Cristianos y musulmanes piden a Europa no prohibir los símbolos religiosos

Ser ciudadano y creyente no es contradictorio, advierten

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MALINAS, jueves 23 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- “Como cristianos y musulmanes afirmamos que somos ciudadanos ‘y’ creyentes, no ciudadanos ‘o’ creyentes. Estamos llamados a trabajar mano a mano de forma adecuada con los Estados a los que pertenecemos sin subordinarnos a ellos”.

Así lo afirma el documento final del encuentro entre cristianos y musulmanes, con el lema “Ser ciudadano de Europa y persona de fe”, que se ha celebrado hasta hoy en Malinas (Bélgica), organizado por el Comité para las Relaciones con los Musulmanes en Europa de las Conferencias de Obispos Europeos (CCEE), y el Consejo de las Iglesias Europeas (KEK).

Europa, afirma el comunicado, “está sometida a un proceso de profunda transformación, y está emergiendo una sociedad plural, interétnica, intercultural e interreligiosa”.

En algunos Estados, lamenta, “se detecta un proceso que está llevando a una relegación progresiva de la religión a la esfera privada”, incluso llegando a la “marginalización del espacio público”, llegando a la “erradicación de todo tipo de manifestación pública de la fe”.

Ante esto, el comunicado afirma la importancia del “principio de integración”, que “nunca debería implicar la renuncia a nuestras identidades religiosas”, como “mostrar símbolos religiosos en lugares públicos o “neutralizando las festividades religiosas pretextando que podrían herir las sensibilidades de otros creyentes”.

Por otro lado, se afirma la importancia del derecho a la “libertad de conciencia, a cambiar o abandonar la propia religión, a mostrar y defender en público las propias convicciones religiosas sin ser ridiculizado o intimidado por prejuicios o estereotipos”.

Otro de los puntos del comunicado se refiere al clima de entendimiento deseable entre ambas comunidades, y se insiste en el diálogo, que consiste “más en escuchar que en hablar”, en “aprender a curar las heridas de las divisiones causadas por conflictos pasados”, para ser “embajadores de reconciliación”.

Para ello es necesario “conocerse mutuamente”, para lo cual los participantes en el encuentro proponen permitir la entrada de iglesias y mezquitas “a visitantes de otras comunidades”, así como “encuentros escolares y académicos” que favorezcan el conocimiento mutuo.

Además, proponen la condena de “cualquier uso de la violencia en nombre de la religión”, así como “formas hostiles y militantes de secularismo que crean discriminación entre los ciudadanos y no dejan espacio a las creencias y prácticas religiosas”.

También es importante, afirma el comunicado, encontrar espacios de entendimiento en cuanto a “relación de la persona con Dios, el papel de la familia, la dignidad humana, la justicia social y el cuidado del medio ambiente”

“Nuestro deseo para las generaciones futuras es que vivan en armonía y paz con sus diferencias religiosas, y que trabajen para el progreso de la sociedad. El diálogo interreligioso tiene que empezar a ser el clima donde los niños y jóvenes acepten al otro y sus diferencias”.

[Por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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