¿Cuál será el nexo del mundo con Roma para conocer la última hora del Papa?

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 1 abril 2005 (ZENIT.org).- Cuando hacia las 8.30 horas de este viernes el cardenal Camillo Ruini, Vicario del Papa para la diócesis de Roma, acudió al Palacio Apostólico en el Vaticano, se desataron las especulaciones entre algunos medios de comunicación, conscientes del muy grave estado de salud de Juan Pablo II.

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Y es que el purpurado será quién dé el primer anuncio al pueblo romano, cuando ocurra, del fallecimiento del Santo Padre con una notificación especial –en la que se prescriben los sufragios que se deberán celebrar en las iglesias–. Será este el punto y el momento de difusión de la noticia.

En cualquier caso, al salir de visitar al Papa, el cardenal Ruini reconoció que lo había encontrado «profundamente sereno y lúcido».

«He orado con él sólo por un instante que me ha conmovido profundamente. El Papa está totalmente abandonado a la voluntad de Dios», declaró.

La Constitución Apostólica «Universi Dominici Gregis» (UDG) de Juan Pablo II, promulgada el 22 de febrero de 1996 –que contiene las normas sobre la vacante de la Sede Apostólica y la elección del Romano Pontífice–, establece la forma en que habrá de comunicarse el fallecimiento del Romano Pontífice.

Ante todo, deberá comprobarse oficialmente su muerte, una tarea que corresponde al Cardenal Camarlengo –naturalmente podría requerir para ello la asistencia del personal médico–, para lo cual será introducido en los apartamentos del Papa por el Prefecto de la Casa Pontificia –el arzobispo James Michael Harvey–.

El cardenal Eduardo Martínez Somalo, de origen español, es actualmente el cardenal Camarlengo de la Santa Iglesia Romana.

A continuación, desde el punto de vista «informativo», la Constitución Apostólica establece que el Camarlengo comunique «la muerte al Cardenal Vicario para la Urbe [el cardenal Ruini], el cual dará noticia al pueblo romano con una notificación especial; igualmente al Cardenal Arcipreste de la Basílica Vaticana» –el cardenal Francesco Marchisano– (Cf. UDG n. 17).

Por su parte, el Decano del Colegio cardenalicio, el cardenal Joseph Ratzinger, «apenas haya sido informado por el Cardenal Camarlengo o por el Prefecto de la Casa Pontificia de la muerte del Pontífice tiene la obligación de dar la noticia a todos los Cardenales, convocándolos para las Congregaciones del Colegio» (UDG n. 19).

El texto normativo precisa igualmente que el Decano del Colegio cardenalicio «comunicará la muerte del Pontífice al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede y a los Jefes de Estado de las respectivas Naciones».

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ZENIT Staff

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