Cardenal Zen: los ateos quieren dirigir la Iglesia Católica

Carta del obispo emérito de Hong Kong sobre las últimas ordenaciones ilícitas

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ROMA, miércoles 27 de julio de 2011 (ZENIT.org).- Por su interés, ofrecemos a continuación una traducción al español realizada por ZENIT, de una carta que el cardenal Joseph Zen Ze-kiun, obispo emérito de Hong Kong y actualmente miembro de la Comisión de la Santa Sede para la Iglesia Católica en China, ha hecho pública a través de la agencia UCANews, sobre las últimas ordenaciones episcopales ilícitas llevadas a cabo por imposición del gobierno de Pekín.

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Es absurdo escuchar las declaraciones políticamente correctas de los títeres del Estado que defienden las políticas de Pekín.

Estos últimos días, los fieles católicos de dentro y fuera de China han seguido con tristeza e indignación las palabras pronunciadas por Anthony Liu Bainian y los reverendos Joseph Guo Jincai, Johan Fang Xingyao y Joseph Yang Yu, que ya se destacan por ser cismáticos. Pero la declaración de ayer realizada por la Administración del Estado para los Asuntos Religiosos (SARA) ha llegado al extremo de lo absurdo.

Podríamos entender que el Gobierno saliera a defender a sus títeres diciendo que son políticamente correctos, o alabar su valentía resistiendo la presión extranjera; pero ahora han salido a alabar su “ardiente fe católica”, y decir que las ordenaciones sin el mandato papal son necesarios para “el normal gobierno de la Iglesia y por sus necesidades de las actividades pastorales y evangelizadoras”. Esto es absolutamente absurdo y ridículo, ya que como algunos expertos han señalado, el Gobierno está “dirigiendo” la Iglesia Católica.

¿Están ciegos? ¿No han tenido la oportunidad de ver cómo la Iglesia Católica trabaja en el resto del mundo?¿La situación especial de China obligará al gobierno a dirigir la Iglesia que ya no responde al objetivo de católica? ¡Ellos mismos se están convirtiendo en el hazmerreír del mundo!

¿Pueden nuestros líderes tomarse un poco de tiempo, dado su compromiso en la lucha de poder, y prestar atención a esta “pequeña comunidad” de católicos?¿Por qué no se permite a nuestros hermanos y hermanas vivir pacíficamente su vida de fe?¿No es un derecho reconocido en la constitución?

Ellos definieron la excomunión de la Santa Sede en los años ’50 como “causa” y la ordenación ilegítima de los obispos como “efecto”. Descaradamente están torciendo la realidad.

Desde las últimas ordenaciones ilegítimas y del VIII Congreso Nacional de Representantes Católicos, todo el mundo pudo entender que el SARA y la Asociación Patriótica Católica China han decidido conducir a la Iglesia de forma abierta e impenitente por un camino hacia la independencia de la Iglesia y elegir y ordenar unilateralmente a sus obispos.

Entonces dejémosles encontrar a alguien con suficiente peso como Martín Lutero o el rey Enrique VIII, para dar un nuevo estatus a su nueva iglesia, pero no tienen derecho a usurpar el título de “Iglesia Católica”.

A través de la violencia, limitan las libertades personales; ofendiendo incluso la dignidad de conciencia. Hacen caso omiso totalmente de la autoridad y amabilidad de nuestro Santo Padre y todavía se atreven a decir que tienen una voluntad sincera de diálogo. ¡Es la mayor mentira del mundo! Sólo la cobardía y el egoísmo de las naciones les impiden dar a entender su desaprobación.

Dice el refrán: “Los ojos de las personas están iluminados”. En Leshan mucha gente admira la eficiencia administrativa del reverendo Paul Lei Shiyin, pero deben saber que no es apto para ser obispo; en Shantou es posible que haya gente que apoye las ambiciones del reverendo Joseph Huang Bingzhang. Pero la mayoría de los fieles católicos de China rechazarán a estos “oportunistas” y se mantendrán siempre al lado del Papa.

Nadie sabe cuánto durará este severo invierno, pero nuestros fieles no tienen miedo, o superarán sus miedos con fe y oración, que les dé fuerza al imitar a los mártires canonizados y los innumerables héroes que viven la fe, para dar un testimonio valiente de Nuestro Señor Resucitado.

Queridos hermanos y hermanas en la fe, os saludamos – a través de un hermano que se siente casi avergonzado de vivir en libertad.

[Traducción del inglés por Carmen Álvarez]

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ZENIT Staff

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