Clonación: incremento de los obstáculos científicos y morales

7 abr 2001 (ZENIT.org).- El tema de la clonación saltó de nuevo cuando en febrero un médico italiano, Severino Antinori, anunció su deseo de ser el primero en clonar un ser humano. Según informaba la CNN (22 de marzo), la declaración de Antinori estaba teñida de retórica anti-católica cuando posteriormente acusó al Vaticano de iniciar una nueva Inquisición contra la ciencia.

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El ataque de Antinori a la Iglesia se produjo cuando se le pidió, por parte de la asociación nacional de médicos italiana, que explicara su plan ante un consejo médico en Roma. Aunque Italia no tiene legislación que prohiba la clonación, la asociación de médicos declaró su oposición a los planes de Antinori.

Un miembro del equipo reunido por Antinori, Panayiotis Zavos, experto de Estados Unidos en fertilidad, afirmó que 700 parejas se han ofrecido voluntarias a participar en el proyecto.

Zavos declaró que el equipo cuenta con fondos privados ilimitados para crear el primer niño con el mismo patrimonio genético de uno de sus padres.

El debate sobre la clonación de personas

Muchos expertos en ética y científicos han expresado sus dudas sobre la clonación de humanos, pero el apoyo a la idea está aumentando en algunos círculos. Un estudio de la revista «Time» sobre la clonación, publicado el 19 de febrero, informaba sobre el caso de Randolfe Wicker, de 63 años, portavoz de la Fundación de Clonación Humana. Está pensando en conservar almacenadas algunas de las células de su piel para una futura clonación.

«Si yo no soy clonado antes de morir, dispondré de mi patrimonio de manera que pueda ser clonado después», dijo. Como homosexual, Wicker está decepcionado porque no puede tener enseguida hijos obtenidos de sí mismo, según «Time».

Otros que apoyan la clonación son libertarios a quienes no gusta que políticos, clérigos o juntas de ética interfieran en lo que ellos creen que deberían ser decisiones puramente individuales.

Mientras que algunas personas se mueven por factores emocionales y desean la clonación para reemplazar a un hijo perdido, o incluso a una madre que está muriendo de cáncer, en un caso recogido por «Time».

En la actualidad, la opinión pública general estadounidense no es favorable a la clonación. Según «Time», un reciente sondeo indica que el 90% de los entrevistados piensa que no es buena idea clonar seres humanos.

Sin embargo, muchas de las investigaciones se están llevando a cabo en secreto y sólo tendremos noticias del primer ser humano clonado después de que el hecho haya sido consumado. El equipo que clonó la oveja escocesa Dolly esperó hasta que tuvo siete meses para anunciar su existencia.

Obstáculos científicos

Aparte de las consideraciones morales, quienes desean clonar seres humanos tendrán que hacer frente a considerables dificultades científicas, como han dejado claro recientes informaciones. Un artículo en el «Washington Post» (7 de marzo), explicaba que entre el 95% y el 97% de los esfuerzos para clonar animales acaban fracasando. Sobre la base de la experiencia con animales, el «Post» citaba a expertos que declaraban que de 100 hipotéticos seres humanos clonados, casi todos terminarán en un aborto espontáneo a causa de anormalidades genéticas o físicas, poniendo en peligro la salud y la vida de las madres.

Del puñado de clones que lleguen al final del embarazo, muchos tendrán placentas enormemente engrosadas e hígados grasos. Y de los tres o cuatro fetos que sobrevivan al parto, muchos serán monstruosamente grandes, quizás de 15 libras, y probablemente morirán en la primera o segunda semana por problemas de corazón o de los vasos sanguíneos, pulmones infradesarrollados, diabetes o deficiencias en el sistema inmunitario.

Con el acceso a una unidad de cuidados intensivos, quizá uno de estos cien clones sobrevivirá, dicen los científicos. Llevará el sello distintivo de la mayoría de los clones animales: un enorme ombligo, un residuo del cordón umbilical de gran tamaño que inexplicablemente se desarrolla en gran parte de las preñeces animales de clones.

Según el «Post», muchos sospechan que estos problemas derivan de una impronta genética, un mecanismo molecular todavía escasamente comprendido a través del cual los genes del semen y las células del óvulo se ponen en marcha o no para el oportuno desarrollo embrionario y fetal.

Como los clones no proceden de semen y óvulos, con el DNA adecuadamente grabado, ocurren problemas. Además, ninguna prueba en la actualidad es capaz de determinar si los genes de un embrión clonado están adecuadamente grabados, por lo que es imposible eliminar embriones anormales, aún si esto fuera moralmente aceptable.

El «New York Times» examinaba también este problema el 25 de marzo, y según el doctor Brigid Hogan, profesor de biología celular en el «Vanderbilt University Medical Center» en Nashville, e investigador del «Howard Hughes Medical Institute», «es moralmente indefendible» clonar seres humanos dada esta situación.

Otro científico que ha condenado la clonación humana a causa de su alto índice de fracasos entre animales es Ian Wilmut, responsable del equipo que logró la oveja Dolly, informaba «The Guardian» (29 de marzo). Wilmut dijo que sería «extremadamente cruel» para las madres y para los hijos que se obtuvieran.

En un artículo de la publicación estadounidense «Science», el doctor Wilmut denuncia el plan para clonar seres humanos de los especialistas en fertilidad italiano y norteamericano, Antinori y Zavos. Wilmut advertía de que cuatro años de experimentos en animales han mostrado que la técnica de clonación es extremadamente defectuosa y exige un enorme número de víctimas de abortos espontáneos y deformidades. «No hay razón para creer que el resultado de un intento de clonación humana sea distinto», escribe Wilmut.

Testimonios sobre clonación en el Congreso de EE.UU.

En Estados Unidos, la preocupación de que los investigadores puedan tratar de clonar a un ser humano ha movido a los legisladores a considerar la posibilidad de una ley que prohiba tales experimentos. A finales de marzo, un panel de congresistas escuchó a científicos que testificaron que la clonación humana produciría probablemente niños deformes, según informó la agencia Associated Press el 29 de marzo.

La FDA -Food and Drug Administration- dijo que cualquier experimento de clonación humana en Estados Unidos necesitaría su aprobación y, basada en la preocupación sobre la seguridad de la vida, la agencia no aprobaría ninguna solicitud en este momento. Pero algunos temen que la ley federal no sea lo suficientemente fuerte como para respaldar la autoridad de la FDA y desean una prohibición que esté en vigor.

El portavoz de la Casa Blanca Ari Fleischer dijo que Bush trabajará con el Congreso en un estatuto federal que prohiba la clonación, y mencionó que Bush apoya la prohibición en vigor desde 1997 de dar financiación federal a este tipo de investigación. La ley es necesaria, según quienes la defienden, porque las restricciones de fondos no afectan a la financiación privada de experimentos de clonación.

Según el «Washington Post» (29 de marzo), un científico afiliado al grupo religioso Raelian, que es favorable a la clonación humana, dijo que su organización ha empezado la investigación sobre clonación en una localidad no revelada de Estados Unidos. El comentario, en el marco de los testimonios ante el panel de congresistas, de Brigitte Boisselier, directora científica de la religión Raelian, pareció coger por sorpresa a varios legisladores, aunque el trabajo que ella describió se refería sólo a células de vaca y sus afirmaciones no pueden ser verificadas.

Boisselier, cuyo grupo cree que los seres humanos son clones de extraterrestres, declaró que no revelaría donde se está llevando a cabo el trabajo de su equipo, aparte de decir que no era en ninguno de los estados que han aprobado legislación anticlonación.

El debate sobre clonación humana ha empezado también en Canadá. El «National Post» (30 de marzo), informaba de que el diario de debates del Gobierno federal propone que se debería permitir a los científicos usar embriones humanos como materi
a prima para la investigación médica, pero que la clonación de seres humanos para obtener tejidos fetales debería seguir estando prohibida.

Mientras prosigue el debate en esta materia, sólo se puede esperar que el sentido común prevalezca y que los numerosos problemas científicos y morales implicados en la clonación de seres humanos impidan acciones precipitadas en una materia tan delicada como la generación de nuevas vidas.

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ZENIT Staff

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