SANTIAGO DE CHILE, 1 octubre 2003 (ZENIT.org).- Representantes de la Iglesia católica en Chile han confirmado que continuará la campaña de promoción del matrimonio indisoluble y de alerta contra el divorcio que tiene lugar en los medios de comunicación del país.
Lo ha confirmado en declaraciones a la prensa el padre Jaime Fernández, encargado de la Vicaría para la Familia del Arzobispado de Santiago, que coordina esta campaña televisiva.
La campaña, realizada con el apoyo de un grupo de laicos, se lanzó al aire el 19 de septiembre pasado. La transmiten en forma gratuita los canales de televisión 5, 9 y 13.
Monseñor Orozimbo Fuenzalida y Fuenzalida, obispo de San Bernardo, ha enviado una carta al director del diario «El Mercurio» en respuesta a las duras críticas lanzadas en la prensa contra los primeros anuncios de la campaña por el padre Felipe Berríos SJ.
En estos anuncios se advierte sobre los efectos negativos del divorcio en los hijos, según estudios estadounidenses.
«Es evidente que no ha sido el objeto de la campaña estigmatizar a nadie, si bien puede ser un efecto no deseado en algunos casos puntuales, exagerados por el sentimentalismo», aclara el prelado en su misiva.
«Como pastor y obispo, lo que me preocupa verdaderamente es que un sacerdote critique abierta y públicamente a su Iglesia cuando ésta actúa oficialmente», añade monseñor Fuenzalida.
«Es un signo del llamado disenso que tanto mal ha hecho a la Iglesia y que en el caso del P. Berríos es la continuación de todo un conjunto de opiniones contrarias al Magisterio de la Iglesia de Dios, como las sostenidas en material moral en diversos medios de comunicación», aclara.
«Quienes deberían pedir perdón y enmendar su actitud son los que se llaman católicos y abierta y públicamente sostienen opiniones contrarias al Magisterio de la Iglesia, pues así hieren su unidad, dañando la credibilidad de los fieles en sus obispos», subraya.
«Solidarizo y apoyo plenamente a mi hermano el cardenal Errázuriz, a quien el P. Berríos ha ofendido y en su persona a todos quienes quieren vivir siempre una plena comunión con sus pastores –concluye–. Las diferencias en la Iglesia no se ventilan por los diarios, por muy popular que ello sea».
