Con Dios, es posible abatir los muros del odio, constata Juan Pablo II

Al comentar el Salmo 66 en la audiencia general

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 17 noviembre 2004 (ZENIT.org).- El mundo actual, flagelado por la división y la violencia, necesita reconocer a Dios como Padre para abatir los muros del odio y descubrirse como una familia, aseguró Juan Pablo II este miércoles durante la audiencia general.

El Papa comentó en esta ocasión ante los miles de peregrinos congregados en la Sala Pablo VI del Vaticano el Salmo 66, «Que todos los pueblos te alaben», que se reza en Liturgia de las Vísperas, la oración de la Iglesia al anochecer.

La composición bíblica, de carácter poético, pide que «toda la humanidad pueda experimentar «la vida» y «la salvación» del Señor», recordó el Santo Padre.

«A todas las culturas y a todas las sociedades se les revela que Dios juzga y gobierna a los pueblos y a las naciones de todas las partes de la tierra, guiando a cada uno hacia horizontes de justicia y paz», añadió.

«Hay aquí un mensaje para nosotros –reconoció el pontífice en el discurso que preparó en italiano–: tenemos que abatir los muros de las divisiones, de la hostilidad y del odio para que la familia de los hijos de Dios se vuelva a encontrar en armonía en la única mesa, para bendecir y alabar al Creador para los dones que él imparte a todos, sin distinción».

«Esta será también la proclamación cristiana», explicó el obispo de Roma citando en particular varios pasajes de san Pablo.

«En Cristo Jesús –decía el apóstol en su carta a los Efesios (2, 13-14), vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad».

Juan Pablo II saludó en siete idiomas a los peregrinos y al final saludó personalmente a muchos de ellos, emocionándose en particular al encontrarse con las viudas y familiares de los soldados italianos fallecidos hace un año en la localidad de Nasiriya, en Irak.

Antes de despedirse de los peregrinos, dirigió un saludo especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, para dejarles un consejo: «buscad en Jesús la luz para toda decisión cotidiana».

La meditación del Papa continúa con la serie de reflexiones sobre los cánticos y salmos de la Liturgia de las Vísperas que pueden consultarse en la sección «Audiencia del miércoles» de la página web de Zenit (www.zenit.org).

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ZENIT Staff

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