Católicos ignorantes

La importancia de la formación en la fe

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Ofrecemos el artículo de nuestro colaborador monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, sobre la importancia de la formación en la fe.

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SITUACIONES

No; no quiero ofender a mis hermanos que profesan la misma fe que un servidor. No me estoy uniendo al coro de quienes consideran la religión como un catálogo de dogmatismos sin sentido, fruto de la ignorancia y del fanatismo. Sólo quiero resaltar un hecho innegable: que muchos católicos desconocen los fundamentos de su fe; pocos estudian y profundizan la Sagrada Escritura, aunque cada día son más quienes están superando esta carencia. Algunos aducen que no cambian su religión católica sólo porque es la que recibieron de sus padres, no porque estén plenamente convencidos de la coherencia y de la plenitud de verdad que posee internamente nuestra fe.

Muchos católicos dejan su catolicismo sólo porque no lo conocen bien. Por ejemplo, no saben por qué bautizamos a los niños, siendo que Jesús fue bautizado en torno a los treinta años. No conocen los textos bíblicos para interpretar adecuadamente la prohibición de Exodo 20,4-5 de no hacer imágenes ni darles culto, y se dejan convencer cuando con ésta y otras citas bíblicas les hacer creer que somos idólatras y que estamos desobedeciendo el mandato divino. No toman en cuenta Ex 25,18 cuando Dios ordena a Moisés hacer imágenes de querubines, y Números 21,8 donde le ordena hacer la imagen de una serpiente. Tan no está prohibido hacer imágenes, que Dios mismo nos hizo “a su imagen y semejanza” (Gén 1,26-27).No hay contradicción en las órdenes de Dios, pero hay que saber interpretar la Biblia; de lo contrario, cada interpretación genera una nueva religión, y es cuento de nunca acabar. De estos y otros temas, muchos son incapaces de dar razón; les siembran dudas y luego se hacen indiferentes, o se refugian en sus costumbres religiosas.

ILUMINACION

Hablando a un grupo de obispos franceses, el Papa Benedicto XVI les dijo: “Uno de los problemas más serios de nuestra época es el de la ignorancia práctica religiosa en la que viven muchos hombres y mujeres, incluso algunos fieles católicos. Por este motivo, la nueva evangelización se presenta con una urgencia particular. Ella pide a todos los cristianos que den razón de su esperanza (cf 1 Pedr 3,15), consciente de que uno de los obstáculos más temibles de nuestra misión pastoral es la ignorancia del contenido de la fe. Se trata en realidad de una doble ignorancia: un desconocimiento de la persona de Jesucristo y una ignorancia de la sublimidad de sus enseñanzas, de su valor universal y permanente en la búsqueda del sentido de la vida y de la felicidad. Esta ignorancia provoca además en las nuevas generaciones la incapacidad de comprender la historia y de sentirse herederos de esta tradición que ha modelado la vida, la sociedad, el arte, la cultura” (30-XI-2012).

Esto lo dijo a obispos que atienden pastoralmente a franceses, que se consideran muy cultos, muy preparados y modernos, tanto que nos desprecian a los de otros países. Pues si entre ellos hay ignorancia de la fe católica, ¡qué no decir de nuestros ambientes!

Ante esta realidad, ¿qué ofrecemos? Dice el Papa: “La Buena Nueva que tenemos la tarea de anunciar a los hombres de todos los tiempos, de todas las lenguas y de todas las culturas, se puede resumir en pocas palabras: Dios, creador del hombre, en su Hijo Jesús nos da a conocer su amor por la humanidad: ‘Dios es amor’ y quiere la felicidad de sus criaturas, de todos sus hijos. La constitución pastoral Gaudium et spes (No. 10) afrontó las cuestiones clave de la existencia humana, sobre el sentido de la vida y de la muerte, del mal, de la enfermedad y del sufrimiento, tan presentes en nuestro mundo. Recordó que, en su bondad paterna, Dios ha querido dar respuestas a todos estos interrogantes y que Cristo fundó su Iglesia para que todos los hombres pudieran conocerle”.

COMPROMISOS

Este Año de la Fe debería ser ocasión propicia para generar creativamente muchas iniciativas que nos ayuden a consolidar la fe. Cada creyente debería sentirse motivado a profundizar más su conocimiento de la Biblia, del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica. Cada agente de pastoral debería ofrecer a su comunidad más alternativas en este sentido.

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Felipe Arizmendi Esquivel

Nació en Chiltepec el 1 de mayo de 1940. Estudió Humanidades y Filosofía en el Seminario de Toluca, de 1952 a 1959. Cursó la Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, España, de 1959 a 1963, obteniendo la licenciatura en Teología Dogmática. Por su cuenta, se especializó en Liturgia. Fue ordenado sacerdote el 25 de agosto de 1963 en Toluca. Sirvió como Vicario Parroquial en tres parroquias por tres años y medio y fue párroco de una comunidad indígena otomí, de 1967 a 1970. Fue Director Espiritual del Seminario de Toluca por diez años, y Rector del mismo de 1981 a 1991. El 7 de marzo de 1991, fue ordenado obispo de la diócesis de Tapachula, donde estuvo hasta el 30 de abril del año 2000. El 1 de mayo del 2000, inició su ministerio episcopal como XLVI obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, una de las diócesis más antiguas de México, erigida en 1539; allí sirvió por casi 18 años. Ha ocupado diversos cargos en la Conferencia del Episcopado Mexicano y en el CELAM. El 3 de noviembre de 2017, el Papa Francisco le aceptó, por edad, su renuncia al servicio episcopal en esta diócesis, que entregó a su sucesor el 3 de enero de 2018. Desde entonces, reside en la ciudad de Toluca. Desde 1979, escribe artículos de actualidad en varios medios religiosos y civiles. Es autor de varias publicaciones.

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