Corea del Sur: La Nueva Era hace prosélitos entre los cristianos

La Iglesia católica orienta

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SEÚL, 22 feb 2001 (ZENIT.orgFIDES).- La Nueva Era se difunde cada vez más entre los cristianos coreanos. Ante este fenómeno, la Iglesia católica reacciona.

El pasado enero monseñor Peter Kang, obispo auxiliar de Seúl, envió a todos los sacerdotes y religiosos de la archidiócesis un «Memorándum» poniéndoles en guardia contra la cultura «Ki», la doctrina New Age coreana.

El «Memorándum» expresa preocupación por el creciente número de fieles que se dirigen a los centros Ki, e invita al discernimiento.

Dice monseñor Kang: «Cuando la doctrina Ki va más allá de la promoción del bienestar, su ámbito específico, resulta peligrosa. Mientras se use la formación Ki para sentirse bien, todo va bien. Pero cuando se insinúa a la gente la convicción de poder alcanzar la salvación por sí mismos, entonces el error es grande. La salvación no se obtiene con esfuerzos o técnicas humanas, sino sólo a través de Dios».

«Algunos sacerdotes y religiosos tienen relaciones con la cultura Ki, creyendo obtener beneficios de la meditación, pero deben actuar con discernimiento, recordando que su actitud puede acarrear confusión a la vida cristiana», añade el prelado.

La doctrina Ki, expresión coreana del movimiento Nueva Era, comenzó a difundirse en Corea en los años ochenta, cuando la población dejó atrás los índices típicos de pobreza y mejoró su nivel de vida, concentrándose en la felicidad individual. Predica la elevación interior de los hombres, que pueden llegar a ser «seres absolutos con arte misterioso», y afirma que la salvación puede alcanzarse con el ejercicio espiritual personal.

Rho Kil-myong, profesor de Ciencias Sociales en la Universidad de Corea, en Seúl, y experto en sectas religiosas, ha explicado a la agencia de la Santa Sede «Fides»: «La Ki es una especie de secta religiosa. Sus seguidores piensan que la Ki es el principio último y la naturaleza del universo».

Por lo que se refiere a las razones de su difusión entre católicos y protestantes afirma: «La liturgia cristiana ya no satisface el deseo espiritual de los fieles de hacer experiencia de Dios: es por esto que muchos cristianos viven la Ki como una especie de compensación».

«Los efectos colaterales de la difusión de la Ki son confusión entre la experiencia Ki y el Espíritu Santo, rechazo de la Iglesia institucional, fanatismo por eventos emocionales, rechazo de la doctrina de salvación», explica fides..

Según el profesor Rho, «la Iglesia puede tratar de adaptarse a las necesidades de los tiempos escuchando qué quieren decir los cristianos… Con sus dos mil años de tradición, la Iglesia dispone de los medios para responder a las necesidades espirituales de los fieles. Por ejemplo, es necesario compartir con los fieles laicos los diversos programas espirituales, de contemplación y meditación, de los institutos religiosos o de las comunidades de vida contemplativa».

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ZENIT Staff

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