Colombia: «Hay demasiado silencio ante nuestro drama»

Habla monseñor Giraldo, mediador entre la guerrilla y el Gobierno

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RIO DE JANEIRO, 31 agosto (ZENIT.org-AVVENIRE).- Monseñor Jorge Alberto
Giraldo, 65 años, obispo de Medellín, y desde hace cinco años presidente de
la Conferencia Episcopal Colombiana y de la Comisión de la Conciliación
Nacional, prefiere abstenerse de comentar la visita que el presidente Bill
Clinton ha realizado a su país con el fin de intensificar la lucha contra
las mafias de la droga.

«Prefiero los hechos a las interpretaciones –explica por teléfono–. La
llegada del presidente estadounidense ha concentrado la atención de la
opinión pública internacional. Y de esto, sin duda, tenemos necesidad».

Monseñor Giraldo es ya considerado dentro y fuera de la Iglesia colombiana
un punto de referencia para la negociación de paz entre los grupos
guerrilleros de izquierda, los grupos paramilitares y el gobierno del
presidente Andrés Pastrana. El prelado no se ha echado atrás ni siquiera
cuando, el año pasado, recibió tremendas amenazas de muerte hasta el punto
de no poder rechazar la protección de una escolta. Hoy, sin embargo, el
clima es más distendido en torno a los negociadores. «El plan de paz
discurre lentamente, su dinámica es compleja, pero –asegura el obispo–
comenzamos a apreciar los primeros resultados».

Bill Clinton afirma que su visita a Cartagena y el apoyo al «Plan
Colombia», el plan con el que el presidente Pastrana pretende resolver los
problemas del país, no son el preludio de un apoyo militar al gobierno
colombiano. Por el contrario, asegura que Estados Unidos no piensa en una
intervención armada para arrancar a la guerrilla del poder.

«El presidente Clinton –afirma monseñor Giraldo– ha declarado
expresamente que Estados Unidos está a favor de una solución política al
conflicto, no armada. El «Plan Colombia» es visto con temor por los grupos
rebeldes porque contempla, tanto en el plano económico como en el práctico,
la eliminación del narcotráfico y de la cultura de la violencia. Este apoyo
al «Plan Colombia», por parte de Estados Unidos, ha generado una fuerte
polémica interna. Por mi parte, quiero sólo subrayar que la visita de
Clinton ayuda ciertamente a focalizar de nuevo la atención de la opinión
pública internacional sobre nuestras dificultades».

–¿Qué puede hacer en concreto la comunidad internacional para ayudar a
Colombia?

–Monseñor Giraldo: No apagar los reflectores sobre el drama que estamos
atravesando. Vigilar sobre el respeto de los derechos humanos, tanto de una
parte como de la otra, denunciando las violaciones con todos los medios que
ofrece la diplomacia. Promover, como se ha dado en el caso de España y
Noruega, encuentros entre las partes para que los acuerdos alcanzados
asuman un carácter internacional y no sólo interno. Creo que, en Europa,
las proporciones de nuestro conflicto no están todavía claras como lo están
en cambio en este hemisferio.

–Usted es presidente de la Comisión de Conciliación Nacional. ¿Se puede de
verdad alcanzar la paz?

–Monseñor Giraldo: Yo soy optimista y digo que sí. La dinámica de la
negociación es larga y compleja. Este año la comisión temática ha recogido
millares de testimonios de varios grupos sociales: artistas, artesanos,
obreros y muchos otros. Los puntos de vista, las sugerencias que hemos
recogido serán analizados en la Comisión de negociación que esté mejor
dispuesta a preparar los mecanismos para proponer una verdadera agenda de
negociaciones. Hoy la sociedad civil entera, no sólo la que está implicada
directamente en el conflicto, rechaza la violencia generada por la guerra
fratricida. Y esta toma de conciencia, que podía parecer que se debía dar
por descontada, es en cambio el primer paso para consolidar el deseo de paz
e implicar a todos en la búsqueda de una solución política al conflicto.

–¿Cómo son las relaciones de la Iglesia católica con los principales
protagonistas del plan de paz?

–Monseñor Giraldo: La Iglesia, en su esfuerzo por mediar, ha mantenido
relaciones con los grupos rebeldes, la FARC y el ELN. Se ha entrevistado
con representantes del gobierno, de los grupos paramilitares y también de
los guerrilleros del ELP. Hemos escuchado la voz de todos
incondicionalmente. La paz es un esfuerzo que se basa en pequeños pasos
concretos.

–Respecto a hace un año, cuando usted fue amenazado de muerte, los grupos
rebeldes, ¿se han debilitado?

–Monseñor Giraldo: Puedo decir que la situación es más distendida , el
papel de negociador me expone quizá a menos riesgos que en aquella época.
Pero la guerrilla sigue siendo fuerte y, en este sentido, no ha cambiado
mucho la situación.

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ZENIT Staff

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