Con «Ecclesia in Europa» la Iglesia en el continente respira a dos pulmones

Constatan los arzobispos de Birmingham (Reino Unido) y de Lublín (Polonia)

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CIUDAD DEL VATICANO, 29 junio 2003 (ZENIT.org).- La exhortación apostólica postsinodal «Iglesia en Europa» («Ecclesia in Europa»), firmada este sábado por Juan Pablo II, constituye una apuesta decidida para superar las divisiones que han fragmentado el viejo continente, incluso dentro del cristianismo.

Es la conclusión a la que se llegó en la rueda de prensa de presentación del documento en el que el Papa recoge las conclusiones del segundo sínodo de Europa, celebrado en Roma del 1 al 23 de octubre de 1999.

El arzobispo de Birmingham (Reino Unido), monseñor Vincent Nichols, subrayó en el encuentro con los periodistas el papel que el cristianismo ha desempeñado y desempeña en la nueva Europa.

«El elemento clave de todo el documento es la esperanza», explicó el prelado inglés, recordando que el hecho de que el hilo conductor del texto sea el Apocalipsis no es algo casual.

«El texto del Apocalipsis es un texto de esperanza escatológica pero al mismo tiempo de afirmación del presente», aclaró.

«La Iglesia en Europa occidental debe ser realista en su papel de revitalización del alma de Europa», el prelado que en su intervención representaba a la Iglesia católica en Europa occidental.

Como ejemplo de esta contribución cristiana, monseñor Nichols mencionó el compromiso cristiano de acogida a los inmigrantes y refugiados, así como la promoción las relaciones interreligiosas, especialmente con el Islam:

«El respeto mutuo es una condición y un fruto de este diálogo», subrayó.

De hecho, monseñor Nichols dijo estar «convencido» de que «el proyecto de construcción de una Europa multicultural y multinacional no se puede conseguir si se margina a la religión».

Por su parte, el arzobispo de Lublín (Polonia), monseñor Józef Mirosław Zycinski, afirmó que la exhortación apostólica es particularmente «motivo de esperanza» para los católicos en Europa del Este, que hasta hace poco más de una década gravitaban en la galaxia comunista.

«Estamos agradecidos –confesó– por los párrafos en los que se hace referencia a la herencia cultural europea (en el número 19), en los que se cita expresamente, entre otras, las aportaciones del espíritu de la Grecia antigua y de la romanidad, las aportaciones de los pueblos celtas, germanos, eslavos, ugrofineses, de la cultura judía y del mundo islámico».

Esta alusión contrasta con el actual proyecto de «Preámbulo» al Tratado constitucional de la Unión Europea, que ha quitado toda referencia a las fuentes concretas de inspiración de los valores europeos.

El arzobispo polaco insistió en la importancia de la nueva evangelización en la Europa Oriental «que nuestros hermanos ortodoxos deben entender no cómo proselitismo», e insistió en el papel de los cristianos que ayudaron a judíos perseguidos durante períodos de persecución.

El cardenal Jan P. Schotte, secretario general del Sínodo de los Obispos, explicó Juan Pablo II ha decidido publicar ahora (cuatro años después de la asamblea sinodal) la exhortación apostólica, pues llegan al final las discusiones de la Convención europea y tiene lugar la entrada de diez nuevos países a la Unión Europea.

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ZENIT Staff

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