Cincuenta años de relaciones Santa Sede-Irán: Un congreso constata logros y desafíos

En el encuentro celebrado en Roma se leyeron mensajes del presidente iraní y del Papa

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ROMA, viernes, 13 febrero 2004 (ZENIT.org).- La Santa Sede mantiene relaciones con Irán para promover las buenas relaciones entre los creyentes y las culturas y para defender los derechos de los católicos que viven en ese país, aclara el arzobispo Giovanni Lajolo, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados.

El arzobispo participó este jueves en un acto público celebrado en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma para celebrar los cincuenta años de relaciones diplomáticas entre este país y la Santa Sede.

En el encuentro participó el ministro de Asuntos Exteriores de la República Islámica, Kamal Kharrazi, quien en ese día había sido recibido en audiencia privada por Juan Pablo II en el Vaticano.

En la inauguración del encuentro se leyó el mensaje de saludo que envió el presidente de Irán, Mohamed Jatamí a Juan Pablo II.

«Las instituciones políticas y culturales que componen la comunidad internacional –afirmó a continuación el ministro Kharrazi para subrayar la importancia del diálogo entre creyentes–, cansadas de relaciones fundadas en el enfrentamiento y la violencia, tienen más necesidad que nunca de diálogo, tolerancia y paz: aspectos necesarios para afrontar las crisis mundiales y regionales».

En el acto monseñor Lajolo leyó también un saludo del Papa dirigido al presidente Jatamí, en el que subraya que el objetivo de toda relación internacional es la afirmación de los derechos inalienables del hombre: la justicia, la libertad, la solidaridad, el progreso social y cultural y la paz.

La cooperación internacional –afirma el Papa en el mensaje, del que ha ofrecido una síntesis «Radio Vaticano»– debe recorrer el camino de la no proliferación nuclear y de la lucha contra el terrorismo.

Al final del encuentro, monseñor Lajolo explicó a los micrófonos de la emisora pontificia que «La Santa Sede hoy mira con atención a Irán, ya sea por su presencia en el contexto internacional –una presencia muy importante–, ya sea por la pequeña comunidad de católicos que vive en el país».

«Se trata de unos diez mil fieles en una población de ochenta millones de habitantes, casi todos de religión islámica», recordó.

«La Santa Sede está atenta para defender y tutelar su libertad de conciencia, de fe, de religión, vivida tanto individualmente como en comunidad».

«Por parte iraní, se nos asegura que hay plena libertad de conciencia para los católicos y también de culto», informa el arzobispo.

«Nosotros tenemos interrogantes que quedan por resolver», añadió, refiriéndose «ante todo a la libertad de culto, a la libertad de organización, la concesión de visas de entrada a los religiosos que vienen de fuera y cuya presencia es necesaria para el pequeño número de católicos de Irán».

«Tenemos, después, problemas que afectan a las escuelas, que al inicio de los años ochenta fueron expropiadas a las instituciones católicas que las dirigían», sigue constatando monseñor Lajolo.

«Nuestras relaciones con Irán son, de todos modos, relaciones animadas por una mutua buena voluntad de entendimiento y de una concordia cada vez mayor», concluye el secretario vaticano para las Relaciones con los Estados.

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ZENIT Staff

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