Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han invitado al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, a establecer un «cese bilateral del fuego» para continuar con los diálogos de paz que se llevan a cabo en La Habana (Cuba), tras la liberación del general Rubén Darío Alzate y sus dos acompañantes.
«Invitamos al presidente Santos a que, con el corazón en la mano y la mente plena de sentido común, piense que no podemos darle más largas al absurdo de unos diálogos de paz en medio de la guerra», ha informado la guerrilla a través de un comunicado.
Después de que el secuestro del general por parte de las FARC llevara al presidente Santos a cancelar las negociaciones de paz, los guerrilleros han indicado que hay que «rediseñar las reglas del juego» para que «los temas más decisivos de la paz» no estén sujetos a incidentes parecidos.
Los próximos días serán decisivos para el futuro del proceso ya que las partes deberán precisar en la capital cubana cómo van a seguir negociando en medio de la guerra y definir una estrategia para desescalonar el conflicto sin un cese bilateral del fuego, algo a lo que el actual mandatario colombiano se niega con rotundidad.
Según la página web de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), el arzobispo de Barranquilla, Mons. Jairo Jaramillo Monsalve ha destacado también que no es partidario de un cese al fuego bilateral.
En este sentido, el prelado colombiano ha recordado que las experiencias del pasado no han dejado resultados positivos, por lo que ha expresado que esta propuesta, hecha por la guerrilla, no la considera viable.
Por último, Mons. Jaramillo ha indicado que se debe tener paciencia para que continúen los diálogos de paz en La Habana, en la búsqueda de la reconciliación nacional.
El Gobierno y las FARC han logrado en dos años de negociaciones tres preacuerdos, el primero de ellos relacionado con el problema agrario, considerado el origen del conflicto armado en Colombia que comenzó hace 50 años.
También sobre la participación política de los guerrilleros tras un eventual acuerdo definitivo de paz y, por último, sobre narcotráfico y cultivos ilícitos de hoja de coca.
Cuando el Gobierno anunció la suspensión de las negociaciones, en la madrugada del 22 de noviembre y horas después del secuestro de Alzate, las partes trataban el siguiente punto de la agenda referido a cómo resarcir a las víctimas y adelantaban algo fundamental: la dejación de las armas por parte de la guerrilla.
El presidente Santos ha expresado su confianza en que el acuerdo final de paz se logre en 2015. Para ello cuenta con el apoyo de la comunidad internacional, pero deberá mostrar firmeza para no hacer creer a buena parte de la sociedad colombiana que se rinde ante la presión de las FARC.
