Cristianismo-Islam: El desafío, superar el «choque de las ignorancias»

Entrevista con el padre Maurice Borrmans, experto en diálogo interreligioso

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ROMA, 23 marzo 2003 (ZENIT.orgAvvenire).- Libertad de conciencia y método crítico hacia los textos sagrados son las claves para el mundo musulmán, según señala el padre Borrmans, misionero durante veinte años en el mundo árabe.

Profesor del Instituto Pontificio de Estudios Árabes y uno de los protagonistas del diálogo interreligioso con el mundo musulmán desde el Concilio, el religioso aborda en esta entrevista las dificultades con las que tropieza la relación con el Islam.

–El Islam acusa a Occidente de que no le comprende. ¿Es verdad?

–Maurice Borrmans: Se podría dar la vuelta a la acusación y dirigirla al contrario. Por ello me remito a un artículo de Edward Said, quien sostiene que debemos enfrentar el «choque de las ignorancias». Para superarlo, hay que tener en cuenta los esfuerzos de ambas partes para entender al otro, a través, por ejemplo de las traducciones. Sin embargo, aunque nosotros tenemos en nuestros idiomas europeos las traducciones de obras maestras de la cultura árabe clásica, en árabe existen poquísimas traducciones de las obras maestras del patrimonio cristiano. Tal vez sea porque la vertiente musulmana penetra con mayor facilidad en nuestras lenguas y los textos se pueden leer en el original. Además, cada uno desearía que el otro conociera su religión bajo los aspectos más bellos y fascinantes, rechazando la autocrítica o heterocrítica.

–¿Se refiere a la aproximación a los respectivos textos sagrados?

–Maurice Borrmans: También. Los cristianos estamos acostumbrados al método crítico, por ejemplo, en el estudio de la Biblia, el cual ha purificado además la fe y la experiencia religiosa. Por parte musulmana se sostiene, sin embargo, que el Corán es un libro enteramente dictado y revelado por Alá a través de Mahoma, y por lo tanto no es posible ejercer una aproximación científico-crítica. Igualmente sucede que los occidentales somos acusados de ser incapaces de entender el propio Corán, cosa que no es cierta. Está aquí el origen del malentendido entre las diferentes visiones. La trascendencia que es de Dios ha sido atribuida al Corán, y a continuación a la sociedad y a la «sharia»: mientras persistan tales características, el diálogo será difícil a menos que nos contentemos con hablar de la dignidad del hombre, de sus derechos y de sus deberes.

–El gobierno saudita habla de eliminar la policía especial que hace respetar la ley coránica en las calles. ¿No cree que Occidente debería esforzarse en valorar este gesto como un signo de progreso?

–Maurice Borrmans: De todos los países islámicos, Arabia Saudita es un modelo poco común porque la condición de los no musulmanes está por debajo de cuanto se pueda exigir en nombre de los derechos del hombre. Si en la actualidad tiene la intención de modificar su modelo, suprimiendo tal vez este cuerpo de voluntarios, puede que la situación cambie. Pero persiste la importante necesidad que tienen muchos musulmanes de una actualización de su texto sagrado y de la tradición viva. Esto supone libertad de expresión, de prensa, de comunicaciones sociales, y con demasiada frecuencia los gobiernos no permiten la libre expresión. ¿La «sharia» es divina en todos los detalles o sólo en sus principios? Son cuestiones que hay que resolver a través del diálogo intercultural. Es verdad también que la diáspora en Europa o Estados Unidos puede tal vez llevar a cabo una adaptación a la democracia y al pluralismo.

En el diálogo, ¿no debería insistir Occidente en la colaboración más que en el conflicto?

–Maurice Borrmans: Es obvio que nuestras sociedades deben hacer examen de conciencia. Lo sugería después del 11 de septiembre del 2001: que los más iluminados en el diálogo intercultural verifiquen cómo la propia fe se vive y se transmite y cómo se valora la fe de los otros. Tenemos en Europa sociedades «laicizadas» en donde se distingue entre religiones, Estado y ordenamientos jurídicos de manera muy clara, y precisamente en nuestras naciones tenemos minorías islámicas de tipo diferente, desde las más liberales a las más intransigentes. Promueven sus pretensiones ante nuestra laicidad, que ya no sabe definirse a sí misma, y exaltan un Islam con categorías que para nosotros parecen superadas; de aquí la dificultad de la intercomprensión. Esta es para nosotros una razón más para entender al otro, pero también para ser exigentes: nuestra laicidad no debe hacer demasiados compromisos con los fundamentalistas, tanto más cuando la mayor parte de los que están a nuestro lado consiguen vivir una vida religiosa personalizada de manera comunitaria, sin apuntar a la islamización de la sociedad.

–¿Entonces sobre qué valores hay que entenderse?

–Maurice Borrmans: Todos los monoteísmos afirman la dignidad del ser humano, que debe respetar a las criaturas y llevar al mundo a su realización por respeto del proyecto divino. Por lo tanto, todo el campo ecológico forma parte del diálogo que hay que desarrollar, así como el respeto a la vida, los descubrimientos científicos, las tecnologías… Todo es parte de un proyecto divino. Teniendo en perspectiva una finalidad de la historia orientada a Dios, creo que hay mucho que hacer.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación