Conclusiones de las Mesas de Trabajo del Congreso sobre Iglesia e Informática

MONTERREY, 6 abril 2003 (ZENIT.org).- Publicamos la Síntesis de las conclusiones de las mesas de trabajo conformadas por los participantes en el Congreso Continental sobre Iglesia e Informática que se celebró del 2 al 5 de abril en Monterrey con el lema «Hacia una red humana de respuestas y ayudas».

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Los participantes en el Congreso se dividieron en siete mesas de trabajo según los siguientes temas:

1. Nuevo paradigma en la comunicación mundial
2. Hacia dónde va la cultura contemporánea
3. Formación y educación
4. Ética en la comunicación
5. Evangelización
6. Tecnología a medida humana
7. Respuesta pastoral de las Comisiones de comunicación social a la cultura mediática contemporánea

SÍNTESIS DE LAS CONCLUSIONES DE LAS MESAS DE TRABAJO

1.- Constatamos, en la realidad actual, un mundo de cambios acelerados, una cultura dinámica que hace difícil un pronóstico del futuro y que presenta incertidumbres y sufrimientos. El rostro de la cultura contemporánea muchas veces se presenta como alienante, dejando vacíos en los que es urgente hacer presente a la Iglesia, y así cumplir con la misión de continuar en el mundo la obra de Cristo, en atención a los signos de los tiempos para interpretarlos a la luz del Evangelio (Cf. GS n. 4). La Iglesia ha de entrar así en las entrañas de la cultura digital y en la conciencia del cambio de paradigma, para colaborar a que adquieran un auténtico sentido, según los valores del Reino de Dios, poniendo un especial énfasis en que de esta cultura no quede nadie excluido y que sus ventajas no se pongan al servicio de procesos que los marginen. (1)(2)(5).

2.- Ante un pluralismo relativista e individualista del pensamiento dominante, la Iglesia propone una cultura de reconciliación y de comunión interpersonal que lleve a una cultura de diálogo, de encuentro y solidaridad. Las nuevas tecnologías, integradas en el trabajo pastoral, en la familia, la escuela y en general en los grupos intermedios, dan la posibilidad de tomar con fuerza la responsabilidad de aprender la convivencia e integrar las distintas vocaciones. Los nuevos paradigmas de modelo de sociedad que genera la cultura digital son un desafío para seguir construyendo la Iglesia como comunión, pasando de una didáctica puramente magistral en la evangelización, a la didáctica de la confrontación Evangelio vida (1)(2)(5).

3.- También descubrimos alegrías y logros que han de abrirnos a la esperanza. La esperanza de los cristianos se fundamenta en Jesucristo; su Resurrección es el cumplimiento de todas las promesas del Padre y por ello tenemos esperanza en el hombre y en sus realizaciones. El proceso de la evangelización es, a su vez, un proceso de comunicación. La comunicación tiene como modelo la comunión trinitaria. En Internet, la Iglesia, como todos, puede disponer de espacios con mayor autonomía y libertad que quizá en otros medios. La cultura de la imagen posibilita una comunicación más global entre las personas que facilita la evangelización: Cristo es Icono del Padre y la Iglesia siempre ha utilizado la imagen. Así pues, también vemos «semillas» de esperanza en la evolución de la cultura actual y acogemos con confianza los nuevos lenguajes de la cultura mediática. Son indicios de la presencia genuina de la Iglesia en Internet: Mostrar la alegría y la riqueza de la fe, la comunión de los creyentes, la proclamación de la trascendencia en el Resucitado. Nuestra presencia en Internet debe ser no sólo muy digna y dignificante, sino profesional, impulsada por el deseo de excelencia y máxima interactividad. Si el medio se deteriora, en vez de potenciar, mata el contenido (2) (5).

4.- El surgimiento de una cultura digital se ha de desarrollar desde la óptica evangélica, desde una antropología que la humanice y desde una teología que propicie apertura a la trascendencia de los hombres y mujeres de hoy y del futuro. Esta nueva forma de relacionarse y de vivir ha de encaminarse hacia el encuentro con Cristo, camino de solidaridad y de comunión.Toda ética se fundamenta en la dignidad humana, es decir, en la persona en cuanto creada a imagen y semejanza de su Creador, siempre y en todos los casos un fin en sí misma y nunca un medio. Los medios, por su propia definición, son instrumentos al servicio del hombre. Por tanto, urge trabajar en orden a salvaguardar los principios éticos garantes de dicha dignidad humana: solidaridad, apertura al diálogo… y fundamentados en lo razonable más que en el de la imposición autoritaria (2)(4).

5.- El ser humano es comunicador por naturaleza y, por tanto, ha de ejercer con sentido de la responsabilidad su libertad de comunicación y de expresión, sabiendo traducir todo compromiso en una acción veraz, transparente, profesional y rigurosa, que sea coherente con la propia vida. Estos mismos principios se hacen extensivos a toda institución, organización… y, muy especialmente, a aquellos que tengan que ver más directamente con la Iglesia (4).

6.- Constatamos que los Medios de Comunicación Social, en cuanto generadores de información, entretenimiento, etc., son un vehículo eficaz para la transmisión de valores y actitudes positivas para la persona. Por tanto, resulta imperativo el fortalecimiento de planes educativos en donde garantizar la formación de los receptores de la comunicación, así como el estudio de alianzas estratégicas con otros organismos, en donde saber obtener respuestas y ayudas para formar el espíritu comunicativo y crítico (4).

7.- Proponemos asumir como Iglesia el apoyo, acompañamiento y dedicación personal a los que trabajan en los Medios de Comunicación en su ejercicio profesional. Así pues, y tras la experiencia aportada por la RIIAL con la constitución de tres foros de discusión (Técnico, Contenidos, Análisis y Prospectiva), y continuando el trabajo ya realizado, se solicita desde este Congreso la creación de un nuevo grupo de discusión denominado «Ética en los Medios de Comunicación Social», en donde abordar las cuestiones relativas a la persona humana en cuanto sujeto de la comunicación (3)(4)(7).
8.- Somos conscientes de la importancia de las tecnologías para el desarrollo integral de la persona. La Iglesia ha de comprometerse en que los nuevos instrumentos mediáticos lleguen a aquellos que carecen de los mismos, así como valorar el bien cultural y humano por encima del lucrativo y económico. Por otro lado, han de procurarse los instrumentos adecuados para el trabajo y colaboración con aquellos que ya poseen tecnología, para que se abran al marco solidario del bien común y participativo de los «últimos» y más desfavorecidos. Es fundamental que todos los latinoamericanos, especialmente los más pobres, tengan un acceso adecuado a las nuevas tecnologías y, con ellas, a la circulación de conocimientos, al dialogo con otros y al reconocimiento de su propia palabra y experiencias. La denominada «brecha digital» es un desafío que no podemos ignorar y que se refiere a nuestra capacidad de ser solidarios así como a nuestra posibilidad de anunciar el Evangelio como una Iglesia-comunión, que busca incansablemente mejorar su testimonio de vida y el establecimiento de «sinergias» comunitarias(1)(4)(5).

9.- La educomunicación, como campo de diálogo interdisciplinario, requiere un cambio de paradigma en la educación para involucrar a toda la comunidad educativa en la construcción colectiva del conocimiento, en la propia formación y en el aprovechamiento de los procesos comunicativos. Es necesario aprender a profundizar en la pluralidad de las culturas juveniles. Afirmamos la vigencia del papel del maestro como comunicador y facilitador de procesos, que parte de la propia experiencia cotidiana y que fortalece la actitud crítica, frente al conocimiento, la historia y la cultura. La EDUCOMUNICACIÓN se aparta de la utilización de la información como poder, propicia cambios y señala que la semilla de la comunicación está en la comunidad. Además contribuye a la formación de ecosistemas educativos integrados en el que participan diversos actores, ambientes, contextos y procesos (1)(3).

10.- El e-learning en la Iglesia debe extender la posibilidad de capacitar los agentes pastorales en las diversas áreas
. La metodología propia del e-learning supone y permite «aprender haciendo». Para ello es necesario desarrollar contenidos coordinadamente, sin repetir experiencias y adecuando el contenido al medio en que es transmitido. No sólo deben aprovecharse las plataformas específicas para el e-learning, sino también aprovechar los medios más sencillos y de mayor alcance, partiendo desde el e-mail. Este criterio no debe ser un impedimento para lograr la mayor profesionalidad posible, presentando el mensaje cristiano y eclesial de manera digna y adecuada (6)(3).

11.- Capacitar a los agentes de pastoral para aprovechar esta modalidad de educación a distancia para la evangelización. El profesor necesita una capacitación para traducir los métodos tradicionales en una clase interactiva por Internet. Tiene que haber mediaciones para llegar al alumno. Se requiere una tutoría tanto para los profesores como para los alumnos (3).

12.- Facilitar herramientas y recursos humanos para andar este camino del e-learning. Partir de las necesidades y posibilidades de la persona y de las comunidades para escoger las herramientas apropiadas para cada caso. Se requieren técnicos, tutores, correctores y coordinadores locales del programa, es decir, un grupo interdisciplinario de facilitadores preparados para coordinar esfuerzos y abrir caminos (3).

13.- Formación de técnicos y soluciones tecnológicas para la Iglesia
Promover la creación o consolidación de Oficinas de Informática en el ámbito de las Conferencias Episcopales y Diócesis, asignando al menos a un técnico responsable de manera estable, que tenga un adecuado conocimiento de la realidad eclesial en la que desempeñará su tarea como así también una sólida formación técnica, susceptible de actualizarse permanentemente, con capacidad para trabajar en equipo e interdisciplinarmente. Al momento de adquirir herramientas informáticas, aprovechar los convenios existentes con empresas del sector informático y buscar la realización de nuevos convenios conforme lo determine la necesidad y conveniencia técnica y económica (6)(7).

14.- Software: desarrollos eclesiales y uso de sistemas en general
Los desarrollos de software para la Iglesia deben apoyarse en las experiencias existentes operativamente en la Iglesia. Al momento del análisis deben considerarse las herramientas tecnológicas disponibles, la necesidad común del desarrollo propuesto, los costos globales de implementación (no sólo el costo de licenciamiento de software) y la posibilidad técnica real de los usuarios finales para poder utilizar estos servicios, ya sea porque carecen de recursos actualizados o porque tienen acceso a las últimas tecnologías. Asimismo se recomienda la utilización de estándares que permitan a los sistemas tanto el diálogo como la migración a otros sistemas, como así también formar a los responsables eclesiales en el ámbito de la informática sobre la importancia de conocer y respetar las condiciones de licenciamiento del software, por un compromiso moral superador de la obligación legal (6).

15.- Selección Tecnológica
Los usuarios e instituciones poseen recursos muy disímiles para aprovechar los beneficios de la informática, ya sea por exceso o por defecto. Por ello, ante la necesidad de seleccionar y/o diseñar una solución disponible en el mercado, se propone utilizar un criterio que permita incluir efectivamente como beneficiarios a la mayor cantidad de usuarios posibles, buscando una justa relación entre costo y beneficio, usando tanto de las soluciones simples como las sofisticadas, de acuerdo al ámbito de la aplicación tecnológica y al destinatario de los servicios (6).

16.- Páginas Web
El uso creciente y extensivo de Internet para la difusión del mensaje evangelizador de la Iglesia, tanto por parte de quienes generan contenidos como de quienes los leen, amerita un esfuerzo adicional por lograr una mejor conjunción entre las actividades pastorales y las comunidades virtuales y reales que hacen uso de la Web, como así también fomentar su proyección misionera hacia quienes navegan en Internet en busca de Dios y de un sentido para su vida, considerando también en el diseño y tecnología aplicados a los usuarios concretos que visitarán los sitios. Esto debe ir acompañado de un crecimiento en la conciencia del sentido complementario que este fenómeno tiene en la comunidad eclesial, dado que la presencia real de la Iglesia (como las parroquias) y sus signos sacramentales es irremplazable (6).

17.- La presencia de la Iglesia y del Evangelio en Internet nunca debe ser planteada como un sustituto de la Iglesia misma, sino como un medio inteligente y atractivo, el nuevo areópago para llegar tanto a los bautizados como a los no creyentes. Nunca ha de ser considerado un fin sino un medio (5)(7).

18.- Nuestra misión católica en Internet no puede olvidar la dimensión profética, que pretende anunciar con ardor, talento y convicción los valores del Evangelio, así como denunciar todo aquello que significa desprecio, opresión y explotación de la persona y de la sociedad humana, desde el comercialismo, el materialismo, la globalización hegemónica (5).

19.- Incluir dentro de las orientaciones pastorales de las conferencias episcopales y de las diócesis procesos de sensibilización sobre la importancia del uso de la Informática e Internet para la nueva evangelización (7).

20.- Promover, dentro de las conferencias episcopales, instancias eclesiales e instituciones educativas, la reflexión teológica acerca de la nueva cultura digital(7).

21.- Dar continuidad a las conclusiones de este Congreso mediante sucesivos encuentros diocesanos, regionales, nacionales y continentales para favorecer la formación de los agentes de la evangelización particularmente al uso de la Informática e Internet(7).

22.- Suscitar experiencias concretas de complementariedad, coordinación y comunión con el uso de informática e Internet(7).

23.- Desde el CELAM proponer a las conferencias episcopales y a las diócesis una estructura orgánica más homogénea y adecuada para los organismos al servicio de la comunicación social(7).

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ZENIT Staff

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