China: reacciones del clero a la carta del cardenal Bertone

Un texto accesible en internet en chino

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CHANGSHA, jueves 19 de noviembre de 2009 (ZENIT.org) – Accesible en internet en chino, la carta del cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, a los sacerdotes de China ha sido atentamente estudiada por el clero chino, indica la agencia de las Misiones extranjeras de París (MEP), “Eglises d’Asie”.

Publicada el 16 de noviembre en inglés, italiano y chino en la web de Fides, agencia de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y de Radio Vaticano, la carta del cardenal Bertone encontró rápidamente su camino para llegar a la China popular, donde sus destinatarios la han estudiado con atención.

El documento insiste en la importancia, para la Iglesia católica en China, de la reconciliación en el seno de la comunidad católica y recuerda a los sacerdotes que es en la Eucaristía donde encuentran la fuerza para cumplir plenamente su ministerio sacerdotal.

Además, en la misiva, los obispos están también invitados a garantizar que la formación inicial y la formación permanente del clero esté adaptada a las necesidades del momento.

Preguntado por la agencia Ucanews, el padre John Li Hongwei, de la parte “oficial” de la diócesis de Changsha (en la provincia de Hunan), considera que la carta es oportuna y representa una ayuda útil para guiar a los sacerdotes a actuar según el Evangelio.

La sede episcopal de Changsha ha estado vacante durante nueve años y los sacerdotes tienden a trabajar de manera autónoma, sin mucha cooperación entre ellos.

Esa falta de unidad en el trabajo pastoral es potencialmente una fuente de dificultades, explica el sacerdote.

Para el padre Paul Bai Chunlong, joven sacerdote de la diócesis “oficial” de Jilin, la llamada a los obispos a velar con “una particular atención” por sus sacerdotes enviados, poco después de su ordenación, sólo se aprecia sobre el terreno.

“A veces, cuando hay poco seguimiento, los sacerdotes pueden encontrarse aislados, expuestos a tentaciones fuertes y múltiples”, precisa el sacerdote, que enseña en un gran seminario del noreste del país.

Y añade que la evocación de la figura del cura de Ars como modelo para el clero de hoy en China le llega personalmente.

En cuanto al énfasis, en la carta enviada desde Roma, en “la reconciliación en el seno mismo de la comunidad católica”, el padre Bai considera que la iniciativa debe surgir de los mismos obispos, tanto los que pertenecen a la parte “clandestina” como los de la parte “oficial” de la Iglesia.

“Tres compañeros de mi clase, de la época de la escuela primaria, se han convertido en sacerdotes “clandestinos” y, durante mucho tiempo, hemos perdido el contacto; actualmente, nos llamamos por teléfono y nos encontramos regularmente”, explicó.

En Jujian, el padre Jean-Baptiste es sacerdote “clandestino” de la diócesis de Mindong. Valora mucho la preocupación expresada por el cardenal Bertone por los sacerdotes chinos.

Tanto el clero como los laicos están actualmente impregnados del mundo en el que viven, “un mundo muy secularizado” y se acoge favorablemente el énfasis en la necesidad de reforzar la formación espiritual.

El sacerdote destaca que una gran parte del clero chino ha recibido una formación intelectual y espiritual light, incluso incompleta.

Preguntado por la agencia AsiaNews, un obispo de unos cuarenta años destaca las consecuencias de esta falta de formación.

“Algunos sacerdotes están siempre ocupados con su ordenador e internet, y faltan a su misión de proporcionar apoyo espiritual a los laicos”, indica.

“En cuanto a nosotros, los jóvenes obispos, sentimos la necesidad de una formación complementaria, pero no siempre sabemos a dónde dirigirnos”, añadió.

Además, debido a la falta de ordenaciones sacerdotales durante treinta años, la Iglesia en China presenta la siguiente peculiaridad: entre los aproximadamente tres mil sacerdotes y obispos (“clandestinos” y “oficiales” indistintamente), se encuentra un grupo, que va en descenso, de personas muy mayores y un grupo, poco a poco predominante, de personas jóvenes (sacerdotes y obispos de entre 30 y 50 años).

Esta diferencia de edad, indica el sacerdote “clandestino” de Mindong, no es neutra: los obispos mayores tienden a perder la energía suficiente para dirigir a sus jóvenes sacerdotes y los obispos jóvenes ven delicado hacerse respetar por sacerdotes de su misma edad.

Según el padre Chen Xiaofeng, decano del gran seminario de Shijiazhuang, en Hebei, la carta del cardenal Bertone aporta un apoyo a todas las iniciativas para reforzar la formación espiritual en la Iglesia.

No porque el número de vocaciones aumente en China, deben rebajarse los criterios para aceptar a los seminaristas, opina.

El discernimiento de las vocaciones es crucial, subraya, si no queremos que, en el plano espiritual, una formación inadecuada en el seminario dé lugar a la ordenación de sacerdotes que no actúen según las exigencias del ministerio del que han sido revestidos.

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ZENIT Staff

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