Clausura del centenario de la fundadora de las misioneras del Pilar

El carisma de la madre Esperanza, infundir el espíritu de Cristo

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HUESCA, viernes 16 diciembre 2011 (ZENIT.org).- Las misioneras del Pilar clausuran, este sábado 17 de diciembre, el centenario del nacimiento de su fundadora Esperanza Vitales Otín, en Lanaja, el pueblo en el que nació el 18 de diciembre de 1911 y del que es hija predilecta.

La madre Esperanza fundo este instituto religioso el 29 de octubre de 1939, fue erigido como congregación de derecho diocesano el 27 de julio de 1962, y recibió la aprobación de la Santa Sede el 22 de julio de 1970. La madre Esperanza falleció en Huesca el 21 de mayo de 2005, a los 93 años de edad.

Actualmente, un total de ciento veintiocho hermanas mantienen vivo el carisma de la madre Esperanza en obras de atención a ancianos, enfermos, catequesis y misiones en España, Italia, Chile, Honduras y Perú.

En Lanaja, este sábado, se celebrará una eucaristía, presidida por el obispo de Huesca Julián Ruiz Martorell con el posterior acto de clausura del centenario.
Esperanza Vitales nació en Lanaja el 18 de diciembre de 1911. Desde muy niña experimenta con fuerza su ser hija de Dios: antes de ir a la escuela se sentía más hija de Dios que de sus padres. Experiencia que vivía como algo natural, creía profundamente que era el sentir de todas las personas. De hecho repetía muy a menudo: “Dios es mi padre”, y esto le bastaba para vivir.

Cuando cae en la cuenta del inmenso y entrañable amor que Dios regala a los hombres y de que, a pesar de ello, muchos viven sin conocerlo y otros lo menosprecian, vive una fuerte experiencia del pecado.

Pero es consciente de que la misericordia de Dios es cumbre de su omnipotencia. Nada está perdido. En medio de este mundo oscurecido por el pecado, ella está convencida de que puede hacer algo y se siente llamada a fundar una congregación mariana y misionera con el fin de que sus miembros fueran testigos del amor de Dios al hombre ocupándose, especialmente, de los más pobres: las misioneras de Nuestra Señora del Pilar.

Su carisma, dice la congregación “es ser Cristo. Él es la perfección consumada del proyecto de Dios, manifestando el amor infinito hacia el hombre y respondiendo, como hombre, al amor infinito de Dios. Ésta es nuestra misión: infundir y mantener el espíritu de Cristo en las familias, en todas partes”.

La madre Esperanza murió el 24 de mayo de 2005 en Huesca. Nunca dejó de sentir su amor apasionado por Jesucristo y la urgencia por anunciar el Evangelio.

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ZENIT Staff

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