De la santidad depende el impulso misionero de América

El cardenal Sepe comenta la intención misionera del Papa

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CIUDAD DEL VATICANO, 28 octubre 2003 (ZENIT.org).- Unir esfuerzos y acoger plenamente la llamada a la santidad son, según el cardenal Crescenzio Sepe, las premisas para que se despliegue eficazmente el enorme potencial misionero de la Iglesia en América.

Así se contiene en el comentario del prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos –difundido en Fides— sobre la intención misionera indicada por Juan Pablo II para el mes de noviembre.

«Por la Iglesia en América, para que el Segundo Congreso Misionero Americano de Guatemala la empuje a una acción evangelizadora más generosa también fuera de las propias fronteras», reza el Papa.

Para el cardenal Sepe, el testimonio del gran número de santos en el continente y en el Caribe muestran que «la premisa indispensable para que las Iglesias particulares en América puedan asumir de forma responsable y solidaria el compromiso por la misión “ad gentes”, está en acoger y vivir plenamente, a nivel personal y comunitario, la llamada a la santidad».

«La santidad, nos recuerda el Santo Padre en la Exhortación postsinodal “Christifideles laici” (Cf. n. 17), es el presupuesto fundamental y una condición insustituible para realizar la misión salvífica de la Iglesia», subraya el purpurado.

Ciertamente la Iglesia en América no es sólo «la esperanza misionera de la Iglesia», sino que es ya «una feliz realidad misionera» y da «numerosos signos de madurez responsable “ad gentes” de un número siempre creciente de Iglesias particulares del continente».

Aún así, justamente por la magnitud de su potencialidad misionera, «es necesario hacer más para que los fieles americanos unan sus esfuerzos para dar un impulso a la primera evangelización y a la fundación de comunidades cristianas entre los pueblos que todavía no conocen a Cristo y que constituyen la mayoría de la humanidad», afirma el cardenal Sepe.

«La Iglesia en América necesita de la oración de todos para que el Segundo Congreso Misionero la empuje a una acción evangelizadora más generosa incluso fuera de las propias fronteras», exhorta.

Ciudad de Guatemala será la sede del 25 al 30 de noviembre de esa gran cita que reunirá a toda la Iglesia desde Alaska a Tierra del Fuego bajo un lema: «Iglesia en América, tu vida es misión».

«La Iglesia en Guatemala –nación que, junto con los otros países centroamericanos, une el norte con el sur del “nuevo mundo”– ha tenido un papel de primer orden en la historia eclesial del continente y continúa teniendo, en la actualidad y en el fututo inmediato, una gran importancia», reconoce el cardenal Sepe.

De allí proceden «centenares de catequistas que, junto con algunos sacerdotes, arriesgaron su vida y finalmente la perdieron por el Evangelio», declaró Juan Pablo II en su segunda visita a Guatemala, en 1996.

La herencia de estos «héroes de la fe», subrayó entonces el Santo Padre, «comporta la urgente labor de la evangelización. Ningún lugar y ninguna persona deben quedar sin conocer el Evangelio».

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ZENIT Staff

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