Chile necesita el testimonio de creyentes en la vida pública

Asegura el presidente del episcopado en el Bicentenario

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VALDIVIA, jueves 26 de agosto de 2010 (ZENIT.org).- En estos momentos en los que Chile celebra su Bicentenario, hacen falta creyentes que sean capaces de dar testimonio de su fe en la cultura, la política, el sindicalismo, la comunicación, el voluntariado…, afirmó el presidente de la Conferencia Episcopal de ese país en una conferencia dictada en Valdivia el 25 de agosto.

Monseñor Alejandro Goic Karmelic, quien es también obispo de Rancagua afrontó «la presencia del creyente en el Chile del Bicentenario», en el marco del «Mes de la Solidaridad».

«Mi fe es mi vida y mi vida es mi fe -aseguró–; porque la fe es un proyecto de vida… la fe no se puede remitir al ámbito de la vida privada pues ella tiene que ver con todas las realidades temporales del ser humano… Se trata de una presencia pública por razones de coherencia con la propia fe que tiene claramente una dimensión social», sostuvo el prelado.

Refiriéndose al voluntariado el obispo Goic destacó que «este es el espacio donde hay más presencia de creyentes en nuestro país. La presencia cristiana en la asistencia a los pobres y sufrientes, y su promoción, ha sido, es y será inmensa».

Respecto al diálogo fe-cultura en tiempos de secularismo, subrayó la urgencia de vivir el apostolado de la caridad intelectual: «es urgente que en las diócesis haya organismos especializados con laicos preparados para generar el diálogo fe-cultura y la defensa de la dignidad humana del hombre y de la mujer poniendo la caridad al servicio de la inteligencia».

Al ahondar en la presencia del creyente en los medios de comunicación social dijo que «la presencia más importante no está en programas de carácter religioso, sino en lograr una presencia natural en los relatos populares y en las narraciones de los medios que alimentan los mitos y los valores de la cultura… con la necesaria habilidad y creatividad del periodista cristiano que destaca los valores profundamente evangélicos».

Al abordar el mundo sindical monseñor reconoció que es un campo donde la presencia cristiana es mínima y donde «los creyentes con vocación organizadora debieran estar a la vanguardia de la planificación del trabajo y la dignificación de los trabajadores», con una adecuada formación en lo social.

Finalmente, a nivel político, subrayó la necesidad de la educación cívica, especialmente con los jóvenes y en que ésta debe tender al servicio del bien común, en especial de los más pobres, pues «de la política depende en buena medida la justicia social, la paz nacional e internacional y la promulgación de leyes respetuosas con la dignidad humana… es aquí donde el cristiano está llamado a ser testigo de Cristo en la política».

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ZENIT Staff

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