Carta de la Santa Sede con motivo de la colecta a favor de Tierra Santa

Enviada a los obispos por el prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 14 marzo 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la carta que ha enviado el prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, el cardenal Ignace Moussa I Daoud, a los obispos católicos para sensibilizar a la comunidad eclesial sobre la tradicional colecta por la Tierra Santa, que en la mayoría de las diócesis se celebra el Viernes Santo.

* * *

Excelencia reverendísima:
Al inicio de la Cuaresma, esta Congregación, que, por explícito mandato de los Sumos Pontífices, tiene la responsabilidad de sensibilizar y promover todo tipo de iniciativas e intervenciones en favor de los Lugares Santos, se dirige a las Conferencias episcopales, y a los Obispos en singular, para encarecer vivamente la tradicional Colecta «pro Terra Sancta».

Desde siempre los Romanos Pontífices han reservado la máxima solicitud a aquellas comunidades cristianas. Lo demuestra claramente la larga serie de documentos dados en el curso de los siglos. Merecen ser recordadas las innumerables intervenciones del Siervo de Dios Juan Pablo II, relativas a la situación del Medio Oriente, y en especial de Tierra Santa –involucrada en una crisis que registra cada día inauditos sufrimientos–.

La Tierra Santa continúa siendo, en efecto, escenario de un conflicto que se prolonga desde hace décadas y que priva a las comunidades y a las instituciones católicas de los medios adecuados para el mantenimiento y la promoción de las actividades religiosas, humanitarias y culturales. Esa dolorosa situación provoca pobreza y paro, con duras consecuencias para las familias y para el conjunto de la población. Y alimenta el preocupante fenómeno del éxodo de los cristianos, sobre todo de los matrimonios jóvenes, que no se encuentran con prospectivas de un futuro seguro y digno.

Sin embargo, la presencia de los cristianos en Tierra Santa hoy es más necesaria que nunca para lograr un futuro pacífico de aquella área y también para el bien de toda la Iglesia universal, que ha de encontrar presentes en los Lugares Santos comunidades vivas que profesan la fe evangélica.

El Santo Padre Benedicto XVI, en la Audiencia a los participantes en la Asamblea de la «Reunión de las Obras en Ayuda de las Iglesias Orientales», el 23 de junio de 2005, ha subrayado, en cualquier caso, que «algunos signos positivos, que nos llegan en estos últimos meses, hacen más fuerte la esperanza de que no tarde en acercarse el día de la reconciliación entre las diversas comunidades presentes en Tierra Santa; y por esto no cesamos de rezar con confianza». Ésta es, pues, la apremiante responsabilidad de la Iglesia universal con respecto a la Iglesia Madre de Jerusalén, «hacia la cual todos los cristianos tienen una deuda que no puede ser olvidada», según las mismas palabras del Papa.

2. En toda ocasión posible el Santo Padre ha confirmado su afecto y pedido la oración por Jerusalén y por toda la Tierra Santa.

En la Audiencia general del miércoles 12 de octubre de 2005, comentando el salmo 121 con los Padres de la Iglesia, para quienes la Jerusalén antigua era signo de la definitiva concordia universal, subrayó la peculiar misión ecuménica e interreligiosa de la Ciudad Santa: «Así crece la Iglesia como una verdadera Jerusalén, un lugar de paz. Pero también queremos rezar por la Ciudad de Jerusalén, para que sea siempre más un lugar de encuentro entre las religiones y los pueblos; para que sea realmente un lugar de paz». Y en el mensaje Urbi et Orbi de su primera Navidad, invocó al Niño de Belén para que «infunda valentía a los hombres de buena voluntad, que trabajan en Tierra Santa, en Irak, en el Líbano, donde las señales de esperanza, que tampoco faltan, están a la espera de ser confirmadas por comportamientos inspirados en la lealtad y la sabiduría».

Se convierte, por tanto, en un deber, para todos los católicos del mundo, el acompañar con la oración y la solidaridad concreta a las comunidades cristianas de aquella Tierra bendita.

A usted, a sus directos colaboradores y a todos los sacerdotes, religiosos y fieles que prestan su colaboración para que se realice del mejor modo la Colecta del Viernes Santo, tengo el honor de transmitirles los sentimientos de la más viva gratitud del Santo Padre Benedicto XVI, junto con mi reconocimiento y el de la Congregación para las Iglesias Orientales.

Invoco copiosas bendiciones divinas para usted y la comunidad eclesial que tiene encomendada, y fraternalmente me confirmo,
suyo devmo.

Ignace Moussa Card. Daoud
Patriarca emérito de Antioquía de los Sirios, Prefecto
Antonio Maria Vegliò
Secretario


[Traducción distribuida por la Santa Sede]

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación