Cumbre en el Vaticano: Derechos humanos, solución y antídoto a la crisis económica

Conclusiones de la sesión plenaria de la Academia Pontificia para las Ciencias Sociales

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 6 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- El respeto y la promoción de los derechos humanos, así como la auténtica democracia, tienen un impacto positivo en la economía, de manera que ante la crisis económica exige respuestas con «el mayor consenso» posible, consideran expertos en ciencias sociales de todo el mundo.

Han sido reunidos del 1 al 5 de mayo con motivo de la sesión plenaria de la Academia Pontificia para las Ciencias Sociales, celebrada en Roma, en la que se han afrontado argumentos como el de la deuda externa, la crisis financiera y la globalización de la solidaridad.

Esta academia, cuya presidente es Mary Ann Glendon, hasta hace poco embajadora de Estados Unidos ante la Santa Sede, creada por Juan Pablo II, tiene por objetivo «promover el estudio y el progreso de las ciencias sociales, económicas, políticas y jurídicas a la luz de la doctrina social de la Iglesia». Sus académicos proceden de todo el mundo, sin distinción de confesión religiosa.

Así lo dio a conocer este miércoles Ombretta Fumagalli, profesora de Derecho Canónico de la Universidad de Milán, durante una rueda de prensa que se realizo este miércoles en la Santa Sede, en la que participaron, además Glendon, y Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de este organismo, fueron presentadas las conclusiones de este encuentro.

«Los derechos humanos no tienen su fundamento ni en la voluntad del hombre ni en sus deseos, sino en la antropología del orden natural», asegura la conclusión en el primer punto.

El segundo punto de la conclusión fue el diálogo entre las religiones y la ciencia, el cual «ayuda en el compromiso común a favor de la justicia y de la paz, y muestra cómo todas las confesiones religiosas pueden aspirar al bien del hombre». Según el documento, «orden natural y ciencia no pueden estar en contraste». 

Los miembros de la Academia pusieron como ejemplo en este punto el derecho a la vida: «El que el embrión sea vida humana personal no es sólo una afirmación de la Iglesia católica, es también fruto de la mejor investigación científica actual».

En cuanto al tema del desarrollo económico, la Academia para la Vida concluyó que «un sistema democrático de gobierno y el respeto de los derechos humanos incide positivamente en el desarrollo económico de un país».

Por este motivo, aseguraron que es importante preguntarse si ocurre lo mismo al contrario: «si el desarrollo económico de un país lleva siempre consigo más democracia y más derechos humanos».

El documento señala también cómo en muchos países la libertad religiosa continúa siendo violada, y subraya el caso de China, donde a principios de abril un obispo fue arrestado. La nota constata, además, que continúan las discriminaciones en otros países, especialmente en aquellos de minoría cristiana. Asegura que este hecho se debe a «la desconexión de los derechos humanos con el orden natural».

Denuncia el texto también la falta de efectividad del Estado para evitar estos hechos. Cuando un estado no actúa con eficacia para brindar derechos fundamentales, como el de la alimentación, está implícitamente negando este derecho.

En cuanto al tema de la crisis económica, el documento concluye: se debe encontrar «una respuesta global que debe encontrar el mayor consenso» y ser ampliamente compartida. En este sentido, «hay que encontrar los medios para garantizar una justa representación de las razones de los países menos desarrollados».

El documento dice, además, que respetar «el derecho natural y promover la solidaridad y la subsidiariedad con las religiones y las poblaciones más pobres para eliminar las desigualdades sociales es un compromiso para todos», tanto para el sector publico como para el privado.

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ZENIT Staff

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