Congreso de Apostolado Seglar en España: Las dificultades «no nos asustan»

Dos mil participantes de casi todas las diócesis en el encuentro de los laicos del país

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MADRID, domingo, 14 noviembre 2004 (ZENIT.org).- Las dificultades que en estos momentos atraviesa la Iglesia católica en España «no nos asustan», han afirmado los participantes en el Congreso de Apostolado Seglar; por el contrario deben alentar a presentar con más entusiasmo la esencia del cristianismo: el encuentro personal con Jesús.

En estas palabras se recoge el espíritu y las conclusiones a las que han llegado las dos mil personas reunidas en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, del 12 al 14 de noviembre, representando a casi la totalidad de las diócesis españolas y a las asociaciones y movimientos de Apostolado Seglar. Más de 45 obispos han participado en el encuentro.

«En este Congreso hemos tomado conciencia del momento histórico que vivimos, marcado por el alejamiento de Dios y el relativismo moral que provocan un verdadero daño», constataron los congresistas en el «Comunicado final», que fue leído por Mercedes Barbeito, de Manos Unidas.

«Sin embargo –añade–, las dificultades del momento presente no nos asustan, sino que despiertan aún más nuestro deseo de salir al encuentro de todos los hombres con la propuesta de la vida cristiana».

El comunicado revela los cinco «campos» en los que, según los participantes, «se hace urgente una renovada presencia cristiana».

En primer lugar, «los jóvenes, con sus aspiraciones, búsqueda y frustraciones, siempre abiertos al encuentro sencillo y luminoso con Jesucristo, el único que sabe hablarles al corazón».

«La familia, basada en el matrimonio entre hombre y mujer, y abierta a la vida, que precisa junto a la adecuada tutela legal, el alimento del Evangelio para sostenerse en su misión», es el segundo campo de acción mencionado.

Se menciona luego «nuestra sociedad con sus diferentes areópagos, que necesita la sabia de la vida cristiana para no perderse en la confusión y el sinsentido».

En cuarto lugar, se menciona «el mundo económico y laboral, afectado por transformaciones profundas y por una mentalidad economicista, que demanda una nueva experiencia de la dignidad y el significado del trabajo humano».

El último campo son «los medios de comunicación, forjadores de la mentalidad y la cultura, en los que es preciso hacer oír la voz plena de humanidad de la experiencia cristiana».

En la mañana de este domingo, durante la homilía de la eucaristía conclusiva, trasmitida por la 2 de TVE, el cardenal Antonio Mª Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española, exhorto a los laicos: «¡No, no hay que tener miedo a ser testigos, a pesar de todas las incomprensiones y persecuciones que nos sobrevendrán como el Señor lo ha predicho!, porque ni un cabello de vuestra cabeza perecerá, con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

A continuación, tomó la palabra el presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, el arzobispo Stanislaw Rylko, para pronunciar la ponencia final, con el título «El laicado europeo, situación y perspectivas».

Según el prelado polaco, el desafío de los laicos pasa por «redescubrir la esencia del cristianismo: el encuentro personal con Jesucristo».

«Redescubrir el cristianismo como un acontecimiento real que ocurre hoy en nuestra vida, como ocurrió en la vida de los primeros discípulos. El cristianismo no es una doctrina por aprender, ni tampoco un simple código ético –aclaró–. El cristianismo es una Persona, la persona viva de Cristo que hay que encontrar y acoger en la propia vida. Porque sólo este encuentro cambia realmente la existencia de las personas y da el sentido último y definitivo a nuestro destino».

Según monseñor Rylko «ha llegado el momento de liberamos de nuestros complejos de inferioridad respecto al mundo así llamado laico, para ser atrevidamente nosotros mismos, discípulos de Cristo. ¡Debemos reapropiamos el significado de nuestra identidad y estar orgullosos de ella! Hace falta por tanto remontar hasta el Bautismo y al cometido que este sacramento tiene en la vida del cristiano».

El sábado las ponencias corrieron a cargo de dos laicos. El escritor y catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de La Coruña, Ignacio Sánchez Cámara, analizó «las dificultades que atraviesa el cristianismo» en la España actual.

Al analizar el actual proceso de «descristianización», mencionó «algunas actitudes del actual Gobierno hacia la Iglesia Católica» y «el anuncio de un conjunto de medidas legislativas que se oponen no sólo a las creencias morales vigentes en nuestra sociedad sino que chocan además con algunos principios jurídicos básicos de nuestra tradición legal, en materia de matrimonio, familia o respeto a la vida».

Para Sánchez Cámara, la evangelización «depende más que de nada de la supervivencia de las familias cristianas. La familia es la primera institución de la misión evangelizadora».

En su opinión, los católicos deben «huir de dos actitudes opuestas: por un lado, la arrogancia y, por otro, la pusilanimidad y la dejación de la defensa, pues no se trata de la propia justificación sino de la propagación del mensaje de Cristo. Tampoco debemos acomplejarnos ante la dictadura de la corrección política y del relativismo cultural, social y moral. Una cosa es el respeto a las demás religiones (y el cumplimientos de las exigencias del ecumenismo) y otra la debilidad o incluso la traición a las propias convicciones».

La llamada a la santidad fue el argumento de la conferencia de la periodista de la cadena radiofónica COPE, Cristina López Schlichting, en la que se centró en la consideración de la santidad como algo no reducible a la moralidad. «En la vida de todo cristiano hay un antes y un después del encuentro con Cristo», apuntó como eje central de la santidad cristiana.

«Los cristianos, desde el principio, se llamaban a sí mismos santos –recordó–. Eran el pueblo de los santos de Dios. Porque la santidad debe ser entendida en clave de filiación de Dios, no como heroísmo personal. La fuerza del cristiano no es propia, le viene dada: «Es Cristo que vive en mí», decía San Pablo».

En el viernes, el discurso inaugural corrió a cargo de monseñor Fernando Sebastián, arzobispo de Pamplona, quien ofreció un marco general para encuadrar la acción apostólica de los seglares, «la presencia más cercana y más profunda de la Iglesia en el mundo y por eso mismo agentes principales del anuncio del evangelio en el mundo y de la construcción del Reino de Dios».

«Bien está que los obispos nos pronunciemos en contra del aborto o de la manipulación de los embriones humanos –constató–. Pero esto vale de poco si luego no hay unos cristianos que mantengan la vigencia y el prestigio de estas enseñanzas en los ambientes concretos de las relaciones humanas y de la vida de cada día».

En este sentido, consideró que «el más poderoso plan de pastoral y de apostolado» que se puede poner en marcha hoy, es imitar a los «cristianos sencillos», protagonistas de la primera evangelización, que utilizaron «el simple procedimiento de explicar confidencialmente la riqueza que habían recibido al conocer la persona de Jesucristo y haber creído en Él y en su evangelio».

«La movilización apostólica de los cristianos requiere que tengamos una conciencia clara de cuál es el momento histórico de nuestra sociedad».

«Si en algunos momentos pudimos pensar que una Iglesia sólidamente establecida tenía que poner el acento en desarrollar el sentido social de sus miembros y la solidaridad de la sociedad entera con los más necesitados –consideró-–, tenemos que darnos cuenta de que hoy lo más urgente, el servicio más grande y más urgente que la Iglesia tiene que hacer a nuestra sociedad, el bien más grande que podemos hacer a nuestro amigo o nuestro vecino, es ay
udarles a creer en Dios».

«Ayudarles a descubrir la trascendencia de su ser personal, ayudarles a no verse encerrados en su propio yo terreno».

«Aún reconociendo las dificultades ambientales contra la fe religiosa, cristiana y eclesial, favorecidas por algunos medios de comunicación de fuerte implantación, los cristianos tenemos que reconocer que la debilidad de nuestra Iglesia tiene su primera causa en nuestras propias debilidades espirituales»,
constató.

Es posible leer todas las ponencias y comunicados en la página oficial del Congreso de Apostolado Seglar, http://www.congresodeapostoladoseglar.org. La agencia Véritas ha ofrecido crónicas del de cada uno de los actos del acontecimiento que pueden consultarse en http://www.agenciaveritas.com.

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ZENIT Staff

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