Cuba: Los obispos invitan a los sacerdotes a poner bases sólidas en su identidad

LA HABANA, miércoles, 2 mayo 2007 (ZENIT.org).- El 29 abril, domingo del Buen Pastor, los obispos cubanos enviaron un mensaje a los presbíteros que trabajan en la isla, y en él afirman que en un entorno «con frecuencia moralmente empobrecido donde los sacerdotes ejercen su ministerio», es necesario «esclarecer criterios, educar la voluntad y poner bases sólidas en la identidad sacerdotal con las debidas motivaciones evangélicas».

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Al inicio de su mensaje, los obispos recuerdan que el nuevo Plan Pastoral de la Iglesia en Cuba pide una mayor atención en la vida espiritual, y por ello quieren con sus palabras «animar la deseada renovación espiritual de los sacerdotes».

El texto de seis páginas está dividido en tres partes.

En la primera, bajo el título de «Espiritualidad cimentada en la sacramentalidad del sacerdocio», tras afirmar que por la «especial participación del sacerdocio de Cristo» los sacerdotes son «creados de nuevo y constituidos con una identidad definida y exaltante», los pastores cubanos recuerdan a los presbíteros la invitación a ser «modelos de la grey», al tiempo que reconocen las «condiciones adversas» en que realizan su ministerio.

«Por todos es conocida –dice el mensaje– la entrega abnegada y fiel de numerosos sacerdotes que realizan… en condiciones muy adversas, su ministerio pastoral, sobreponiéndose al cansancio físico y psicológico impuesto por las carencias materiales y dificultades de otro orden», o por los «problemas espirituales y morales que los fieles les confían».

No obstante, recuerdan como «parte esencial» de la opción sacerdotal estar «cercanos al pueblo y sus dolores».

Por otro lado, señalan que «los sacerdotes no deben olvidar que la oración es también un momento privilegiado y misteriosamente eficaz de evangelización», y reafirman que el cultivo de la vocación a la santidad, la práctica frecuente de la confesión y mantener una adecuada dirección espiritual, son necesidades de la vida sacerdotal.

La segunda parte del texto trata sobre «El ministerio sacerdotal en el contexto de nuestra realidad eclesial y social».

Tras reflexionar en la realidad cultural en que desarrollan su vocación los consagrados, los obispos reconocen «la variedad e intensidad de los retos» que «en profundidad afectan a nuestra época y a nuestra sociedad», y denuncian que la «erotización creciente…, la desenfrenada pérdida del pudor, junto con la engañosa subjetividad… está conduciendo a las personas y a la sociedad a una peligrosa confusión y desorientación que conlleva la pérdida de certezas y de sentido con respecto al sexo, la familia y el amor».

«A pesar de esto –continúan– vemos que también en este ambiente surgen las vocaciones al sacerdocio».

Tras recordar que la consagración Jesucristo y la «pasión por la evangelización» se expresa también en el celibato y la castidad, aconsejan que «mucho ayudará a la fidelidad sacerdotal cultivar un estilo de vida que tiene en cuenta el lenguaje, los gestos, el vestuario y el comportamiento» pues «todo debe evidenciar la identidad sacerdotal y la capacidad serena y responsable de estar en el mundo sin ser del mundo».

Por último, bajo el título Pastores al estilo de Jesús, los obispos cubanos exhortan a vivir lo que llaman «la entusiasmante ilusión que entrañan nuestra consagración» junto con la «probada abnegación» de quien desarrolla el sacerdocio en Cuba. «Que el cansancio de la hora presente no les impida la felicidad de ser ‘otros Cristos’ para nuestros hermanos. No ahorren esfuerzos por prolongar la presencia y la acción de Cristo como El quiere que lo hagamos».

Al dirigirse de modo especial a quienes recibieron la ordenación sacerdotal en tiempos recientes, los obispos afirman que «el don de perseverancia» exige de cada sacerdote «una fidelidad absoluta que pueda honrar su alianza incondicional con Dios en Jesucristo…, y que no defraude jamás la confianza y la esperanza depositada por nuestros fieles a favor nuestro».

Por último, los pastores cubanos expresan su «profundo afecto y gratitud» a los sacerdotes extranjeros, quienes «dejando su patria, su familia y sus iglesias locales, han venido a colaborar con nosotros en la obra evangelizadora… Unimos nuestros esfuerzos a los de los fieles de las comunidades a las que ustedes sirven y que con cariño les aprecian y agradecen».

Actualmente, en este país de más de once millones de habitantes, trabajan cerca de 370 sacerdotes, de ellos 204 diocesanos y el resto de diferentes congregaciones religiosas masculinas, casi el 50 por ciento del total son extranjeros.

El mensaje episcopal íntegro puede leerse en http://www.palabranueva.net.

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ZENIT Staff

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