Cien años de riqueza pero no para todos

El PIB ha crecido en muchos países pero la renta per capita sólo en los desarrollados.

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ROMA, 6 julio 2001 (ZENIT.org).- En su libro «La riqueza de las naciones 2001» Elio Lancieri, del Servicio de Estudios del BNL (Banco Nacional del Trabajo de Italia), acaba de trazar una comparación entre la situación de inicios del siglo XX y la del 2001, en la que muestra cómo se amplía enormemente la brecha entre los países avanzados y los países pobres.

«Desde entonces (1901), hasta hoy –escribe Lancieri– el progreso tecnológico ha llenado nuestra vida con miles de nuevos objetos y actividades que forman todos parte de nuestro PIB per capita. Considerando que nuestro mundo no ha cambiado mucho en cuanto al vestir, al comer y a la vivienda, podemos comprender entonces que la mayor parte del aumento del PIB se basa sobre nuevos productos que en 1901 no existían. Hoy, en los países industrializados, por cada persona hay normalmente un automóvil, dos o tres teléfonos, un televisor…».

«Por el contrario, en los países pobres, la vida es ahora peor que hace un siglo. Una vez que el equilibrio natural de nacimientos y muertes se ha roto por la llegada de la medicina moderna, en estos países todas las demás condiciones de vida han resultado insuficientes para el mantenimiento y desarrollo de una población cada vez mayor. Si hoy hay en el mundo seis mil millones de personas, en 1901 sólo eran 1.500 millones».
Pero veamos los datos. Teniendo como base de división un PIB mundial de 38 billones de dólares (millones de millones), América obtiene el 36,0%, Europa el 33,2%, Asia y Oceanía el 25,8%, África y Oriente Medio el 5,0%. La renta per cápita de América es de 16.500 dólares, la de Europa 15.900. En cambio, Asia, con el 58% de la población del planeta apenas alcanza los 2.800 dólares. Y en cuanto a África y Oriente Medio, sus más de mil millones de habitantes no alcanzan los 2.000 dólares de renta per cápita.
El país más rico actualmente es Suiza, con una renta per capita de 38.600 dólares, seguida de Noruega, con 38.100; Estados Unidos, con 37.800; Dinamarca, 36.700; Suecia, 34,700; y Japón, 32.800.
Sin embargo, lo que más asombra en una lista de más a menos no es quién está arriba o quién está abajo: En 1901 Ghana era el país más pobre del mundo y su renta per cápita era una décima parte de la del más rico en aquel momento, el Reino Unido. Hoy la diferencia es simplemente abismal. Entre la República Democrática del Congo (180 dólares) y Suiza, (38.600 dólares), hay una relación de 1 a 214; entre Etiopía y Estados Unidos, por dar otro ejemplo, hay una relación de 1 a 178.
«La tecnología moderna encuentra muchas dificultades cuando se aplica en condiciones adversas», lo que hará que la distancia entre países ricos y países pobres aumente en el futuro. El camino que propone Lancieri es el desarrollo de las tecnologías intermedias. «En varios sectores productivos, se podrían crear tecnologías menos costosas, más sencillas y por tanto más adaptadas a ser empleadas en los países en vías de desarrollo».
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ZENIT Staff

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