Congo: Liberado el obispo auxiliar de Boma, detenido durante de 13 días

El gobierno ha desencadenado una auténtica persecución contra la Iglesia

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KINSHASA, 11 ene 2001 (ZENIT.org).- Después de trece días de cárcel, ayer por la mañana fue liberado en Kinshasa el obispo auxiliar de Boma, monseñor Cyprien Mbuka.

El día anterior, el arzobispo de Kinshasa y presidente de la Conferencia Episcopal del Congo, el cardenal Frédéric Etsou, había emitido un duro comunicado público para denunciar no sólo la detención sino la injusticia de la medida y la postura de las autoridades, sordas a toda petición.

Monseñor Mbuka, de 57 años, al ser liberado, ha dado las gracias al cardenal por su intervención. Fue arrestado el 28 de diciembre en Matadi y trasladado el 3 de enero a Kinshasa, donde fue puesto bajo vigilancia de la DEMIAP, la policía que se ocupa de las «actividades antipatrióticas».

La acusación, sin especificar ni formalizar, era precisamente de fomento de «actividades antipatrióticas», algo que fue considerado como ridículo por parte del cardenal Etsou.

Fuentes autorizadas congoleñas, citadas por la agencia Misna, habían refutado inmediatamente la acusación, considerándola como carente de todo fundamento.

Además, en su durísimo comunicado, el arzobispo de Kinshasa denunciaba la practica de los arrestos sin motivo en perjuicio de los religiosos.

En los dos últimos años, antes de monseñor Mbuka, han sido arrestados monseñor Théophile Kaboy, obispo de Kasongo junto a dos sacerdotes misioneros que fueron deportados más tarde a Kinshasa; monseñor Joseph Kesengue, obispo emérito de Molegbe y el padre Fridolin Ambongo, superior provincial de los Capuchinos; monseñor Nestor Ngoy Katahwa, en el momento del arresto obispo de Manono y actualmente obispo de Kolwezi.

Al final de la semana pasada había intervenido también monseñor Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kisangani y presidente del SECAM (Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar), quien en un comunicado condenaba esta serie de detenciones arbitrarias de obispos por parte del gobierno congoleño.

Los obispos, según revela la agencia de noticias de la Santa Sede Fides fueron acusados de «complicidad con los rebeldes», de «encubrir el tráfico de armas» y de «haber favorecido la entrada de rebeldes en el país».

Por lo que se refiere al obispo recientemente liberado, el cardenal Frédéric Etsou afirmaba que todo diálogo con la autoridad había sido en vano: «Me puse inmediatamente en contacto con las autoridades para pedir que monseñor Mbuka viniera al arzobispado, a la espera de la conclusión de las investigaciones».

El purpurado congoleño denunciaba también que el obispo tuvo que soportar doce días de prisión «en condiciones indignas» y sobre todo sin que hubiera pruebas o acusaciones verificadas contra él.

El periódico italiano Avvenire consideraba en su edición de hoy que estas detenciones de hombres de Iglesia constituyen una auténtica «persecución» que sufren por haberse convertido en la «única voz libre y no alineada en las vicisitudes recientes de la República Democrática del Congo», en plena guerra civil.

La República Democrática del Congo (ex Zaire), 48 millones de habitantes, es uno de los países más ricos del mundo en materias primas. Posee más del 65 por ciento de las reservas mundiales de cobalto, además de una ingente cantidad de diamantes, petróleo, uranio, oro, plata, hierro… La guerra de los Grandes Lagos africanos, en la que se encuentran implicados entre otros Ruanda y Uganda, está, sin embargo, desangrando este país,

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ZENIT Staff

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