Católicos de lengua hebrea, presencia silenciosa de diálogo

El vicariato de esta comunidad participará en el Sínodo de las Iglesias de Oriente Medio

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ROMA, domingo, 6 de diciembre de 2009 (ZENIT.org) – La comunidad de los católicos de lengua hebrea que vive en Israel estará representada en el Sínodo de las Iglesias de Oriente Medio, que se celebrará en Roma en octubre de 2010.

Su presencia, «»modesta y casi silenciosa, puede llevar un testimonio cristiano importante: ¡la coexistencia, reconciliación, el diálogo, el enriquecimiento mutuo son posibles!».

Así lo indica a ZENIT el vicario patriarcal al que están confiados los cuidados pastorales de esta comunidad, el padre David Neuhaus, S.I.

El jesuita ha participado en la reunión anual de la Conferencia de obispos latinos de regiones árabes (CELRA), celebrada en Roma del 16 al 19 de noviembre.

El vicariato de la comunidad de los católicos de lengua hebrea cuenta actualmente con seis centros en el país y nueve sacerdotes.

«El trabajo es verdaderamente el de buscar las ovejas perdidas, aquellos que no saben que existe esta Iglesia de lengua hebrea y que es posible vivir una vida católica en hebreo entre la sociedad israelí judía», explica el padre Neuhaus.

Entre los proyectos de esta comunidad, destaca la publicación de una serie de libros de catequesis para niños, con la colaboración de la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada.

También la organización de actividades de formación y de campamentos para niños, de sesiones para parejas jóvenes y de iniciativas de formación para los sacerdotes y catequistas de esta comunidad.

Diálogo y reconciliación

El jesuita indica, como desafío para los católicos de lengua hebrea, el de «vivir profundamente la comunión con nuestros hermanos y hermanas de fe, los árabes cristianos, en un contexto de conflicto nacional, y nuestro éxito puede ser un signo de esperanza para nuestro país».

«Rezar en hebreo, vivir como católico en hebreo, vivir como una minoría católica en una sociedad judía, es una realidad muy nueva para la Iglesia», añade.

«De hecho, somos una Iglesia casi invisible», dice, ya que las iglesias e instituciones católicas del lugar (escuelas, hospitales, centros sociales) son o de lengua árabe o extranjeras.

El vicario destaca que su comunidad aprecia la ayuda que los peregrinos que llegan a Tierra Santa ofrecen a los cristianos palestinos árabes, «que viven en una situación muy difícil».

A la vez, indica que «nosotros también tenemos necesidades y a veces es muy difícil encontrar los medios de trabajar para preservar esta expresión esencial de la Iglesia en Tierra Santa».

El pequeño vicariato de la comunidad de los católicos de lengua hebrea nació en 1955, cuando los primeros pobladores, religiosos, religiosas, sacerdotes y laicos, fundaron la obra de San Jaime para responder a la nueva realidad del establecimiento del Estado de Israel.

Había que atender a la inmigración masiva de judíos, que incluía a los judíos convertidos, los católicos cónyuges de judíos y los católicos que llegaban para trabajar en Israel.

Durante los primeros años, las comunidades parroquiales de lengua hebrea se establecieron en todas las grandes ciudades para los miles de católicos que no eran árabes, pero se habían convertido en ciudadanos de Israel o en residentes de larga temporada.

Los estatutos fundacionales de la obra destacan el trabajo pastoral, pero también la consagración al diálogo con el pueblo judío y el trabajo por la reconciliación

Estas comunidades se han convertido en un lugar de oración por la paz y en un puente entre la Iglesia mayoritariamente árabe palestina y la población judía israelí.

Actualmente, una parte de la comunidad católica de lengua hebrea pertenece al pueblo judío y otra parte viene de las «naciones», aunque forma «una sola comunidad en Jesucristo», dentro de la Iglesia católica.

El vicariato forma parte del Patriarcado Latino de Jerusalén, pero «no vivimos en el mundo islámico y de lengua árabe sino en el mundo judío y de lengua hebrea», indica el padre Neuhaus.

Para el vicario, es como «un signo escatológico, una promesa de paz y de reconciliación que nosotros estemos presentes en esta conferencia episcopal porque creemos de todo corazón: «De los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad» (Ef. 2,14).

Liturgia en hebreo

«Los primeros pobladores que nos han precedido hicieron un trabajo enorme para traducir la liturgia, desarrollar una música sacra en hebreo, crear un vocabulario teológico cristiano en hebreo, empezar una presencia cristiana de reconciliación y de conocimiento mutuo en el seno de la sociedad judía», explica.

Desde los primeros años del vicariato, el número de sus fieles ha disminuido, no sólo a causa de la emigración, sino sobre todo a causa de la asimilación.

«La nueva generación de católicos israelíes de lengua hebrea tiende a encontrar su lugar en la sociedad judía laica», indica el vicario.

Y continúa: «Nosotros no tenemos instituciones educativas ni de otro tipo. Nuestras comunidades, muy pequeñas, no crean un medio social para nuestros jóvenes, que tienen a casarse con judíos y muy a menudo nuestros jóvenes se convierten al judaísmo para casarse».

«Nuestro mayor desafío actualmente es intentar transmitir la fe a las nuevas generaciones», añade.

Tras una veintena de años, estas comunidades se han enriquecido con la llegada de una ola migratoria de la ex-Unión Soviética.

Estos centenares de miles de personas de habla rusa se incluyen en las decenas de miles de cristianos y algunos de ellos son católicos.

Por eso, en la actualidad, el vicariato tiene también un apostolado en lengua rusa, aunque sus niños aprenden rápidamente la lengua hebrea.

«El gran desafío es preservar la fe cristiana de estos niños y prepararlos para una vida en el seno de una sociedad judía, de lengua hebrea en Israel», indica el padre Neuhaus.

Siguiendo con la historia del vicariato, su representante explica que, en 1990, el Patriarca Latino Michel Sabbah nombró un vicario patriarcal para esas comunidades por primera vez, el padre abad benedictino Jean-Baptiste Gourion.

En 2003, el Papa Juan Pablo II le nombró obispo, lo cual «ayudó a dar una cierta visibilidad a esta presencia de la Iglesia en Israel».

Para el vicario, «un nuevo desafío importante hoy en día es el de abrirse al mundo de los trabajadores extranjeros que vienen por largos periodos y que aprenden el hebreo para su trabajo».

«A veces, sus hijos nacen aquí y van a la escuela en hebreo -explica-. Esos niños, por definición, se convierten también en católicos de lengua hebrea».

Una singular Iglesia de Oriente Medio

Esta comunidad está preparando ya su participación en el Sínodo de las Iglesias de Oriente Medio, ya que forma parte de esa realidad, aunque esas Iglesias vivan hoy en su mayoría en un contexto mayoritariamente islámico y de lengua árabe.

De hecho, como parte de la CELRA, el vicariato de católicos de lengua hebrea ha participado en la reunión anual de la Conferencia, en la que se ha empezado ya el trabajo de preparación para este Sínodo para la Iglesia de Oriente Próximo, que se celebrará del 10 al 24 de octubre de 2010.

Los representantes de la CELRA mantuvieron diversos encuentros destacados en Roma durante esos días.

Se reunieron con Benedicto XVI y con el nuevo secretario de la Congregación para las Iglesias orientales (de la que la CELRA forma parte), monseñor Cyril Vasil.

«La cálida cordialidad del Santo Padre es siempre un gran consuelo», explica el padre Neuhaus, «se acordó de su visita a Tierra Santa el pasado mes de mayo, pero también se prepara una visita a Chipre en junio de 2010».

Según el vicario, ese viaje a Chipre será «la ocasión para remitir a los obispos católicos de todo Oriente Próximo
el Instrumentum laboris para el Sínodo de octubre de 2010″.

También se reunieron con el secretario del Sínodo, monseñor Nikola Eterovic, con el que debatieron algunos aspectos de ese Sínodo, «aunque los detalles están por ver, tras la publicación de los lineamenta», indica.

La CELRA

La Conferencia de obispos latinos de regiones árabes fue formada en 1963 «como fruto del Concilio y agrupa a los obispos latinos de las regiones árabes».

Concretar los países que abarca esa Conferencia «no es algo evidente a causa de la complejidad de nuestro pequeño mundo católico de Oriente Próximo», advierte.

Sin embargo, afirma que esos países son el Líbano, Siria, Irak, el Golfo árabe (que incluye los principados árabes, Arabia Saudita, Yemen), Kuwait, Somalia y Djibouti, Egipo y los cuatro países del Patriarcado latino de Jerusalén (Jordania, Palestina, Israel y Chipre)».

La CELRA representa efectivamente una realidad muy diversificada a pesar del contexto mayoritariamente islámico y de lengua árabe.

Representa tanto a católicos que son árabes o de lengua árabe como a cristianos árabes y no árabes que viven en lugares de mayoría judía en el Estado de Israel; a los católicos que viven en medio de la mayoría greco-ortodoxa de Chipre y sobre todo a centenares de miles de extranjeros que trabajan en todos los países de esa región.

En esos países, los católicos de rito latino representan una pequeña minoría entre la mayoría de ritos orientales.

En este sentido, «el diálogo con las demás Iglesias católicas es esencial», indica el padre Neuhaus.

El Patriarca de Jerusalén es el presidente de la CELRA y todos los obispos de la Conferencia se reúnen una vez al año. Cada diez años, su reunión se celebra en Roma, como este año 2009.

En esas reuniones, los obispos tienen un intercambio sobre la vida de cada una de las diócesis, con sus grandes desafíos, como la violencia, las guerras, la inestabilidad política, social y económica, la discriminación, etcétera.

«A pesar de los enormes problemas, hay comunidades llenas de vitalidad y de alegría -asegura el jesuita- y muchas iniciativas para reforzar la fe de los fieles, la formación, renovar su sentimiento de su identidad cristiana y ayudar a los pobres y a los que sufren».

 

[Con información recogida por Anita S. Bourdin]

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ZENIT Staff

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