De cómo San Nicolás se convirtió en Papá Noel

Jeremy Seal relata la mutación histórica del viejito lleno de regalos

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BATH (Inglaterra), viernes, 23 diciembre 2005 (ZENIT.org).- La figura moderna de Papá Noel es un pálido reflejo de la persona que la inspiró: San Nicolás, obispo de Mira, antigua ciudad de la costa meridional de la actual Turquía.

¿Cómo se produjo la transformación de un santo caritativo en icono del consumismo navideño?

El escritor Jeremy Seal emprendió una investigación internacional para dar respuesta a esta pregunta, y ha comunicado sus conclusiones en el libro «Nicholas: The Epic Journey from Saint to Santa Claus» («Nicolás: el viaje épico de santo a Santa Claus»), Ed. Bloomsbury.

En una entrevista concedida a Zenit, Seal relata que encontró signos del culto a Papá Noel (Santa Claus) en todo el mundo y revela los motivos que, según él, explican por qué San Nicolás, con su carisma de caridad, persiste todavía hoy, a pesar de la comercialización de las fiestas de Navidad.

–¿Qué le ha llevado a escribir este libro y hasta dónde ha llegado su investigación?

–Jeremy Seal: Mis dos hijas suscitaron en mí el interés por el argumento, pues cuando empecé la investigación, tenían seis y dos años. Ellas me recordaron la importancia, para los niños, de la figura de Papá Noel.

La historia de San Nicolás, luego, suscitó mi curiosidad, también por su aspecto épico. Soy un escritor viajero, y el hecho de que su evolución póstuma le haya llevado a realizar un viaje excepcional, partiendo de Turquía para llegar a Europa, a Manhattan, hasta el Polo Norte, ha sido para mí un fuerte estímulo.

Por eso, he viajado a todos los lugares asociados a la vida de San Nicolás.

Empecé en Turquía, en Mira, donde se alza una basílica a él dedicada. He seguido su culto hacia occidente, en Bari (sur de Italia), y hacia el norte, en Venecia, luego en Ámsterdam y otros muchos lugares de Europa. Luego llegué a Manhattan y posteriormente a Laponia, al norte de Finlandia, y a Suecia, junto a mis hijas, justo la Navidad pasada.

–¿Quién era san Nicolás de Mira?

–Jeremy Seal: Se sabe muy poco de él. Era obispo de Mira y vivió en el siglo IV, en una ciudad de la Turquía meridional, hoy conocida como Demre. No se encuentra allí actualmente ninguna referencia a su vida, a excepción de una referencia en un manuscrito del siglo VI.

Tenemos entonces que basarnos casi exclusivamente en elementos póstumos referentes a san Nicolás. Pero, dada la gran difusión de su culto, es lícito deducir que hubo algo excepcional en su vida. No sabemos mucho de él pero intuimos que fue una persona especial.

Nicolás parece ser una persona sensible que se hizo famoso por dedicarse a la ayuda material y concreta. Este aspecto se ha mantenido firme en el curso de los siglos, porque la ayuda material es algo de lo que todos tienen necesidad, y que todos saben apreciar,

–¿Cuáles fueron sus rasgos especiales?

–Jeremy Seal: Existe una serie de historias, también porque fue especialmente longevo. En la época en que vivió, la mayor parte de los santos cristianos eran mártires, pero sobre Nicolás se contaron muchas historias porque vivió una vida larga, y murió en la cama.

Los relatos son muchos pero la mayor parte de ellos coinciden en su dedicación a ayudar a los demás.

Un infinito número de historias cuenta que salvó a algunos marineros, en medio de una tempestad ante la costa de Mira. Otra vez, convenció a un capitán para que llevara en su nave una carga de trigo a Mira, donde la gente estaba muriendo de hambre, y su bodega se volvió a llenar de trigo.

Algunos militares, condenados injustamente, tuvieron una visión de Nicolás que les confortaba y les liberaba.

Cuando el culto de Nicolás llegó a Rusia, en el siglo XI, nació toda una nueva serie de historias. Los rusos lo llamaron en su lengua «el que ayuda». En Rusia, su ayuda asume formas diversas: ayuda a los pastores a proteger el rebaño de los lobos, protege las casas del fuego, etc.

–¿Qué obstáculos encontró el culto a san Nicolás a lo largo de los siglos?

–Jeremy Seal: Hay en especial dos elementos: sobre todo, a partir del siglo VIII, su tierra de origen, el sur de Turquía, estaba cada vez más amenazada por los musulmanes, que no tenían mucho interés en su figura.

Las reliquias de san Nicolás fueron sacadas de Turquía en 1087, y llevadas a Bari, permitiendo la difusión de su culto en el continente europeo. Fue un traslado de lo más oportuno, porque habría quedado marginado en un futuro país islámico. De este modo, su culto pudo mantenerse, teniendo por eje la basílica en la que se conservan sus restos.

En segundo lugar, está la Reforma, que se difundió en la Europa septentrional, en los siglos XVI y XVII, que redujo mucho el significado de los santos. Creo que este obstáculo fue superado precisamente porque se había convertido en una figura que iba más allá de la Iglesia, se había convertido en parte integrante de cada familia.

Desde el siglo XIV, cada 6 de diciembre, Nicolás llegaba trayendo regalos a los niños del Norte de Europa, pasando a través de la chimenea. Era una figura muy popular y muy amada, y esto parece haberle dado la fuerza de resistir durante un periodo en el que las imágenes y las estatuas de los santos eran derribadas, quemadas y destruidas.

–¿Cómo evolucionó la figura actual de Papá Noel?

–Jeremy Seal: El amor a Nicolás mantuvo vivo su culto hasa finales del siglo XVIII, cuando en Manhattan se dio una revisión de su imagen.

El nombre «Santa Claus» (Papá Noel) deriva de la pronunciación estadounidense de la palabra holandesa «Sinterklaas». San Nicolás y Papá Noel son por tanto la misma persona, aunque muchos no lo sepan. Por otra parte, son representados en modo diverso porque los representan en lugares y tiempos diversos, propios de su evolución póstuma.

No sabemos cuándo llegó su culto a Nueva Ámsterdam, hoy Manhattan. Pero es probable que haya sido llevado allí por las primeras comunidades que se asentaron, y que haya quedado como una vaga memoria en Norteamérica, latente hasta finales del siglo XVIII.

Luego, la tradición de los regalos que hasta entonces era una celebración local, en la que se intercambiaban objetos hechos en casa, estalló en algo mucho más grande. Se iniciaba la producción en masa, se difundió el comercio, llegaron los juguetes del Norte de Europa, y todo se podía comprar: libros, instrumentos musicales, tejidos, etc.

Por consiguiente, el uso de los regalos se transformó en algo totalmente diferente, y esto hizo nacer la exigencia de encontrar al espíritu de la entrega de regalos. San Nicolás era quien, en las tradiciones holandesa e inglesa del viejo mundo, representaba al que daba regalos; y no era necesario inventarse muchas cosas para recordarlo.

La gente, a finales del siglo XVIII, popularizó la imagen de Santa Claus, aunque no inmediatamente con fines comerciales, y su nombre se transformó gradualmente hasta convertirse en Santa Claus.

En los años veinte, del siglo XX, empezó a adquirir sus características actuales: los renos, el trineo, las campanillas. Elementos que son sencillamente característicos del mundo en el que emergió: en aquella época, los trineos eran el medio principal de transporte, en invierno, en Manhattan.

La poesía «A Visit from St. Nicholas» (Una visita de San Nicolás), conocida también como «Twas the Night Before Christmas» (Era la Víspera de Navidad), de 1822, lo describe con todos los detalles. Entonces fumaba en pipa, pero por lo demás era ya muy similar a la figura que conocemos hoy.

Mientras estas características tomaban forman, fue asociado cada vez más al ámbito comercial. Una instrumentalización comprensible, pero después de todo una desviación de su significado original. En la Edad Media, era símbolo e icono de la caridad. No
me parece que pueda ser definido del mismo modo hoy. Actualmente parece más una extraña mezcla de caridad y de consumismo que lo invade todo.

–En su opinión, ¿qué deberían contar los padres cristianos a sus hijos sobre Papá Noel?

–Jeremy Seal: Lo que he querido hacer al remontarme a los orígenes de Papá Noel, es recordarme a mí mismo que existe un válido motivo moral para hacer regalos. La idea de San Nicolás era la de ayudar a quienes pasaban dificultades.

Esta es la enseñanza que podemos sacar. Hacer regalos sólo por el gusto de hacerlos a personas queridas que tienen en abundancia, podría no reflejar la esencia de la intención de San Nicolás.

Por lo que se refiere a cómo responder a las preguntas de los niños sobre el significado de este hombre, no sabría qué decirle.

Yo soy un ex anglicano, pero San Nicolás me atrae mucho desde el punto de vista intelectual y moral. Aprecio mucho los importantes valores morales que representa, el sentido de una caridad activa.

San Nicolás puede ser apreciado por cualquiera que tenga un mínimo de sentido moral; ningún sistema de creencias puede estar en desacuerdo con lo que él representa.

El habla a todos porque, mientras que la Teología puede ser bastante compleja, sus historias son sencillas. Creo que es éste el motivo por el que han sido contadas a lo largo de cientos de años y se han transformado en este rito familiar que celebramos todavía hoy con Papá Noel.

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ZENIT Staff

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