Contexto de la Nueva Evangelización

Las propuestas del reciente Sínodo de los Obispos (II)

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CIUDAD DEL VATICANO, martes 13 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana (7-28 octubre 2012) concluyó con la entrega al papa Benedicto XVI de una lista de 58 Propositionum, previamente votadas por los padres sinodales.

En el texto, los obispos abordaron la naturaleza de la Nueva Evangelización, su contexto, las respuestas pastorales a las circunstancias contemporáneas y los agentes de esta misión. De las 58 proposiciones, escritas en latín, solo hay una versión «oficiosa» en inglés, que ZENIT viene ofreciendo traducida de modo no oficial en algunas de sus ediciones, como material de estudio y trabajo. He aquí las propuestas de la 13 a la 25.

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2) El contexto del ministerio de la Iglesia hoy

Proposición 13: LOS DESAFÍOS DE NUESTRO TIEMPO

La proclamación de la Buena Nueva en contextos diferentes del mundo –marcados por procesos de globalización y secularización–, plantea varios desafíos a la Iglesia: a veces por una persecución religiosa abierta, otras veces por una indiferencia generalizada, injerencia, restricción o acoso.

El Evangelio ofrece una visión de la vida y del mundo no se puede imponer, sino solo propuesta, como la Buena Noticia del amor gratuito de Dios y de la paz. Su mensaje de verdad y de belleza puede ayudar a las personas a salir de la soledad y de la falta de sentido, a las cuales las condiciones de la sociedad postmoderna a menudo la relegan.

Por lo tanto, los creyentes deben esforzarse por mostrar al mundo el esplendor de una humanidad basada sobre el misterio de Cristo. La religiosidad popular es importante, pero no es suficiente: se debe hacer más para ayudar a reconocer el deber de anunciar al mundo la razón de la esperanza cristiana y de proclamarla a los católicos alojados de la Iglesia, a aquellos que no siguen a Cristo, a las sectas y a quienes vienen experimentando con diferentes tipos de espiritualidad.

Propuesta 14: NUEVA EVANGELIZACIÓN Y RECONCILIACIÓN

En un mundo destrozado por la guerra y la violencia, un mundo herido por un individualismo generalizado que separa a los humanos y los pone a unos contra los otros, la Iglesia debe ejercer su ministerio de reconciliación con serenidad y firmeza. La Iglesia en el espíritu de la Nueva Evangelización asume esta tarea de la reconciliación. Fiel al mensaje de Jesús («romper el muro de separación», Ef. 2,14), la Iglesia debe hacer un esfuerzo para derribar los muros que separan a los seres humanos.

Con el mensaje de amor, ella debe predicar la novedad del Evangelio salvífico de nuestro Señor, que vino a liberarnos de nuestros pecados, y nos invita a construir la armonía, la paz y la justicia entre todos los pueblos.

Propuesta 15: NUEVA EVANGELIZACIÓN Y DERECHOS HUMANOS

En consonancia con el énfasis puesto sobre la dignidad humana de la Nueva Evangelización, este Sínodo exhorta a los legisladores, maestros y otras personas que trabajan en el campo de las ciencias humanas a garantizar el pleno respeto de la persona humana, tanto en la política como en la práctica pública.

Al mismo tiempo, cada oportunidad debe ser encaminada en las diferentes situaciones locales y en las asociaciones, para articular, defender y proteger, tanto en la teoría como en la práctica, estos derechos que derivan de una comprensión adecuada de la persona humana, tal como se establece en la ley natural.

Propuesta 16: LIBERTAD RELIGIOSA

Los Padres sinodales reafirmaron que la libertad religiosa es un derecho humano fundamental. Este derecho comprende la libertad de conciencia y también la libertad de elegir libremente su propia religión. Estamos en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo que sufren de falta de libertad religiosa e incluso de persecución.

A la luz del reconocimiento del Concilio Vaticano II como una herramienta para la Nueva Evangelización, y la creciente necesidad de proteger la libertad religiosa de los cristianos en el mundo, los padres sinodales han propuesto un compromiso renovado y una mayor difusión de las enseñanzas de la Dignitatis Humanae. Esta renovación se propone afirmar y promover la libertad en materia religiosa para los individuos, las familias y las instituciones a fin de proteger el bien común de todos. Esta libertad comprende el derecho de enseñar la fe cristiana –sin compromiso sobre sus principios–, a los niños en la familia y/o la escuela.

Los Padres sinodales proponen que el Santo Padre considere la posibilidad de crear un comité de autoridades de la Iglesia, en representación de las diferentes regiones del mundo, o encomendar esta tarea al Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, para responder a los ataques a la libertad religiosa y de obtener información precisa para el testimonio público al derecho fundamental a la libertad religiosa y a la libertad de conciencia.

Propuesta 17: PREÁMBULOS DE LA FE Y LA TEOLOGÍA DE CREDIBILIDAD

En el contexto actual de una cultura global, muchas dudas y obstáculos causan escepticismo extenso e introducen nuevos paradigmas de pensamiento y de vida. Es de suma importancia, para una Nueva evangelización, destacar el papel de los preámbulos de la fe. Es necesario no solo mostrar que la fe no se opone a la razón, sino también el poner de relieve una serie de verdades y realidades que pertenecen a una antropología adecuada, iluminada por la razón natural. Entre estos, está el valor de la Ley natural y las consecuencias para la sociedad en su conjunto. Las nociones de «ley natural» y de «naturaleza humana», son capaces de demostraciones racionales, tanto a nivel académico como popular.

Este hecho y el esfuerzo intelectual ayudarán al diálogo entre fieles cristianos y personas de buena voluntad, abriendo un camino para reconocer la existencia de un Dios Creador y el mensaje de Jesucristo Redentor. Los padres sinodales piden a los teólogos desarrollar una nueva apologética del pensamiento cristiano, es decir, una teología de la credibilidad adecuada para una nueva evangelización.

El Sínodo lanza un llamado a los teólogos a aceptar y responder a los desafíos intelctuales de la Nueva evangelización, participando en la misión de la Iglesia de anunciar a todos el Evangelio de Cristo.

Propuesta 18: NUEVA EVANGELIZACIÓN Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL

El uso de los medios de comunicación social tienen un papel importante que desempeñar para alcanzar a cada persona con el mensaje de salvación. En este campo, especialmente en el mundo de las comunicaciones electrónicas, es necesario que los cristianos convencidos sean formados, preparados y capacitados para transmitir fielmente el contenido de la fe y de la moral cristiana. Deben tener la capacidad de hacer un buen uso de las lenguas y las herramientas actuales que están disponibles para la comunicación en la aldea global.

La forma más eficaz de esta comunicación de la fe es el intercambio del testimonio de vida, sin el cual los esfuerzos de los medios no serán capaces de una transmisión eficaz del Evangelio.

La educación para el uso racional y constructivo de los medios de comunicación social, son una herramienta importante para la nueva evangelización.

Propuesta 19: NUEVA EVANGELIZACIÓN Y DESARROLLO HUMANO

El magisterio papal, en su doctrina social, ha demostrado los vínculos teológicos, antropológicos y pedagógicos entre la evangelización, el desarrollo y la libertad, sea de la persona como de la sociedad.

Hoy ya no es posible pensar en la Nueva Evangelización sin la proclamación de la plena libertad de todo lo que oprime al ser humano, es decir, el pecado y sus consecuencias. Sin un compromiso serio con la vida y la justicia, y sin un cambio de las si
tuaciones que generan la pobreza y la exclusión (Cf. Sollicitudo rei socialis, 36), no puede haber progreso. Esto es especialmente cierto en vista de los desafíos reales de la globalización.

Propuesta 20: LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Y EL CAMINO DE LA BELLEZA

En la Nueva Evangelización, se debe prestar una especial atención al camino de la belleza: Cristo, el «buen pastor» (cf. Jn. 10,11), es la verdad en persona, signo de la belleza revelada, que se da a sí mismo sin medida. Es importante dar testimonio a los jóvenes que siguen a Cristo, no solo de su bondad y verdad, sino también de la plenitud de su belleza. Como dijo san Agustín: «No se puede amar lo que no es bello» (Confesiones, IV, 13,20). La belleza nos lleva hacia el amor, donde Dios nos revela su rostro en el que creemos. En este sentido, los artistas se sienten interpelados por la Nueva Evangelización y, al mismo tiempo, se sienten comunicadores privilegiados de esta.

En la educación de los seminaristas no debe pasarse por alto ni la educación a la belleza, ni la educación a las artes sagradas, como nos lo recuerdan las enseñanzas del Concilio Vaticano II (cf. Sacrosanctum Concilium, 129). La belleza debe ser siempre una dimensión especial de la Nueva Evangelización.

Es necesario que la Iglesia preste atención al cuidado y a la promoción de la calidad del arte, permitido en los espacios sagrados reservados a las celebraciones litúrgicas, preservando la belleza y la verdad de su expresión.

Es importante para la Nueva Evangelización que la Iglesia esté presente en todos los ámbitos del arte para apoyar, con su presencia espiritual y pastoral, a los artistas en su búsqueda de la creatividad y promover una viva y verdadera experiencia espiritual de la salvación que se hace presente en su trabajo.

Propuesta 21: LOS MIGRANTES

Así como muchos países se han beneficiado enormemente de la presencia de personas llegadas de otras partes, también la Iglesia se ha nutrido significativamente del testimonio y de la acción evangelizadora de muchos de ellos, comprometidos en el mandato misionero: «Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación» (Mc. 16,15).

Dados los riesgos y amenazas a la fe de los pueblos migrantes, es importante que la Iglesia les de su apoyo a través de un plan pastoral que los incluya –y con ellos a sus familias–, y les recuerde la importancia de dicho lugar como célula viva de la sociedad y de la Iglesia doméstica. Las parroquias deben ayudar a los migrantes a integrarse en la sociedad y en la comunidad cristiana.

El plan pastoral de la Iglesia para los migrantes no solo debe acoger a los migrantes y promover su dignidad humana, sino sobre todo, debe ayudarles a integrarse en la vida de la Iglesia, respetando su propia tradición ritual; este plan debería también ayudar a prevenir que la Iglesia católica los pierda.

Los migrantes no son solo receptores, sino también protagonistas de la proclamación del Evangelio en el mundo moderno.

Frente a los grandes movimientos migratorios, es importante insistir en la centralidad y dignidad de la persona, en particular a la luz de graves fenómenos como la nueva esclavitud ligada al tráfico vergonzoso de personas, especialmente de niños, y la compraventa de órganos. Esta toma de conciencia debe aumentar cuando se trata de refugiados, personas desplazadas, migrantes por mar, viajeros y gente sin hogar.

Propuesta 22: LA CONVERSIÓN

El drama y la intensidad del choque de siempre entre el bien y nunca el mal, entre la fe y el miedo, deben ser presentados como la base esencial, como parte integrante de la llamada a la conversión a Cristo. Esta lucha continúa a un nivel natural y sobrenatural. «Mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran» (Mt 7, 14). Muchos obispos han hablado de la necesidad de una renovación en la santidad de sus propias vidas, si quieren ser agentes verdaderos y efectivos de la Nueva Evangelización.

La Nueva Evangelización exige una conversión personal y comunitaria, nuevos métodos de evangelización y una renovación de las estructuras pastorales, para ser capaces de pasar de una estrategia pastoral de mantenimiento a una posición pastoral que sea verdaderamente misionera.

La Nueva Evangelización nos guía hacia una auténtica conversión pastoral, que nos empuja a actitudes y acciones que conduzcan a la vez a evaluaciones y cambios en la dinámica de las estructuras pastorales, que ya no cumplen con las exigencias del Evangelio en la era actual.

Propuesta 23: SANTIDAD Y NUEVOS EVANGELIZADORES

La llamada universal a la santidad es constitutiva de la Nueva Evangelización, que ve a los santos como modelos eficaces de las variadas formas en la que se puede alcanzar esta vocación. Lo que es común en las diferentes historias de la santidad, es el seguimiento de Cristo que se expresa en una vida de fe activa en la caridad, que es una proclamación privilegiada del Evangelio.

Reconocemos en María un modelo de santidad que se manifiesta en los actos de amor, que van hasta el don supremo de sí mismo. La santidad es una parte importante de todo trabajo evangelizador para aquel que evangeliza, y para el bien de los que son evangelizados.

Propuesta 24: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Para promover una nueva evangelización en la sociedad, se debe prestar más atención a la doctrina social de la Iglesia, entendiendo que se trata de un anuncio y un testimonio de la fe, un medio indispensable de la educación a la fe (cf. Caritas in veritate, 15). Esta adhesión a la doctrina social de la Iglesia debe estar presente en el contenido de la catequesis, en la educación cristiana, en la formación de los seminaristas, de religiosos y religiosas, en la formación permanente de los obispos y sacerdotes, así como de modo particular en la formación de los laicos.

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia es un recurso valioso en el desarrollo de esta formación permanente.

Propuesta 25: ESCENARIOS URBANOS DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

La Iglesia reconoce que las ciudades humanas y la cultura que expresan, así como las transformaciones que tienen lugar en ellas, son un lugar privilegiado para la Nueva Evangelización. Insertándose a sí misma en el designio salvífico de Dios, la Iglesia reconoce que la «Ciudad santa, la nueva Jerusalén» (cf. Ap. 21, 2-4) está en cierta medida ya presente en las realidades humanas.

Mediante la implementación de un plan de pastoral urbana, la Iglesia quiere identificar y comprender estas experiencias, lenguajes y estilos de vida que son típicos de las sociedades urbanas. Tiene la intención de hacer sus celebraciones litúrgicas, sus experiencias de vida comunitaria y el ejercicio de la caridad, relevantes para el contexto urbano, para encarnar el Evangelio en la vida de todos los ciudadanos. La Iglesia también sabe que en muchas ciudades, la ausencia de Dios se verifica en constantes ataques a la dignidad humana.

Estos incluyen: la violencia relacionada con el narcotráfico, la corrupción en sus diversas formas y muchos otros crímenes. Creemos que el anuncio del Evangelio puede ser la base para la restauración de la dignidad de la vida humana en estas zonas urbanas. Es el Evangelio de Jesús, que ha «venido para que tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn. 10, 10).

La serie anterior fue publicada en: http://www.zenit.org/article-43595?l=spanish

Traducido de la versión italiana de ZENIT por José Antonio Varela V.

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ZENIT Staff

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