Concluye la campaña del milenio de lucha contra la deuda

La movilización de organizaciones y famosos da resultados concretos

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ROMA (Redacción central), 2 dic 2000(ZENIT.org).- Uno de los grupos de acción
más comprometidos en hacer presión para promover la condonación de la deuda de
los países del tercer mundo ha anunciado su disolución. La organización
británica Jubilee 2000 publicó un comunicado de prensa el pasado 23 de
noviembre para anunciar una marcha de antorchas por el centro de Londres, que
tendrá lugar el próximo 2 de diciembre, para marcar el final de su existencia
con el acabar de este año.

Jubilee 2000 fue lanzada en el Reino Unido en 1996 con el objetivo de cancelar
las deudas de los países más pobres en el año 2000. En el Reino Unido, la
coalición está formada por más de cien miembros, incluyendo agencias de ayuda
humanitaria, uniones y organizaciones confesionales. En
la actualidad Jubilee 2000 ha extendido su red en más de 60 países. Algo más
de 20 millones de personas han firmado una petición internacional solicitando
el alivio de la deuda.

Cuando el grupo fue fundado estableció deliberadamente un tiempo límite para
su existencia, que ahora toca a su fin. Sin embargo sus adherentes planean
unirse a «Drop the Debt», una campaña que tiene como objetivo hacer presión en
la cumbre del Grupo de los Siete (G7) de Génova en julio de 2001.

Telón de fondo de la campaña
Desde hace bastantes años la Iglesia ha atraído la atención sobre los
problemas causados por el peso enorme de la deuda de los países pobres. Por
ejemplo, en su encíclica de 1987, «Sollicitudo rei socialis» (n. 19), Juan
Pablo II habló del modo en que este fardo estaba obstruyendo el desarrollo
económico (cf. n. 43) y de la necesidad de reformar el sistema financiero
mundial para resolver este y otros problemas.

Pasados los años, otras instituciones, como las agencias de ayuda
internacional y famosas personalidades se unieron a las reiteradas peticiones
de Juan Pablo II en favor de una reestructuración profunda de las finanzas
mundiales.

En septiembre de 1996, el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario
Internacional (FMI) lanzaron la Iniciativa para los Países Más Endeudados
(HIPC). En septiembre de 1999, en la Reunión Internacional del BM y el FMI, la
Iniciativa HIPC fue significativamente ampliada para proporcionar un mayor
alivio de la deuda a más países y con más rapidez. En total, el mundo
desarrollado prometió cancelar 100.000 millones de dólares de deuda de 41
países.

La Iniciativa está diseñada para reducir las deudas a niveles sostenibles por
los países pobres, de manera que puedan proseguir las reformas de la política
económica y social, y es aplicada específicamente en casos en los que los
mecanismos de alivio de la deuda no son suficientes para ayudar a los países a
salir del proceso de renegociación.

La Iniciativa mejorada se propone reducir el valor neto actual de la deuda a
un máximo equivalente al 150% de las exportaciones y al 250% de las entradas
del gobierno.

Estados Unidos se une a la HIPC
Ahora bien, este proyecto de renegociación de la deuda ha encontrado
obstáculos en su camino. Uno de ellos ha sido la renuencia de algunas de las
economías que lideran el mundo, incluyendo Estados Unidos y Japón, para
aprobar planes orientados a la remisión de las deudas de los países pobres. A
finales de octubre, sin embargo, el Congreso de Estados Unidos dio finalmente
su aprobación para una donación de 435 millones de dólares al fondo de la
HIPC.

Según un informe de Reuters (25 octubre), todavía hay serias dudas en algunos
miembros del Congreso sobre la posibilidad de que estas medidas de alivio de
la deuda sea una práctica duradera. Sonny Callahan, el republicano que preside
la subcomisión que supervisa la ayuda exterior indicó: «Sigo siendo escéptico
pero estoy lleno de esperanza en que el programa HIPC ayude actualmente a la
gente pobre como se pretende».

Como indicaba el «New York Times» (18 octubre), el Congreso tomó esta decisión
cediendo a las constantes presiones ejercidas para que se movilizara en esta
cuestión de la deuda. «Hemos tenido al Papa y a cada misionero del mundo
implicados en este asunto y ellos nos han persuadido a todos en esta
institución de que se trata de algo noble que hay que hacer», reconocía
Callahan.

La medida aprobada incluye la autorización al Fondo Monetario Internacional
para que revalorice sus reservas de oro con el fin de liberar cientos de
millones de dólares que serán destinados a la cancelación de la deuda.

Alcance de las acciones tomadas
Según los detalles publicados por el Banco Mundial el pasado 17 de noviembre,
el último país en beneficiarse de la HIPC es Guyana. El paquete de alivio de
la deuda eximirá a Guyana de destinar unos 590 millones de dólares al pago de
la deuda en los próximos años. Esta suma se añade a la medida que la
Iniciativa original había adoptado en un primer momento por valor de 440
millones de dólares de alivio para contribuir con el alivio de la deuda. En
total, el proyecto HIPC con todas sus medidas reducirá la deuda de Guyana en
un 54%.

Muchos de los países que esperaban llenar los requisitos para recibir
asistencia de la HIPC ampliada se encontraban en la región del Africa
subsahariana. Se trata, en total, de 29 naciones. Hasta ahora, sin embargo,
solamente 12 países han alcanzado acuerdos finales para beneficiarse de la
Iniciativa ampliada (Benin, Bolivia, Burkina Faso, Camerún, Guyana, Honduras,
Mali, Mauritania, Mozambique, Senegal, Tanzania y Uganda).

Reducción de la deuda a debate
El movimiento para cancelar o condonar parcialmente las deudas de los más
países pobres ha sido saludado por algunos como un gran éxito. El «Guardian»
(27 noviembre) subrayaba el caso de Uganda, que ha experimentado un alivio de
la deuda por valor de 1.000 millones de dólares y lo ha destinado para
duplicar las matrículas en la escuela primaria. Mientras que en Bolivia el
dinero ahorrado está yendo a las municipalidades más pobres. En Mozambique, la
reducción en los pagos anuales en razón de la deuda (antes eran de 127
millones de dólares hoy son de 52 millones) está permitiendo gastar más dinero
en hospitales y alojamiento.

Sin embargo, queda todavía mucho por hacer. Según Jubilee 2000, los 52 países
que necesitan urgentemente una cancelación de la deuda deben un total de
376.000 millones de dólares y hasta ahora solamente han sido cancelados 12.000
millones. El objetivo del Banco Mundial, que será difícil de alcanzar en las
semanas que quedan, es ofrecer a veinte países señales de alivio de la deuda
para finales de este año. Estas naciones verán cómo los pagos de la deuda se
reducirán en un tercio. Ahora bien, según Jubilee 2000 esto todavía les deja a
muchos de ellos destinando más dinero en pagar la deuda que en salud y
educación. Por ejemplo, tras haber gozado de medidas de reducción de la deuda,
Tanzania gasta todavía 168 millones de dólares al año en pagos por razón de la
deuda, mientras que tiene un presupuesto de 87 millones de dólares para
cuestiones de salud y 154 millones de dólares para educación.

Por otra parte, según un análisis publicado por «The Economist» (18
noviembre), desde la perspectiva del Banco Mundial, el proceso de reducción de
la deuda ha tenido un gran éxito. Una vez que los 20 países han sido incluidos
en el proceso de ayuda, esa institución considera que se logrará una reducción
de la deuda por valor de 30.000 millones de dólares. Además, durante el año
pasado los países del G7 se han comprometido a reducir las deudas que los
países HIPC les debían bilateralmente en un 100%.

«The Economist»
también se pregunta si los programas de reducción de la deuda
ayudarán a los países pobres a largo plazo. El alivio de la deuda se traduce
en menos ayuda de donantes individuales, lo cual podría no ser conveniente.
Así mismo, el apresuramiento podría traducirse en una reducción de la deuda a
países con malas políticas económicas.

En sus muchas intervenciones sobre esta cuestión, Juan Pablo II ha admitido en
efecto que el perdón de la deuda es, de hecho, una parte de la solución de los
problemas de los países pobres. En el documento publicado como resultado del
Sínodo de América («Ecclesia in America», n. 22) el Papa comenta que el
endeudamiento es en parte el resultado de las malas políticas económicas de
los mismos países.

Y cuando recibió en audiencia a los autores de la campaña Jubilee 2000, el 23
de septiembre de 1999, Juan Pablo II indicó que la reducción de la deuda es
sólo una faceta de la tarea necesaria para ayudar a los países pobres. Pidió
sólidas políticas económicas y buenas prácticas administrativas entre otras
reformas necesarias. Sin embargo, sigue siendo claro que los países ricos
tienen la obligación de aliviar el fardo de la deuda de las naciones más
pobres.
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Contenido provisto por SEMANA INTERNACIONAL
(c) Innovative Media, Inc.

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ZENIT Staff

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