Patrono de los políticos y gobernantes desde el 31 de octubre del 2000 por decisión de Juan Pablo II, a Tomás Moro «la preocupación por el bien común no le oscureció la convicción de que el Reino de Dios y su justicia es lo que siempre hemos de buscar primero», recordó el purpurado mexicano.

Constatando que es un desafío al que gobernantes y políticos mexicanos se enfrentan próximamente, el cardenal rivera les exhortó «a promover y consolidar una gran reconciliación y pactar consensos concretos» «que lleven a un gran acuerdo nacional en donde el bien de México esté sobre los partidos y sobre los intereses personales o de grupo».

Al finalizar su homilía, el purpurado señaló como objetivo de reconciliación las tres grandes corrientes que confluyen en México: la indígena, la liberal y la católica. «Pidamos la intercesión de Santo Tomás Moro para que comprendamos esa urgencia de reconciliación nacional», concluyó.

Los asistentes fueron invitados al finalizar la Eucaristía a rezar una oración –inspirada en los principios que Santo Tomás Moro defendió con su propia sangre– que recoge el estilo de santidad al que está llamado un católico cristiano.

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ZENIT Staff

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