Cómo mejorar nuestra predicación sagrada

Columna del P. Antonio Rivero, L.C. Doctor y profesor de Teologí­a y de Oratoria en el Seminario Mater Ecclesiae en Sao Paulo, Brasil

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PREDICACIONES CIRCUNSTANCIALES (3)

Vimos hasta ahora el bautizo y la boda. Ahora expliquemos la predicación en la exequias.

EXEQUIAS

Cada entierro es un caso serio para la fe. En cada entierro la fe o es fortalecida, avivada o también más o menos dificultada.

Objetivo:la predicación de exequias tiene como objetivo poner la vida del difunto, y el dolor de los que quedan, bajo la cruz de Cristo como signo de la victoria sobre la muerte. Esto consuela y da sentido profundo a la muerte. Este tema tiene que ser sacado de un texto de la Sagrada Escritura de modo que pueda ser punto de apoyo y de orientación para los oyentes.

Características

Primero, la predicación tiene que nacer de la convicción interior del sacerdote, creando un clima cálido y serio, profundo y sincero de fe. Sólo así la comunidad se siente interpelada personalmente. Por tanto tiene que evitar la frialdad o la rutina, y lograr una actitud de solidaridad, de empatía o comprensión empática, de ponerse verdaderamente en lugar de otro, de ver el mundo como él lo ve, sintonía con el dolor de los presentes.

Segundo, el predicador, al estar fuera del círculo de los afectados, puede prestar mejor su servicio de encontrar la palabra de consuelo. El sentimentalismo haría de él un participante desvalido y su palabra no ayudaría a los oyentes, sino que hurgaría en su dolor.

Tercero, si ha sido uno de sus parientes el que murió, ese predicador puede pedir a otro sacerdote que dé la predicación; así sentiría, también él, el consuelo pastoral de la Iglesia.

Cuarto, el predicador tiene que cuidar que no sean ideas generales estereotipadas. Al contrario, debe esforzarse por ofrecer una predicación con carácter personal. Ayudará a esto antes de iniciar la ceremonia dar el pésame a la familia y preguntar el nombre del difunto, su edad, su profesión, la causa de la muerte; ver también cómo está la sensibilidad espiritual de toda la familia.

Quinto, el predicador invitará a orar por el difunto, que es un pecador como todos nosotros necesitado de la misericordia divina.

Sexto, el predicador, al escoger el texto bíblico, trate de ponerlo en conexión con la vida del difunto y con el tiempo litúrgico en que estamos en ese momento. Sin que sea un elogio fúnebre –el ritual de exequias lo prohíbe-, el predicador puede en algunas ocasiones aludir brevemente al testimonio cristiano de la vida del difunto, como motivo de edificación y de acción de gracias.

Finalmente, el predicador debe evitar aprovechar ese momento para querer a toda costa evangelizar a los asistentes, ni hacer propaganda de la Iglesia o lanzar invectivas contra los remisos o alejados. Esto heriría su justo dolor.

Para leer la anterior columna clique aquí

Si desea comunicarse con el padre Antonio Rivero, puede hacerlo en este email:arivero@legionaries.org

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Antonio Rivero

El padre Antonio Rivero nació en Ávila (España) en 1956. Entró a la congregación de los Legionarios de Cristo en 1968 en Santander (España). Se ordenó de sacerdote en Roma en la Navidad de 1986. Es licenciado en Humanidades Clásicas en Salamanca, en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma y en Teología por la Universidad de santo Tomás también en Roma. Es doctor en Teología Espiritual por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma) donde defendió su tesis el 16 abril del año 2013 sobre la dirección espiritual en san Juan de Ávila, obteniendo “Summa cum laude”. Realizó su ministerio sacerdotal como formador y profesor de Humanidades clásicas en el seminario en México y España. Fue vicario parroquial en la ciudad de Buenos Aires durante doce años. Durante diez años fue director espiritual y profesor de teología y oratoria en el Seminario María Mater Ecclesiae en são Paulo (Brasil), formando futuros sacerdotes diocesanos. Actualmente es profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y ayuda en el Centro Logos, en la formación de sacerdotes y seminaristas diocesanos. Ha dedicado y dedica también parte de su ministerio sacerdotal a los Medios de Comunicación Social. Ha publicado catorce libros: Jesucristo, Historia de la Iglesia, Los diez mandamientos, Breve catequesis y compendio de liturgia, El tesoro de la Eucaristía, El arte de la predicación sagrada, La Santísima Virgen, Creo en la Vida eterna, Curso de Biblia para laicos, Personajes de la Pasión, G.P.S (Guía Para Santidad, síntesis de espiritualidad católica), Comentario a la liturgia dominical ciclo A, Comentario a la liturgia dominical ciclo B, Comentario a la liturgia dominical ciclo C. Ha grabado más de 200 CDs de formación. Da conferencias en Estados Unidos sobre pastoral familiar, formación católica y juventud. Y finalmente imparte retiros y cursos de formación a religiosas, seminaristas y sacerdotes diocesanos en México, Centroamérica y donde le invitan.

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