Cumbre de la Infancia: El primer derecho del niño es su vida

La Santa Sede participar en la Conferencia de la ONU

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NUEVA YORK, 8 mayo 2002 (ZENIT.org).- Un representante de la Santa Sede ha intervenido en la víspera de la Sesión Especial en Favor de la Infancia para recordar que la defensa de los niños no puede ser algo arbitrario, sino que ha de comenzar desde el instante de su concepción.

Las declaraciones del cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, tuvieron lugar en el marco de la reunión de líderes religiosos, celebrada este martes como parte de la misma Sesión Especial convocada por las Naciones Unidas.

Desde este miércoles hasta el 10 de mayo tiene lugar en la sede de la ONU en Nueva York la cumbre sobre la infancia que reúne a más de 60 jefes de Estado y de Gobierno, 200 parlamentarios de 77 países, dos mil delegados de organizaciones no gubernamentales, más de 350 delegados infantiles de 132 países, dirigentes empresariales y otras personalidades.

Posición de la Santa Sede
El cardenal Trujillo recordó en un comunicado distribuido en el encuentro preparatorio de líderes religiosos que la Declaración de los Derechos de los Niños reconoce que «el niño, por su inmadurez física y mental, necesita especial salvaguardia y cuidado, incluyendo una apropiada protección legal, tanto antes como después del nacimiento» (Preámbulo) y «cada niño tiene el derecho inherente a la vida» (Articulo 6).

«A pesar de ello –afirmó el cardenal colombiano–, muchas delegaciones y gobiernos rehúsan reconocer, tanto este hecho y derecho a la vida, como la verdad de que la vida se inicia realmente en el momento de la concepción».

Añadió, además, que la Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma que «la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado».

«Parece, sin embargo, que en casi todos los debates en los que se discute sobre el papel de la familia esta verdad básica y reconocida, tenga que ser tergiversada y muchas delegaciones intenten cambiar la interpretación del carácter y del papel de la familia en la sociedad y en la vida del niño», añadió.

Tras recordar el derecho a la educación de todo niño, reconoció que «vemos que sigue abierta la brecha entre ricos y pobres y entre los porcentajes de chicos y chicas que acceden a la escuela y terminan un curso».

El representante papal hizo hincapié por último en el derecho de los niños a la salud y a la vivienda.

Polémico documento final
Como preparación a la cumbre, se inauguró también el 5 de mayo el Foro de la Infancia, coordinado por Unicef. Unos 350 niños de todo el mundo participaron hasta este martes en este evento con el objetivo de hacer recomendaciones a la Asamblea General sobre el proyecto de Documento Final de la Sesión Especial, titulado «Un mundo apropiado para los niños».

El documento todavía sigue en discusión. Los temas más polémicos son los que se refieren a los recursos que cada país y la ayuda internacional debe destinar a la infancia, la posible inclusión del término de salud sexual y reproductiva, así como la definición de familia, y el trabajo infantil.

Kofi Annan, secretario general de las Naciones Unidas, ha constatado que no se han respetado los compromisos de la Cumbre Mundial de la Infancia de 1990 sobre los recursos que deberían invertirse para reducir la mortalidad infantil, asegurar el acceso a la educación y proteger a los niños frente a los abusos dentro y fuera de las zonas de guerra.

Ayudas a la infancia
Los países en vías de desarrollo se comprometieron hace diez años a invertir el 20 por ciento de su presupuesto en el bienestar social, que tiene por primeros beneficiarios los niños, pero en la actualidad están gastando sólo entre el 12 y el 14 por ciento, según los datos de la ONU.

Asimismo, en la cumbre mundial sobre la infancia de 1990, las naciones ricas habían decidido dedicar el 0,7 por ciento del Producto Interior Bruto para ayudas al desarrollo. Estas ayudas, sin embargo, fueron menguando hasta nuevos mínimos en la década pasada. En este sentido, la cumbre de Monterrey de marzo pasado imprimió un cambio positivo de tendencia.

A pesar de la falta del cumplimiento de los compromisos, UNICEF ha revelado que hay más niños escolarizados que nunca, que la polio casi ha sido erradicada, y que al año mueren tres millones de niños menos que en 1990.

Sin embargo, hay otras estadísticas preocupantes. De los mil millones de niños, unos 150 millones están mal nutridos; cerca de 11 millones mueren antes de cumplir cinco años; más de 120 millones no van al colegio; cerca de 11 millones mueren al año por enfermedades perfectamente curables, y unos 300.000 están luchando en diferentes guerras.

Salud sexual y reproductiva
Respecto a la salud sexual y reproductiva, varias delegaciones (incluida la Santa Sede) se oponen a que el texto incluya términos o referencias a la planificación familiar entendida como promoción del aborto, la esterilización o anticonceptivos.

Por lo que se refiere a la educación sexual varias delegaciones denuncian el peligro de que el documento final no especifique el derecho a tener en cuenta el parecer de los padres en la educación de los adolescentes.

En cuanto a la definición de la familia, varios países, como el Grupo Río y la Unión Europea, buscan introducir en el texto la frase «existen varias formas de familia» para permitir la interpretación de uniones de hecho y de homosexuales, mientras que otros países, incluidos Estados Unidos y la Santa Sede, buscan proteger la identidad de la familia como unidad formada por el matrimonio de un hombre y una mujer con sus hijos.

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ZENIT Staff

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