Cardenal Sandri: Egipto está llamado a ser una gran nación en África

El prefecto para las Iglesias orientales comenta la situación del país

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ROMA, miércoles 16 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Tras la caída de Hosni Mubarak, en Egipto, el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales, afirmó que Egipto está llamado a ser una “gran nación” en África.

En una entrevista concedida a Radio Vaticano, el purpurado auguró que las autoridades actuales del país se comprometan más que nunca a “proteger y a defender a todos los habitantes del país, en particular a los cristianos, contra la inseguridad, los ataques o las persecuciones que pueda haber contra ellos”.

Para el cardenal Sandri, estos cambios pueden hacer presagiar “una esperanza para el pueblo y para la nación”.

Se refirió especialmente a la suerte de la Iglesia copta ortodoxa, que cuenta con alrededor de 8-10 millones de fieles, y a la de la Iglesia copta católica, que representa entre 200.000 y 250.000 fieles.

“Para la Iglesia copta, tanto ortodoxa como católica, el actual representa un momento de gran importancia, pues permite a los coptos ortodoxos expresarse como cristianos, y a nuestros coptos católicos como católicos, con la esperanza de que todo lleve a la tranquilidad, a una vida común, a la búsqueda del bien común para todos los egipcios, con el fin de constituir una sociedad digna del hombre, más justa y que dé a todos la oportunidad de participar en la vida pública”, afirmó.

En la entrevista, auguró que se incluyan en la constitución “principios fundamentales” como “la dignidad del hombre y de la mujer, la libertad de todos, una vida en común en el respeto de los demás y en el respeto a la ley”.

Preguntado por el riesgo de que Egipto se convierta en un nuevo Iraq, el cardenal Sandri afirmó que “no sería deseable repetir un nuevo Iraq, es decir, una nueva situación que empuje al éxodo a los cristianos, al éxodo de aquellos que no son reconocidos como ciudadanos iguales a los demás”.

“En el caso de Iraq, esta inseguridad ha empujado al éxodo, y a estas salidas que empobrecen la nación. El país, sin los cristianos, ya no es el mismo”, afirmó.

Por ello auguró decididamente que “esto no llegue a Egipto”. “Espero también que la sabiduría de los egipcops – que la han demostrado durante todas las manifestaciones que se han llevado a cabo de forma pacífica, en las que han expresado su deseo de cambio – permitirá construir un gran Egipto, como ha sido durante toda su historia. Egipto está llamado a ser una gran nación en África, también en su relación con sus vecinos”, añadió.

El prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales auguró finalmente que las autoridades actuales del país durante este proceso de transición y en el futuro “busquen proteger y defender a todos los habitantes del país, en particular los cristianos, de la inseguridad, de los ataques o de las persecuciones que puedan ser cometidas contra ellos como se ha puesto de manifiesto en los ataques, particularmente contra la Iglesia copta de Alejandría”.

Por Marine Soreau

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ZENIT Staff

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