Chipre se convierte en puente para la reconciliación entre católicos y ortodoxos

El arzobispo de la isla promueve un encuentro entre el Papa y el patriarca de Moscú

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 18 junio 2007 (ZENIT.org).- La Iglesia ortodoxa en Chipre se ha convertido en este fin de semana en un puente de diálogo a favor de la unidad de los cristianos, particularmente entre la Santa Sede y el patriarcado ortodoxo de Moscú.

Esta es la conclusión que puede sacarse al concluir este lunes la visita a Roma del arzobispo de Nueva Justiniana y de todo Chipre, Su Beatitud Crisóstomo II, quien este sábado fue recibido en audiencia por Benedicto XVI.

Su Beatitud, nacido en 1941, fue elegido arzobispo el 5 de noviembre de 2006. Benedicto XVI envió a una representación a su entronización, el 12 de noviembre de ese año.

El obispo de Roma invitó en ese mismo día a almorzar a su ilustre huésped y a otros representantes de esa Iglesia cuyos orígenes se remontan a los tiempos de los apóstoles (san Pablo y san Bernabé, el fundador, desembarcaron en la isla en el año 46).

Tras sus encuentros con el Papa y sus colaboradores, el arzobispo Crisóstomo II viajará a Moscú para informar al patriarca Alejo II de Moscú y de todas las Rusias y seguir analizando pasos de colaboración y un posible encuentro con el Papa.

«¿Dónde podría tener lugar ese encuentro?», preguntamos los periodistas que en este lunes almorzamos con el arzobispo ortodoxo. «No sabemos dónde será más fácil. ¿Roma? ¿Moscú? Chipre puede ser una solución», respondió.

Declaración conjunta
Benedicto XVI y Crisóstomo II firmaron este sábado una declaración conjunta en la que explican que «en un tiempo de creciente secularización y relativismo, católicos y ortodoxos en Europa están llamados a ofrecer un renovado testimonio común sobre los valores éticos, dispuestos siempre a dar razón de su fe en Jesucristo, Señor y Salvador».

En particular, la declaración promueve la colaboración entre ortodoxos y católicos en cuestiones ligadas a la bioética.

«Se da el riesgo de que ciertas técnicas aplicadas a la genética, intencionalmente concebidas para paliar necesidades legítimas, denigren la dignidad del hombre, creado a imagen de Dios», constatan el arzobispo de Chipre y el Papa.

La declaración pide «no olvidar a los hermanos que viven en los países golpeados por la guerra, por el hambre y por las enfermedades»y comparte las «preocupaciones por el riesgo de la destrucción de la creación».

El documento denuncia «los trágicos problemas cotidianos» provocados por más de tres décadas di separación en la isla de Chipre a causa de la ocupación turca, que tuvo lugar en verano de 1974 (Turquía mantiene desplegados a 43 mil soldados) e invoca paz en Oriente Medio, área geográfica de la que forma parte la isla.

Superar mil años de división
En su conversación con los periodistas, Su Beatitud reconoció que la reconciliación entre católicos y ortodoxos puede dar pasos importantes con Benedicto XVI, pues es un teólogo «sabio» que conoce a fondo la teología ortodoxa.

«Estamos convencidos de que quiere la unidad de las Iglesias. Y si uno conoce en detalle los problemas, como él, es más fácil encontrar las soluciones», opinó.

Al mismo tiempo, el arzobispo ortodoxo reconoce que mil años de separación y de discordia no se superan en un día.

En los últimos cuarenta años, constató, «hemos comenzado el diálogo de la caridad, y ahora pasamos al diálogo teológico, que es el de la verdad».

«No es fácil resolver los problemas. Tenemos necesidad de tiempo», reconoce. «Pero el diálogo es ya un paso adelante, y así podemos avanzar para responder al mandamiento de Jesús a la unidad. Cada vez que nos encontramos, damos un paso adelante».

El arzobispo confirmó que en su encuentro el Papa le aseguró que quiere visitar Chipre en su viaje a Tierra Santa, para el que todavía no hay una fecha.

«Para nosotros será una gran bendición», reconoció al grupo de periodistas el arzobispo, entre los que se encontraba Zenit.

La próxima gran cita hacia la unidad entre ortodoxos y católicos tendrá lugar con la reunión de la Comisión mixta para el diálogo teológico prevista en Rávena (Italia) para el mes de octubre. Algunos órganos de información han hablado de un posible encuentro en esa ciudad entre el Papa y el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I.

El arzobispo reconoce que el patriarca ecuménico en el seno de la Iglesia no tiene el mismo papel que el del Papa en la Iglesia católica.

Ahora bien, aclara, «no podemos negar que el patriarca representa a la Ortodoxia, respetando siempre la opinión de las Iglesias ortodoxas». «El conjunto de las Iglesias ortodoxas sigue reconociendo en él un papel de coordinación, pues goza del primado de honor».

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ZENIT Staff

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