III Encuentro de Laicos y Religiosos en misión compartida

(Foto: CONFER)

Concluye en Madrid el III Encuentro de Laicos y Religiosos en Misión Compartida

Organizado por la Conferencia Española de Religiosos, reunió a unos 700 representantes de 115 congregaciones

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(ZENIT – Madrid).- El III Encuentro de Laicos y Religiosos en Misión Compartida reunió el pasado sábado 5 de marzo en Madrid a 681 personas, en representación de unas 115 congregaciones. La mayoría de los participantes, 434, eran laicos.
“La misión compartida es una realidad de cada día”, en la que “religiosos y laicos se acompañan mutuamente” en los hospitales, escuelas y diversas obras de las congregaciones religiosas. “Nos nutrimos de lo cotidiano”, señaló el presidente de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), el padre Luis Ángel de las Heras, cmf, en la inauguración de esta jornada, que se celebró en el colegio Nuestra Señora del Recuerdo.
Por su parte el director del Secretariado de Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el sacerdote Antonio Cartagena, indicó que, no obstante, “falta que se traduzca en realidades concretas el reconocimiento pleno de la adultez del laicado”, de la que habla ya el Concilio Vaticano II. “Para muchos sacerdotes, el laico es el que está al lado del cura… Aún no se ha reconocido que tienen la misma misión de los sacerdotes y los consagrados” dijo.
El expresidente de CONFER, el padre Elías Royón, SJ, iniciador de estos encuentros, resaltó que la misión compartida “es una realidad que se está experimentando en no pocas familias religiosas”, y también una materia sobre la que “se está reflexionando y escribiendo” cada vez con mayor intensidad. Pero “es necesario hacerlo también aquí, entre todos”, y “ayudarnos todos con las experiencias de todos”, indicó el actual vicario para la Vida Consagrada de la archidiócesis de Madrid. Los laicos son más que simples “trabajadores, voluntarios o simpatizantes” del trabajo que realizan los institutos religiosos, dijo Royón.
Y añadió que este fue el gran mensaje que se lanzó en las dos ediciones anteriores. Pero para compartir realmente la misión, se percibió la necesidad de que laicos y religiosos se formen en un mismo “carisma y espiritualidad”, que no son “propiedad exclusiva” de los consagrados. Por ello uno de los grandes objetivos de este tercer encuentro, fue abordar la necesidad de “tener unos modelos formativos que clarifiquen esta cuestión”. “El carisma se enriquece al integrar esta vivencia laical”, y de este modo se crea también “comunión eclesial para hacer creíble el anuncio del Evangelio”, concluyó el expresidente de CONFER.
Por tercer año consecutivo, asistió al encuentro el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, quien compartió con los asistentes un decálogo de ideas sobre la misión compartida, entre las que destacó poner los pies en las huellas de Jesús, que es el principio de la misión, situar en el centro a los pobres, no olvidar el modo en que cada fundador quiso ofrecer a Jesús al mundo, ser cristianos alegres y anunciadores de esa alegría y hacer presencia compartida de la misión. “Esa es la revolución verdadera”, aseguró el prelado.
La ponencia marco de este año corrió a cargo del jesuita Diego Molina, rector de la Facultad de Teología de Granada, con una conferencia titulada “¿Qué laicado para la misión compartida en la Iglesia?” en la que abordó las características que definen a un laico “que viven su ser cristiano según un carisma concreto en misión compartida”.
A lo largo de la jornada, se celebró una sesión de diálogo abierto, con la participación de miembros del grupo de reflexión y con preguntas de los asistentes, sobre carismas y espiritualidad. Por la tarde, la mesa redonda de formación mostró diferentes experiencias de diversas congregaciones, y se trabajó en grupos de familias carismáticas, sobre los retos para trabajar en futuros encuentros, entre los que destacó la propuesta de un itinerario formativo para los religiosos y laicos en misión compartida, gradual y atractivo, con las líneas básicas que sirvan para el posterior desarrollo en cada familia carismática según su propia realidad o necesidad, que permita cohesionar las diferentes vocaciones y consiga un mayor compromiso por y para la misión compartida. El encuentro concluyó con la celebración de una Eucaristía.

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ZENIT Staff

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