Comienza el Año de la Eucaristía, respuesta al «anhelo de vida»

El pontífice dirige su mensaje a los participantes en el Congreso de Guadalajara

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 17 octubre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II inauguró este domingo el Año de la Eucaristía presentando a Jesús como respuesta al anhelo de vida que se eleva desde el planeta y sobre el que se ciernen «sombras amenazadoras».

Tras haber presidido la solemne misa y haber adorado al Sacramento en la Basílica de San Pedro, llena de fieles, el Papa dirigió su mensaje a través de la televisión a los peregrinos congregados en Guadalajara (México) para participar en la clausura del Congreso Eucarístico Internacional.

El obispo de Roma leyó la introducción y conclusión de su discurso. El resto de los pasajes fueron pronunciados, en su nombre, por el arzobispo argentino Leonardo Sandri, sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado de la Santa Sede.

La Eucaristía es «¡misterio de vida!», explicó el discurso del Santo Padre escrito en castellano. «¿Qué aspiración puede ser más grande que la vida?».

«Y sin embargo –reconoció–, sobre este anhelo humano universal se ciernen sombras amenazadoras: la sombra de una cultura que niega el respeto de la vida en cada una de sus fases; la sombra de una indiferencia que condena a tantas personas a un destino de hambre y subdesarrollo; la sombra de una búsqueda científica que a veces está al servicio del egoísmo del más fuerte».

Las palabras del pontífice se articularon en torno al tema del Congreso Eucarístico Internacional que durante esta última semana ha tenido por lema «La Eucaristía, luz y vida del nuevo milenio».

«¡Misterio de luz!», constató el Santo Padre. «De luz tiene necesidad el corazón del hombre, oprimido por el pecado, a veces desorientado y cansado, probado por sufrimientos de todo tipo. El mundo tiene necesidad de luz, en la búsqueda difícil de una paz que parece lejana al comienzo de un milenio perturbado y humillado por la violencia, el terrorismo y la guerra».

«¡La Eucaristía es luz! –siguió constatando–. En la Palabra de Dios constantemente proclamada, en el pan y en el vino convertidos en Cuerpo y Sangre de Cristo, es precisamente Él, el Señor Resucitado, quien abre la mente y el corazón y se deja reconocer, como sucedió a los dos discípulos de Emaús «al partir el pan»».

«En este gesto convivial revivimos el sacrificio de la Cruz, experimentamos el amor infinito de Dios y sentimos la llamada a difundir la luz de Cristo entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo», añadió.

El Santo Padre confesó que veía en la conexión televisiva entre la Basílica considerada como el «corazón de la cristiandad» y Guadalajara como «un puente» que unió a «los creyentes de todo el orbe».

«El punto de encuentro es Jesús mismo –subrayó–, realmente presente en la Santísima Eucaristía con su misterio de muerte y resurrección, en el cual se unen el cielo y la tierra, y se encuentran los pueblos y culturas diversas. Cristo es «nuestra paz, haciendo de los dos un sólo pueblo»».

Este Año de la Eucaristía, indicó por último, invita «a la comunidad cristiana a tomar conciencia más viva del mismo con una celebración más sentida, con una adoración prolongada y fervorosa, con un mayor compromiso de fraternidad y de servicio a los más necesitados».

El mensaje televisivo pontificio concluyó con una oración dirigida a Cristo Eucaristía para pedirle que libere a la humanidad de «las sombras de la noche».

«Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados, orienta nuestros pasos por la vía del bien.
Bendice a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a las familias y particularmente a los enfermos. Bendice a los sacerdotes y a las personas consagradas. Bendice a toda la humanidad», imploró.

El Año de la Eucaristía concluirá en octubre, con motivo del Sínodo de obispos del mundo que se celebrará en el Vaticano sobre este mismo argumento.

En la conclusión, Juan Pablo II anunció que el 49º Congreso Eucarístico Internacional tendrá lugar en el año 2008 en Québec (Canadá), como ya había anunciado esta agencia.

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ZENIT Staff

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