Debate: Corea del Norte pide a Alemania «vacas locas» para paliar el hambre

Denuncia de la agencia de información de la Santa Sede, Fides

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ROMA, 16 febrero 2001 (ZENIT.org).- Corea del Norte ha pedido al Gobierno de Alemania que le envíe como donación humanitaria las 400 mil cabezas de ganado que debería eliminar como resultado de crisis de las «vacas locas».

La noticia ha sido recogida con amplio espacio por la agencia misionera de la Santa Sede Fides, quien explica que el régimen comunista se ha mostrado dispuesto a correr el riesgo de difundir entre la población la encefalopatía espongiforme bovina (BSE) con el objetivo de afrontar la terrible carestía que flagela al país desde 1994.

Fuentes de Fides han confirmado que la petición ha sido presentada por Pyongyang a la agencia humanitaria alemana Cap Anamur, para que la haga llegar oficialmente al Ministerio de Agricultura y Bosques de Berlín.

Según Manfred Haertl, presidente de la Federación de Carniceros alemanes, en Alemania al menos 200.000 cabezas de ganado que han superado el test BSE están destinadas a ser sacrificadas e incineradas a causa de la caída del consumo de carne bovina (80% menos, respecto al consumo medio nacional). Tirar carne buena porque no hay demanda en Alemania, explica Fides citando a algunos misioneros, es «un insulto a la Providencia».

Según ha explicado a la agencia vaticana Käthi Zellweger, directora de proyectos de Caritas Hong Kong, agencia de la Iglesia católica que trabaja en Corea del Norte desde 1994, «no nos encontramos ante una idea publicitaria: es la demostración de la gravedad del problema del hambre en Corea del Norte. La alimentación de la población es realmente desequilibrada, especialmente entre los niños hay una grave carencia de proteínas. Eliminar miles de cabezas de ganado, cuando la gente se muere de hambre, es un pecado: es necesario hacer controles detallados y utilizar los animales que no están infectados. Este llamamiento es un signo de la desesperación de Corea del Norte».

Duncan Mac Laren, secretario general de Caritas Internationalis, quien realizó una misión humanitaria a Corea del Norte en noviembre de 2000, opina: «Tengo mis dudas sobre la legitimidad de esta operación. No queremos envenenar a nuestros amigos norcoreanos. Creo que existen métodos mejores y menos peligrosos para ayudarlos».

En nombre de Ayuda a la Iglesia Necesitada, asociación con sede en Alemania, su presidente internacional Hans Peter Röthlin declara a Fides: «Corea del Norte sufre de hambre en estos momentos. Para nosotros, bien alimentados, es fácil hacer la lista de los motivos por los que la carne no debe ser enviada». Sin embargo, Röthlin se muestra partidario de enviar a Corea del Norte sólo carne garantizada, que haya superado el test BSE. «Hay millones de alemanes que siguen comiendo esta carne –concluye–, por eso somos partidarios a enviar la carne disponible a la población norcoreana».

Fides, que cita fuentes del Programa Alimentario Mundial (PAM) explica que, aunque haya excedentes de carne segura en Alemania, la petición podría quedar desatendida, pues «el gobierno del país que recibe la ayuda debe asumirse la responsabilidad de aceptar la mercancía. Además, la operación debe tener una cobertura financiera total».

Fides explica también que en medio de la crisis, el gobierno de Corea del Norte está negociando con Taiwán el transporte de deshechos nucleares a Pyongyang, a pesar de las objeciones presentadas por Pekín y Seúl. Taipei tiene que deshacerse de 200.000 barriles de escorias radioactivas que Pyongyang podría aceptar a cambio de 220 millones de dólares por la operación.

Las escorias se almacenarán en las minas abandonadas de la provincia de Hwanghae del Norte, cercanas a la capital de Corea del Norte y a menos de 100 kilómetros de Seúl.

Cáritas es una de las pocas organizaciones internacionales que en estos momentos está trabajando en Corea del Norte para paliar la dramática situación humanitaria. Tanto Juan Pablo II como la Iglesia en Corea del Sur han hecho llamamientos en numerosas ocasiones a favor de los hermanos del norte.

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ZENIT Staff

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