Cardenales piden cambiar la Ley del Aborto británica que tiene 40 años

Defienden el papel del padre en la vida del niño

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LONDRES, miércoles, 23 octubre 2007 (ZENIT.org).- Los presidentes de las conferencias episcopales de Inglaterra y Gales, y Escocia, han declarado que la escalada de abortos en sus países es una fuente de angustia para todos, independientemente de su credo o convicciones políticas.

El cardenal Keith O’Brien, presidente de la Conferencia Episcopal de Escocia y el cardenal Cormac Murphy-O’Connor, presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, dijo lo anterior en una carta publicada este lunes, para marcar el 40 aniversario de la Ley de Aborto de 1967.

Los prelados indican que el desarrollo tecnológico en estos cuarenta años ha producido una nueva comprensión de los inicios de la vida humana.

«En 1967, el ultrasonido era un instrumento primitivo –escriben–. Los escáneres de ultrasonido actuales pueden revelar con detalle extraordinario el desarrollo de una vida humana en el seno. Los bebés prematuros pueden hoy sobrevivir incluso a edades muy tempranas».

«La biología evolutiva deja cada vez más claros los hermosos e intrincados procesos de desarrollo y crecimiento continuo del singular organismo único formado en la concepción».

Los cardenales lamentan tener «una de las leyes de aborto más liberales de Europa, con aborto hasta las 24 semanas y aborto en caso en caso de minusvalía, y, en otros supuestos, hasta el nacimiento». Indican que en sus territorios, se realizan unos 200.000 abortos cada año.

Los cardenales afirman que el eslogan «el derecho a elegir de la mujer», niega el papel del padre en la vida del niño.

«Parece que se subestima el hecho de que la mayoría de los hombres desean ser padres de sus hijos –afirman–. Si aceptamos el derecho de la mujer a elegir como el principio rector de tan honda elección entre la vida y la muerte, más que animar a los hombres a aceptar la responsabilidad, esto puede ayudarles a negarla o evitarla.

«Por esto creemos que el aborto no es sólo una opción personal sino que tiene que ver con las opciones de nuestra sociedad para ayudar a las mujeres, a sus cónyuges y familias en estas situaciones. Si nuestra sociedad hace de la vida su opción, no hay razón para que el niño, la madre y el padre e incluso toda la familia no puedan crecer hasta la plenitud. El aborto priva a todos de su futuro. Individualmente y como sociedad creemos que tenemos otra opción: hacer nacer la vida».

Los cardenales proponen siete pasos para ayudar al cambio, incluyendo «respetar y apoyar la decisión de quienes en el servicio de salud rechazan realizar o asistir a abortos por motivos de conciencia», así como el desarrollo de mejores programas educativos.

«La Iglesia católica ofrece participar en el trabajo con otros a favor de este oportuno cambio de mente y corazón –concluyen–. Esperamos y oramos por el objetivo de nuestra común humanidad, y las vidas amenazadas, para que en los próximos 40 años podamos contar una historia muy distinta. Ahora es el momento de emprender un sendero diferente».

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ZENIT Staff

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