Claves de lectura del nuevo choque en Oriente Medio, según el padre Lacunza

Rector del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos

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ROMA, domingo, 16 julio 2006 (ZENIT.org).- «Muy preocupante»: es la calificación que le merece, al rector del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos –el padre Justo Lacunza Balda— la situación en Oriente Medio, «porque ya se han abierto varios frentes»; al de Gaza e Israel se suma ahora el frente entre Líbano y el Estado hebraico.

Benedicto XVI ha condenado este domingo la crisis entre Israel y Líbano: «En el origen de estas oposiciones despiadadas hay, lamentablemente, situaciones objetivas de violación del derecho y de la justicia», observó.

«Pero ni los actos terroristas ni las represalias, sobre todo cuando existen trágicas consecuencias para la población civil, pueden justificarse», alertó.

La nueva espiral de violencia empezó cuando el pasado miércoles el movimiento armado [fundamentalista] chií libanés de Hizbulá secuestró a dos soldados israelíes y asesinó a otros ocho.

Israel empezó entonces a bombardear puntos estratégicos de Líbano, procurando su aislamiento y que los soldados secuestrados no fueran sacados del país. La periferia sur de Beirut fue uno de sus objetivos, pues allí reside el líder de Hizbulá, Hasan Nasrala. Por su parte Hizbulá responde lanzando misiles contra el norte de Israel.

De acuerdo con «Radio Vaticana», el primer ministro libanés, Fuad Siniora, ha recibido una llamada de Romano Prodi (primer ministro italiano) –participa en estos momentos en el G8 en San Petersburgo–, quien le ha referido las condiciones de Israel para un «alto el fuego»: la liberación de los soldados israelíes secuestrados por Hizbolá y la retirada de estos guerrilleros de las áreas fronterizas.

Hizbolá ha atacado esta mañana la ciduad israelí (tercera en importancia) de Haifa –el ministro de transportes de Israel asegura que los cohetes fueron proporcionados por Siria–; el movimiento armado libanés ha anunciado nuevas acciones contra la ciudad y ha advertido de que las próximas «no se ahorrarán ningún objetivo». La reacción inmediata de Israel: nuevos bombardeos sobre Beirut. Las fuerzas armadas israelíes han advertido a la población libanesa que abandonen el sur de Líbano.

Ehud Olmert, primer ministro israelí, ha declarado que el Estado de Israel «no tiene ninguna intención» de ceder a las amenazas de Hizbolá [cuyo líder declaró «guerra abierta» a Israel tras salir ileso del ataque a su zona residencial], y que los ataques contra Haifa tendrán consecuencias «de gran alcance» para Líbano.

Según cita la emisora pontificia, el primer ministro libanés se ha declarado dispuesto a extender, con la cooperación de la ONU, la autoridad del Estado también al sur del país, hasta ahora bastión de Hizbolá. Pero Israel sólo tomará en consideración tal propuesta si Hizbolá renuncia a toda reivindicación en el sur de Líbano.

Por su parte, el gobierno iraní de Teherán ha advertido de que si Siria es atacada, Israel «tendrá pérdidas inimaginables». El presidente sirio ha ofrecido el apoyo de su país a Líbano «en términos de ayuda material y humanitaria».

Una lectura de esta crisis de Oriente Medio

«La situación es muy preocupante porque se han abierto ya varios frentes en Oriente Medio: a aquel entre Gaza e Israel se añade el frente entre Líbano y el Estado hebraico. Y este es un escenario en el cual están el peligro no sólo el progreso de todo intento de paz, sino el de la convivencia civil», analizó en «Radio Vaticano» el padre Lacunza.

«Para mí estaba casi descontado que en una situación de grave crisis en Oriente Medio, las provocaciones de Hamas habrían llevado a una alianza entre el grupo radical palestino y Hizbolá. Una alianza marcada, además, por un claro vínculo con la República islámica de Irán», apunta.

El sacerdote, uno de los mayores expertos católicos de Islam en el mundo, añade otra reflexión: «La soberanía del Estado de Líbano no ha permitido sin embargo al gobierno libanés, cuyo Parlamento está formado por 125 diputados, de los que 36 son miembros de Hizbolá, neutralizar la formación chií. No ha sido impedido a los Hizbolá construir un Estado independiente dentro de Líbano».

«Esto es preocupante –alerta–. Se trata, por un lado, del derecho a la existencia por parte el Estado de Israel, y también por parte de los palestinos: golpear a Israel significa golpear indirectamente a los palestinos y a todo Oriente Medio. Y es lo que debemos entender».

«El reconocimiento del Estado de Israel significa reconocer los derechos de los palestinos, no al contrario; significa reconocer la independencia y la soberanía de Líbano» de Jordania y de Siria. «Partiendo de estas premisas pienso que deberíamos contemplar la situación», propone.

En cuanto a la eventual responsabilidad iraní en la presente crisis, el padre Lacunza recuerda que «el movimiento de los Hizbolá nació algún año después del nacimiento formal de la República islámica. Sin Irán, los Hizbolá no habrían obtenido tres importantes espacios: un ámbito político constitucional en Líbano; un espacio religioso islámico en el marco de Líbano y de Oriente Medio, y un papel de interlocutor internacional».

El experto en Islam se reconoce «perplejo» por «la indiferencia y en muchos casos la apatía de la comunidad internacional».

«Se hacen grandes declaraciones», «pero para dar pasos concretos es necesario conocer cuáles son las verdaderas motivaciones» «de todo lo que ocurre en Oriente Medio», alerta.

«Hay otra cuestión que me preocupa mucho»: que «ahora tenemos al menos tres grandes zonas de guerra», la iraquí, la afgana y la de Oriente Medio.

«Espero que la comunidades, las naciones independientes, se empeñen con todas sus fuerzas para resolver las cuestiones de Oriente Medio. Y debemos hablar sin interrupción de Oriente Medio, porque» «de la paz en esta tierra depende nuestro futuro», concluye.

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ZENIT Staff

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