Colombia: Ante el terrorismo no cabe la indiferencia, dice el cardenal Rubiano

Miles de colombianos dicen «¡Basta ya!»

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BOGOTÁ, 10 febrero 2003 (ZENIT.org ).- Ante el sangriento atentado que sacudió Bogotá el viernes pasado, el presidente del episcopado de Colombia y arzobispo de la capital, el cardenal Pedro Rubiano Sáenz, ha lanzado un llamamiento para que ningún habitante del país se deje arrinconar por el terrorismo.

Fue su propuesta ante más de 20.000 personas que participaron el domingo en una manifestación que recorrió la ciudad de Bogotá a favor de la paz.

Es la masiva reacción al atentado con coche bomba que acabó con la vida de 34 personas, hirió a casi 200 y causó la desaparición de un número aún sin determinar. El objetivo fue el club social El Nogal.

El vicepresidente de Colombia, Francisco Santos y el alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, encabezaron la marcha en homenaje a las víctimas. Familiares y amigos de éstas, niños, estudiantes de colegio, universitarios y empresarios se unieron a la concentración.

La marcha fue recibida en el parque Simón Bolívar por el cardenal Rubiano, quien celebró una Eucaristía por las víctimas del atentado.

«No podemos, y eso tiene que quedar muy claro, dejarnos arrinconar ni arrodillarnos ante el terrorismo y la violencia», dijo el purpurado durante su homilía entre los aplausos de los presentes.

Los terroristas que perpetraron el atentado, «no podrán encontrar en los colombianos ninguna aceptación y llevarán para siempre el sello de Caín, porque la sangre de los inocentes clama al cielo», añadió.

El arzobispo de Bogotá alentó: «Todos los colombianos, niños y mayores, a una sola voz –que jamás deje de escucharse en el ámbito del país–, deben exigir la paz a quienes han herido hondamente al país años atrás».

Además exigió a los actores armados ser sinceros cuando manifiesten intenciones de paz y diálogo: «Que cuando hablen de paz no le mientan al país, sino que cuando hablen de paz sea porque quieren abrir sus corazones, para que esta no sea una quimera, ni ellos el obstáculo permanente para la convivencia».

En la cercana Iglesia de Santa Mónica, a poca distancia del lugar del atentado, amigos y familiares de las víctimas participaban en la misa.

«Ojalá marchas como estas no sean flor de un día, y respondamos siempre igual a los llamados de solidaridad. Ciudadanía y autoridades derrotan al terrorismo», dijo el vicepresidente Francisco Santos.

Los manifestantes concluyeron su recorrido ante el Club El Nogal, frente al cual se colocó una gigantesca bandera de Colombia colmada de flores.

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ZENIT Staff

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