Carta del Papa al nuevo director de «L'Osservatore Romano»

Con ocasión de la asunción del profesor Vian de su nueva responsabilidad

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 29 octubre 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la carta que Benedicto XVI envió al profesor Giovanni Maria Vian el sábado, día en que asumió el cargo de nuevo director de «L’Osservatore Romano».

* * *

Al Ilustrísimo Señor
Profesor Giovanni Maria Vian

Con gran estima y sincero afecto le dirijo mi saludo en el momento en que usted, querido profesor, asume el cargo de director de «L’Osservatore Romano», una tarea de gran responsabilidad dada la naturaleza peculiar del diario Vaticano.

Su formación cultural como historiador del cristianismo, en especial su conocimiento de la historia del papado contemporáneo, su experiencia periodística como editorialista de diversos diarios y periódicos, la decenal colaboración con «L’Osservatore Romano» y también la pertenencia a una ilustre familia de gran tradición cristiana en el fiel servicio a la Santa Sede, constituyen una garantía segura para la delicada función a usted confiada.

Se introduce así usted en la larga y gran historia del «diario del Papa» que, iniciada en 1861, ha visto sucederse en la dirección a diversas personalidades, desde el abogado de Forli Nicola Zanchini, junto al periodista Giuseppe Bastia, que asumieron en primer lugar el cargo, hasta el apreciado profesor Mario Agnes.

Nacido para sostener la libertad de la Santa Sede en un momento crítico y providencial de su historia, «L’Osservatore Romano» siempre ha difundido las enseñanzas de los Romanos Pontífices y las intervenciones de sus más estrechos colaboradores sobre los problemas cruciales que la humanidad encuentra en su camino.

Es conocida la opción de imparcialidad que caracterizó la información del diario vaticano durante la primera guerra mundial. En la vorágine de los acontecimientos que se sucedieron entonces, y después durante la segunda tragedia bélica del siglo XX, «L’Osservatore Romano» –desde finales de 1929 trasladado dentro del Estado vaticano– incrementó ulteriormente su prestigio y su difusión, gracias también a la posibilidad que tenía el periódico de acudir a fuentes de información que en aquel período sólo la independencia vaticana podía garantizar.

Órgano de información autorizado y respetado, precisamente entonces fue acompañado por importantes periódicos («L’illustrazione vaticana», «L’Osservatore della Domenica», «Ecclesia»), mientras que más tarde comenzó a ser publicado en ediciones periódicas en distintos idiomas, a fin de asegurarle una difusión realmente internacional.

Esta dimensión mundial, que se hará ahora más concreta y eficaz a través de las posibilidades actualmente ofrecidas por la presencia «en red», resulta cuánto más importante para expresar en verdad la realidad de la Iglesia universal, la comunión de todas las Iglesias locales y su enraizamiento en las distintas situaciones, en un contexto de sincera amistad con las mujeres y los hombres de nuestro tiempo.

Buscando y creando ocasiones de diálogo, «L’Osservatore Romano» podrá servir cada vez mejor a la Santa Sede, mostrando la fecundidad del encuentro entre fe y razón, gracias al cual se hace posible también una cordial colaboración entre creyentes y no creyentes. Su tarea fundamental sigue siendo obviamente la de favorecer en las culturas de nuestro tiempo esa apertura confiada y, a la vez, profundamente razonable al Trascendente sobre el cual, en última instancia, se funda el respeto de la dignidad y de la auténtica libertad de todo ser humano.

Invocando sobre usted, sobre el subdirector –el doctor Carlo Di Cicco–, así como sobre sus colaboradores y sobre cuantos trabajan por la realización del diario, la materna protección de María Santísima y la intercesión de San Pedro, gustosamente imparto a todos, como prenda de copiosos favores celestiales, mi Bendición.

En el Vaticano, 27 de octubre de 2007

BENEDICTUS PP. XVI

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]

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ZENIT Staff

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