Cáritas responde urgentemente al éxodo de refugiados que salen de Libia

En peligro 1,5 millones de subsaharianos

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 6 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- La red Cáritas ha puesto en macha un plan urgente de respuesta a la grave crisis de refugiados -inmigrantes subsaharianos en su gran mayoría– que está huyendo en masa de Libia con motivo del grave conflicto social que se vive en el país.

Para ello, Cáritas Internationalis ha enviado ya a dos equipos de respuesta a emergencias a las fronteras de con Egipto y con Túnez para evaluar las necesidades de los refugiados y determinar las prioridades de la ayuda de emergencia que necesitan estas personas. En esta operación humanitaria están participando también, desde el interior de sus propios países, las Cáritas nacionales de Níger y Libia. 

Según los datos aportados por las agencias de Naciones Unidas, más de 100.000 de personas han arribado en los últimos días a Túnez y Egipto, y se espera que nuevos contingentes de refugiados sigan llegando a las fronteras libias en tanto continúe la situación de violencia en este país norteafricano.

Los inmigrantes que residen en Libia se encuentran en una situación particularmente vulnerable. Se calcula que en el país hay entre 500.000 y 1,5 millones de subsaharianos que se han quedaron varados en Libia mientras trataban de llegar a Europa y que se están encontrando con serias dificultades para poder regresar a sus países de origen. «No pueden contactar con sus gobiernos, que, además, no están haciendo prácticamente nada para ayudarlos», ha asegurado el padre Alan Arcebuche, director de Caritas Libia.

Situación de los inmigrantes bengalíes

En las últimas décadas, Libia se ha convertido también es uno de los principales destinos para migrantes de Bangladesh. Según el Gobierno bengalí, aproximadamente entre 50.000 y 60.000 ciudadanos de ese país viven actualmente en Libia, en su mayoría como trabajadores en el sector de la construcción o en empresas extranjeras. Miles de ellos, que intentan huir del conflicto, se agolpan ahora en las fronteras libias, en una situación precaria. Tanto es así que Caritas Bangladesh y muchas otras asociaciones de migrantes organizaron el 28 de febrero en Dacca una «cadena humana» para denunciar la suerte de esos emigrantes y exigir la intervención del Gobierno, en la que participaron cientos de familiares de trabajadores migrantes de diferentes distritos del país.

La Caritas Bengalí y las otras organizaciones participantes presentaron, además, una petición formal al Ministerio de Asuntos Exteriores de Bangladesh para instar al Gobierno a proporcionar asistencia humanitaria a los inmigrantes, a garantizar su seguridad y a proceder a su evacuación.  Algunas de esas recomendaciones ya han sido atendidas.

En el interior de Libia, los servicios habilitados por Caritas para atender a los inmigrantes no pueden funcionar adecuadamente debido a las actuales condiciones de violencia y conflicto social. Tres hermanas franciscanas que trabajan en el centro para migrantes que Caritas Libia tiene en la capital, Trípoli, han tenido que recluirse en sus casas, incapaces de poder desplazarse hacia el centro de la ciudad, donde está ubicado el citado centro. 

Por su parte, el obispo de Trípoli, monseñor Giovanni Martinelli, ha elogiado el apoyo que las instituciones de la Iglesia católica están recibiendo de otras organizaciones confesionales. «Nos pusimos en contacto con la Media Luna Roja y con otras organizaciones musulmanas para pedirles protección para nuestras iglesias y conventos, así como para los fieles y las hermanas que trabajan en hospitales», ha declarado.

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ZENIT Staff

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