Corea del Norte es el lugar más hostil para los cristianos

Lo revela el informe «World Watch List 2013». Cerca de 10 mil comunidades cristianas se ven obligadas a reunirse en «iglesias domésticas»

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Del 14 al 18 agosto el papa Francesco estará a pocos kilómetros de distancia de la frontera con el país más hostil al cristianismo en el mundo. El informe World Watch List 2013, difundido por la organización americana Open Doors, ha revelado que Corea del Norte se encuentra en la parte superior de la clasificación de los regímenes opresores de la libertad religiosa.

El informe fue presentado este lunes en Washington por el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, que ha acusado a Pionyang de «represión absoluta y brutal de las actividades religiosas». El departamento ve con preocupación «las penas de extrema dureza» aplicadas a aquellos que muestran su fe y aún más, a aquellos que tienen trato con los misioneros extranjeros.

El número de personas condenadas «por razones religiosas» oscila entre 80 y 120 mil, todas reconocidas de varias maneras como disidentes por parte del régimen y una amenaza para su estabilidad. Contra ellos se aplican sistemáticamente -a menudo durante largas detenciones en campos de reeducación y trabajo forzado- torturas, abusos e incluso ejecuciones. La pena capital -de acuerdo a lo que dice el informe- se utiliza tanto con fines coercitivos en los detenidos, como de disuasión con la población.

Los cristianos que no renuncian a su fe a pesar del clima de persecución, se reúnen en las llamadas «iglesias domésticas» que son «comunidades subterráneas». De acuerdo con la ONG 318 Mission Partner, que trabajan para salvar a emigrantes clandestinos norcoreanos, hay por lo menos 10.000 de esas comunidades en todo el país.

Al inicio del siglo XX, Corea del Norte estaba considerada la «Jerusalén de Oriente», gracias a la floreciente presencia cristiana. En 1910, con el paso de la península coreana al control japonés, comenzó la persecución que continuó y se agravó con la llegada al poder del régimen comunista de Kim Il-Sung, al final de la Segunda Guerra Mundial.

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ZENIT Staff

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