Condena ortodoxa y católica de la violencia contra serbios en Kosovo

Voluntarios católicos piden mayor compromiso a la comunidad internacional

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ROMA, viernes, 19 marzo 2004 (ZENIT.org).- Representantes de la Iglesia católica y de la Iglesia ortodoxa han levantado su voz para condenar los actos de violencia que tienen lugar contra los serbios en Kosovo desde el miércoles pasado.

Dieciséis iglesias y monasterios serbio-ortodoxos, muchos de ellos joyas de la arquitectura medieval, han sido demolidos en Kosovo desde que estallaron los enfrentamientos, según anunció este viernes la Iglesia ortodoxa serbia en Belgrado.

En Prístina, policías de la ONU y soldados de la Fuerza multinacional (KFOR) utilizaron el jueves por la noche gas lacrimógeno para dispersar a un grupo de kosovares de origen albanés que estaban incendiando la iglesia de San Nicolás.

Los actos de violencia en Kosovo han provocado desde el miércoles al menos 31 muertos y unos 500 heridos, según fuentes de la ONU. Centenares de serbios han sido evacuados por la misión de la ONU en Kosovo (MINUK) y por la (KFOR).

La Iglesia ortodoxa griega confesó su «particular preocupación» este viernes ante los acontecimientos y aseguró que está dispuesta a ofrecer toda su ayuda a la Iglesia ortodoxa serbia.

Voces de la Iglesia católica también se han alzado para pedir que se detengan los enfrentamientos. Desde los micrófonos de «Radio Vaticano», un religioso que trabaja en la región, que pidió mantener su identidad anónima, hizo un llamamiento a la «calma».

«Hay que precisar, de todos modos, que los últimos enfrentamientos no tienen nada que ver con la religión o con la fe: es una cuestión puramente política», afirmaba el religioso.

El Voluntariado Internacional para el Desarrollo, una de las organizaciones no gubernamentales católicas presentes en el terreno, ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que resuelva algunos de los problemas pendientes que ya influyeron en el conflicto a finales de los años noventa.

«Después de cinco años exactos de la Operación Herradura de Slobodan Milosevic y de los bombardeos sobre Kosovo y Serbia por parte de las fuerzas de la OTAN, la región balcánica vuelve a vivir una vez más la recrudescencia de los enfrentamientos entre las dos etnias», afirma Antonio Raimondi, presidente de la institución.

«Esto es lo que sucede si después de un conflicto no se interviene sobre las causas más profundas –añade el presidente de la organización que se inspira en la espiritualidad salesiana–. No es suficiente garantizar una pacificación forzada con la presencia militar internacional, en Kosovo desde 1999 y en Bosnia desde 1995, sino que es necesario trabajar para promover la justicia social y la reconciliación, elementos esenciales para una paz auténtica y duradera».

«Kosovo vive una gran incertidumbre política y económica. De hecho, no se sabe todavía qué será de la región en el futuro: región con una fuerte autonomía en la República de Serbia y Montenegro o estado independiente. A nivel económico, basta recordar que el desempleo alcanza el 57% de la población activa», constata Raimondi en un comunicado recibido este viernes por Zenit.

El presidente del Voluntariado Internacional para el Desarrollo revela que cuando se pide un mayor compromiso de la comunidad internacional en la región, en especial de Europa, todos repiten que «hoy las prioridades son otras, Afganistán e Irak».

«Quisiera recordar a todos, sí a todos, las escenas dramáticas que nos acompañaron en los años noventa», concluye.

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ZENIT Staff

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