PARÍS, 12 junio 2001 (ZENIT.org).- Monseñor Jean-Pierre Ricard, obispo de Montpellier, y monseñor Gérad Defois, obispo de Lille, convocaron a los jóvenes de sus diócesis el día de Pentecostés para anunciarles un Sínodo dedicado a ellos que se abrirá en las dos diócesis francesas en diciembre de 2001 y se cerrará en Pentecostés de 2002.
Los jóvenes de entre 15 y 30 años están invitados a dar un paso adelante para decir «cómo querrían que fuera la Iglesia de sus sueños», según dijo monseñor Defois.
La iniciativa de los dos obispos galos, con dos ciudades eminentemente universitarias, será probablemente seguida por otras diócesis de país.
Los prelados consideran que es una manera de seguir abriendo paso al mensaje que lanzó Juan Pablo II a los jóvenes con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud, celebradas hace tres años en París.
«La Iglesia del mañana (que empieza ya hoy) no se hará sin vosotros: nosotros queremos hacerla juntos –escribe el obispo de Lille en una carta abierta, dirigida a los estudiantes y a quienes se asoman al mundo del trabajo–. El porvenir nos pertenece a todos. Es posible aliar el dinamismo de los jóvenes con la sabiduría de los mayores».
El obispos Defois señala que lo que más desean los jóvenes hoy es un mundo más justo en el que la fraternidad no sea una palabra vacía. Y lo que odian es la hipocresía, las frases hechas, la pereza que se esconde detrás de costumbres consolidadas. El entusiasmo juvenil es una fuerza capaz de mover las montañas y sugerir caminos nuevos y «de impulsar a nuestras diócesis hacia tierras desconocidas».
En la fase preparatoria de este original Sínodo se crearán grupos de entre 4 y 8 jóvenes, con un guía un poco más maduro. En segundo lugar, se buscarán locales de reunión. Luego se saldrá en búsqueda de jóvenes «aislados» a los que les gustaría dialogar y actuar con el grupo.
Para permitir un diálogo abierto que sirva para preparar el Sínodo, la diócesis de Lille ha creado para un sitio en Internet (http://www.synodejeunes.free.fr) que ya funciona. El sitio de Montpellier será activado el 20 de septiembre.
Los jóvenes hacen allí sus llamamiento: «¡Animo –escribe Franck– despertemos a la Iglesia de hoy, que duerme…» y Christophe expresa sus temores: «Al escribir esta carta me he preguntado qué lenguaje debía usar. Querría que nosotros jóvenes usáramos nuestras palabras y no las de los guías, aunque las suyas sean más precisas».
A Hélène todo le parece todavía muy abstracto; querría una Iglesia de todos los días, que no exista sólo los domingos, pero no sabe bien cómo describirla: «Decidme que me equivoco al preocuparme», escribe.
Los jóvenes que ya se han adherido a la iniciativa episcopal son los que desempeñan un papel activo en sus parroquias y asociaciones de ayuda: «Querríamos implicar a los jóvenes que están todavía al margen, los que han quedado desilusionados por los contactos pasados –explica el padre Raphael Muyse, vicario episcopal encargado de coordinar el trabajo de los jóvenes– y permitir un mejor conocimiento recíproco entre grupos a católicos, que a menudo se ignoran».
